Algeciras CF

Algeciras: el comienzo de algo grande

  • Club y afición sientan las bases para construir un nuevo proyecto ganador

  • Lo vivido en Almendralejo refleja el potencial de una entidad que afrontará el reto de la Primera RFEF

Una de las gradas del Francisco de la Hera, repleta de aficionados del Algeciras.

Una de las gradas del Francisco de la Hera, repleta de aficionados del Algeciras. / Erasmo Fenoy

El final del camino de esta temporada inolvidable es el comienzo de algo grande para el Algeciras CF. El equipo de Salva Ballesta se quedó a las puertas del sueño del ascenso a Segunda, sin embargo el club y su afición han sentado las bases para construir un nuevo proyecto ganador. La Primera RFEF, la división de bronce que se estrenará en la campaña 2021/22, debe ser el punto de continuación del efecto Almendralejo.

Lo vivido por el algecirismo en Extremadura marca un antes y un después, una comunión que no se veía desde hacía años, décadas seguramente, con un desplazamiento tan masivo de seguidores a casi 500 kilómetros de casa. Con ese respaldo social y con la experiencia del grupo de trabajo que encabeza Félix Sancho, el Algeciras está llamado a seguir creciendo, a seguir dando pasos adelante, a, por qué no, volver a soñar con las cotas más altas.

Lo de Almendralejo el pasado sábado desbordó todas las previsiones. Tanto es así que hasta acabó por endulzar en cierta manera lo amargo de una derrota más que digna. El ascenso se escapó de entre los dedos ante un equipazo como la Real Sociedad B, pero el algecirismo se marchó de vuelta a casa ensimismado con la grandeza de una hinchada que tuvo un comportamiento de primera categoría.

¿Y ahora qué? Ahora es el momento de que el club ponga en marcha el plan 21/22 y aproveche la inercia y la ilusión que se expande entre un algecirismo que ha sumado muchos adeptos de todas las edades, pero, lo más importante, con muchos jóvenes, con niños que derramaron sus primeras lágrimas rojiblancas en el Francisco de la Hera.

Haría bien la entidad, que merece tomarse un respiro, en no postergar demasiado la campaña de captación de socios y abonados, con la perspectiva ya de que las restricciones sanitarias por el Covid-19 den más manga ancha para la próxima andadura. Si el plan de vacunación de la Junta de Andalucía sigue su ritmo, en septiembre podría estar muy cerca la inmunidad de rebaño.

El fútbol ni se para ni tiene memoria, aunque los grandes recuerdos sí se cuelgan en las paredes y se guardan en las páginas y en las memorias. Este Algeciras ha conseguido eso, que su gesta quede registrada para siempre.

La primera decisión que la directiva y Sancho tienen por delante es la continuidad de Salva Ballesta, quien expresó su deseo de seguir y también es el elegido por los mandatarios, siempre y cuando el técnico no reciba alguna oferta irrechazable. No habría trabas por una parte ni por la otra si el preparador obtuviese como premio una llamada de superior categoría.

La continuidad de Salva Ballesta, la primera decisión clave

Y tras el entrenador, el Algeciras se tendrá que poner manos a la obra con la reconstrucción de la plantilla, una tarea que liderará Sergio Fernández, el brazo derecho de Félix Sancho en el apartado deportivo. Habrá que despejar también la incógnita con Daniel Alejo, el vicepresidente y director deportivo de la temporada recién finalizada. Alejo está en el punto de mira de varios clubes, aunque el mejor situado es el Recreativo de Huelva si el algecireño decide dar el paso de separar su camino con el club.

Hay mucha tela por cortar ya que el Algeciras va a afrontar una nueva categoría, una división superior a lo que era la antigua Segunda B. Los 40 equipos de la Pro van a dar forma a dos campeonatos de 20 clubes de muchísimo calado que van a obligar a presupuestos mayores, a un esfuerzo extra y un salto en cuanto a la profesionalización en todos los sentidos.

El reto que se le presenta al Algeciras es tan grande como bonito, pero el futuro de la entidad, en proceso de conversión en SAD, invita a la esperanza, a una ilusión que se multiplica con la implicación de una afición que quiere más días como los de Almendralejo.

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