El 19 de junio es una fecha señalada en el calendario de los balonos. Hoy también se cumplen años, 69 en concreto, del único desembarco de los albinegros a Segunda división, el que se produjo el 19 de junio de 1949 al derrotar 2-0 al Real Mallorca y proclamarse campeón de su grupo en la fase de ascenso. El presidente de la entidad era el añorado Antonio Belizón -al día de hoy el único que ha conseguido llevar a la centenaria Balona a la categoría de plata- y el entrenador elegido para aquel proyecto fue el valenciano José María Cabo.

Dos linenses que tuvieron el privilegio de competir en Primera división, Juan Vázquez y Juan Ayala, lideraban aquel proyecto, que se hizo fuerte en el inolvidable San Bernardo, ya que en casa los albinegros solo concedieron un empate en toda la temporada.

A domicilio los números fueron bastante más discretos. Tres victorias y tres empates fue el balance de los desplazamientos durante todo el curso, lo que impidió que la Balompédica alcanzase las dos plazas de ascenso directo, que fueron a parar a manos del Atlético Tetuán y del Córdoba, a pesar del abultadísimo triunfo con el que los de La Línea cerraron la pretemporada (11-1 sobre el Larache).

La Balona comenzó la fase de ascenso como un tiro, con dos partidos en casa que se culminaron con sendas victorias ante el Cartagena (6-1) y el Badalona (3-2). El reto en esta fase de ascenso era puntuar lejos de casa para terminar arriba. El primer intento, en la tercera jornada, fue fallido (2-0 en Mallorca), pero en la cuarta jornada un empate a dos en Cartagena le dejaba bien situado. En la quinta jornada, los linenses cayeron en Badalona (4-0).

Los catalanes y el Mallorca llegaban con seis puntos a la última jornada, por cinco de los linenses y tres del Cartagena. Los murcianos, ya sin opciones, vencieron al Badalona (4-3), mientras que la Balona completó la gesta venciendo por 2-0 al Mallorca y haciéndose con la primera plaza del grupo. La Federación Española aprobó a final de temporada una ampliación de la Segunda división que terminó dando el ascenso a los cuatro, lo que restó relevancia práctica a aquella gesta una vez conseguida, pero no a la alegría por el logro y el recuerdo que queda en La Línea.