Tokio como círculo virtuoso

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El nuevo responsable de la selección femenina a siete, Eusebio Quevedo, se marca los Juegos Olímpicos de 2020 como meta de un combinado que debutó en Río con diploma

El seleccionador nacional de rugby a siete femenino, Eusebio Quevedo, durante una arenga a sus pupilas.
El seleccionador nacional de rugby a siete femenino, Eusebio Quevedo, durante una arenga a sus pupilas. / Federación Española De Rugby
M. Lasida

Sevilla, 05 de febrero 2017 - 02:24

Fue un particular 2016 para la selección femenina de rugby a siete. Logró el objetivo del ciclo, es decir, la clasificación para los Juegos de Río, y lo hizo después de un triunfo en el Preolímpico en la final ante Rusia. A la séptima plaza (diploma olímpico) le había precedido una novena en las Series Mundiales, la competición anual que disputan las mejores 12 selecciones del mundo. España está en la élite. Y el objetivo del nuevo ciclo es que siga estándolo.

La gestión del entonces seleccionador José Antonio Barrio, ahora con el equipo femenino del XV, ha tenido su peso. Una revista especializada le otorgó recientemente el galardón al mejor técnico del año. A esa altura tiene situado el listón Eusebio Quevedo (Córdoba, 1974), a cargo del combinado nacional a siete en el ciclo olímpico recién iniciado. "Es un honor sucederlo. Trabajamos coordinados, pues compartimos jugadoras en las dos selecciones, la XV y la VII", explica Quevedo.

El bautismo de fuego del nuevo seleccionador, un histórico del rugby sevillano, fueron los desiertos de Dubái. A finales de diciembre el emirato acogió la primera de las seis pruebas de que se componen las Series Mundiales. Ahora se encuentra en Sidney, segunda etapa, con el objetivo de, al menos, "mejorar el décimo de Dubái y mantener el noveno puesto final de años anteriores", esto es, la élite. Las metas son, no obstante, otras. "La prioridad son los métodos, no tanto los resultados", matiza apuntando al final del ciclo: Tokio 2020.

Participar en los Juegos es cuestión capital. No hay patrocinio sin cuota de pantalla. Y no hay deporte sin patrocinio. El camino es largo y del destino, Tokio, depende el buen hacer en competiciones como las Series Mundiales, en cuyas dos primeras convocatorias Quevedo ha introducido savia nueva. "Es un proceso de cambio generacional después de Río. Para asegurar el futuro, el equipo debe ir refrescándose". Y, así, a la base del grupo olímpico van añadiéndose piezas del sub 18 o mundialistas universitarias.

Es posible que Quevedo esté entre quienes mejor las conozca. No hace tanto que estuvo preparando al equipo femenino de la Universidad de Sevilla y, antes de recalar en el siete nacional, entrenó a los escalafones inferiores femeninos en la Federación. Los mimbres son prometedores. Quizá por eso Quevedo cree "probable" cumplir el objetivo olímpico: "La federación está trabajando para que así sea".

En comparación con su etapa de jugador -medio de melé en el Universidad de Sevilla, Ciencias, Mairena, Helvetia, Canoe, Pozuelo y alguna escapada inglesa-, y en su periodo posterior como técnico -Helvetia o selección andaluza-, Quevedo ha experimentado en su entorno un cambio de sexo. Y en el deporte del oval cabe la mención a cuestiones de género. "Son mucho más disciplinadas que los hombres. Y muy trabajadoras. Entrenarlas es gratificante".

Disciplina, trabajo y dedicación son conceptos que se revelan de la conversación con el nuevo seleccionador, ingeniero informático y profesor de Secundaria en excedencia. En la pasión de Quevedo por el rugby, sin embargo, existe un factor de gratitud, de correspondencia. Dijo una vez que él era quien era "gracias al rugby". Y los famosos valores del rugby, que alguna vez aparentan una cosa impostada, inspiran su trabajo. ¿Es un mito eso de los valores? "Es como el kárate, que tiene la filosofía del autocontrol, la bondad y la honestidad, pero depende mucho del entrenador que lo imparta o el club en el que se practique".

Algo semejante a entrenar hará, alguna vez al final de algún ciclo, en el momento en que vuelva a impartir Informática en el instituto. Mientras, siempre con su base en el municipio sevillano de Castilleja de la Cuesta, donde ha arraigado con mujer e hijos, Quevedo pasa tanto tiempo en casa como fuera. La última concentración fue en Valladolid. Y ahora está en Sidney. Pero hasta desde las antípodas no deja de quitarle el ojo al estado del rugby en su tierra.

"La clave es que no se invierte lo suficiente en infraestructuras. Eso pasa factura. La mayoría de los clubes, salvo excepciones, no disponen siquiera de una instalación propia", dice. Más instalaciones comporta más deportistas, mejor juego, mayor afición, patrocinios... Y el resto del círculo virtuoso.

España se sitúa undécima en las Series Mundiales

La selección española femenina de rugby a siete completó la segunda prueba de las Series Mundiales disputada en Sídney en la undécima posición, con un único triunfo (31-17) ante el combinado de Papúa Nueva Guinea. Las pupilas de Eusebio Quevedo cayeron en sus tres compromisos de la fase de grupos ante Inglaterra, Rusia y Estados Unidos y fueron derrotadas por un ajustado 10-7 en el primer partido de la lucha por el noveno puesto. Sólo ante la selección de Papúa Nueva Guinea, que compitió como invitada en la segunda cita de las Series Mundiales, pudieron Las Leonas ganar y acabar undécima. El combinado femenino, que contempla los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020 como su objetivo principal, se sitúa undécimo en la clasificación de las Series Mundiales, a tan sólo un punto de Brasil, que cierra la tabla, según informó la Federación Española de Rugby.

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