Tributo a un grande

Si usted pregunta a cualquier algecirista con años y memoria por un 'once' ideal del equipo albirrojo podrá titubear en algunas posiciones -son cien años de historia-, pero lo más probable es que a la hora de elegir el extremo izquierdo le suelte sin dudarlo un nombre: Del Cura. Instalado para siempre en el Olimpo del algecirismo como uno de los mejores futbolistas de los que ha disfrutado, el '11' recibirá mañana el homenaje de los que mejor valoran su trayectoria, los otros veteranos del Algeciras.

Será a partir de las diez de la noche en un restaurante de la ciudad en una velada a la que se han apuntado un centenar de comensales y en la que habrá varias sorpresas. Otro miembro de la Asociación de Veteranos, Aurelio Narváez, recibirá también la insignia de oro.

Juan Gómez Del Cura nació en Madrid el 26 de abril de 1953, pero muy pequeño se trasladó a vivir con su familia a Algeciras, donde se formó como futbolista hasta terminar en el primer equipo de la ciudad. Muy joven, en la temporada 1973-74, participó de uno de los momentos más recordados de la historia del club, un episodio que le convirtió para siempre en un ídolo del algecirismo: el ascenso de Barbastro. El conjunto albirrojo había caído por entonces a Regional. Tocaba una vez más resurgir de las cenizas. Al frente del club estaba Antonio Ruiz Simón, un presidente extraño, por cuanto no es habitual que en los que ostentan ese cargo se reúnan a la vez dos virtudes: capacidad de gestión y conocimientos futbolísticos. Ruiz Simón eligió para el banquillo a un mito del Algeciras, Andrés Mateo, cuyo gusto por el juego toque, ofensivo y vertical encajaba con la grada. El exsevillista se rodeó de jugadores que permanecen en el imaginario colectivo albirrojo: Manolo Cruz, Turri, Juan de Dios, Quindejo, Rafael Platero... pero sobre todo dos nombres: Ángel Sáez y Del Cura. Nadie como éste entendió el genio de aquel. A fuerza de goleadas, el Algeciras se proclamó campeón de Regional de Andalucía Occidental. En la promoción de ascenso fue eliminado por el Recreativo Granada, un bloque en alza que crecía a la sombra del primer equipo de la ciudad, afincado en Primera división. Los algeciristas quedaron abocados a una repesca ante el Barbastro. En El Mirador ganaron por 3-1. En la localidad aragonesa (a la que el equipo llegó junto a sus aficionados en el primer vuelo charter fletado por el club en su historia) mantuvo el empate a cero. Los héroes de Barbastro lo celebraron en la Feria en medio de una explosión de euforia que pocas veces se ha vivido en la ciudad.

Del Cura se fue al Recreativo de Huelva y de allí fue fichado, en 1975, por el Celta de Vigo, que pasaría a ocupar la otra mitad de su corazón. El equipo vigués por su traspaso 6 millones de pesetas. la primera campaña fue gloriosa. Los celestes ascendieron a Primera (Del Cura marcó 6 goles en 25 partidos) y llegaron a estar 19 jornadas sin conocer la derrota. En el derbi de la segunda vuelta contra el Deportivo de la Coruña en Balaídos, el algecireño se lesionó de gravedad. Es la primera de una larga lista de problemas físicos que le impidieron mantener una trayectoria aún más brillante. Por entonces ya se había fijado en él el Real Madrid, que suspendió su intento de fichaje. A la siguiente vivió el ascenso a Segunda A y en la 1877-78 vuelve a Primera. Ya por entonces estaba muy recuperado de la dolencia. El Celta intentó mantenerse hasta el final, pero bajó y entró en una etapa complicada, deportiva y económicamente, hasta que descendió a Segunda B. En la categoría de bronce, los gallegos se pasearon con el algecireño y volvieron a la categoría de plata, donde estuvieron sólo una temporada, porque de nuevo se auparon a la máxima categoría. Un nuevo descenso a Segunda derivó en la última campaña de Del Cura, que acabaría volviendo a Algeciras. Hasta hace pocos años aún jugaba con los veteranos del Algeciras.