Milenka Rojas Rival, una chilena de 17 años a la que en su país llaman la Sirenita, pulverizó ayer el récord femenino del cruce a nado del Estrecho de Gibraltar al cubrir el trayecto entre la Isla de Tarifa y Punta Ahmiar, en Marruecos, en 2 horas y 49 minutos.

Lo logró mientras intentaba la ida y vuelta, pero cuando regresaba, justo en la mitad del Estrecho, la aparición del viento de levante y una corriente a la contra de más de tres kilómetros por hora provocó que los organizadores de la Asociación para el Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar (ACNEG) le aconsejaran que suspendiera la prueba ante la imposibilidad de poder tocar tierra.

La nadadora, la más joven que jamás ha conseguido la proeza, logró un registro que la sitúa cerca del español David Meca, que ostenta el mejor tiempo con neopreno desde el 16 de diciembre de 1999 (2:29), y el griego Georgios Charcharis, que tiene el récord sin traje desde el 24 de agosto de 2009 con 2:16.

Hasta que llegó la Sirenita, el récord femenino sin neopreno lo ostentaba la australiana Penelope Palfrey, que el 3 de junio de 2010, cuando tenía 47 años, nadó de Tarifa a Punta Cires en 3:03. Aunque lo conseguido por Rojas habría que compararlo con el registro obtenido algunos días después, el 21 de junio de 2010, por la norteamericana Mary Louise Stepan Kiernan, que fue hasta Punta Almansa con la protección de un traje en 3:12, la mejor marca hasta ayer con esas condiciones.

Milenka Rojas partió de Tarifa a las 9:14 y a las 12:03 emprendió el regreso. Desistió a las 15:40, incapaz de superar una corriente, pero con la satisfacción del deber cumplido.

La Sirenita es de un pueblecito de la región de la Araucanía que se llama Lican Ray, a la ribera del lago Calafquén, donde hace diez años su padre intentó quitarle la afición por el agua dándole un susto y lo que consiguió es aficionarla más. Tiene dos récords Guinness (mejor tiempo en 27 y 46 km) y es campeona mundial juvenil de travesía, según publica el diario la Tercera. Antes de partir hacia Tarifa le hicieron un homenaje en su colegio, donde le financian un entrenador personal y un preuniversitario, puesto que quiere ser arquitecta.

La zona donde vive es peligrosa. El negocio del padre de Milenka es el único que no ha sido asaltado, porque allí respetan a la niña y a su familia. En el periódico chileno habla la madre de la nadadora: "Es malísimo este sector. Acá no se andan con juegos, un problema se arregla con balazo directo. Es complicado criar a los cabros chicos", orgullosa de que sus tres hijos nunca se hayan vinculado a las drogas o a la delincuencia. Milenka ha visto tiroteos con metralletas en la puerta de su casa. E incluso bromea con ello. "Le dije a mi papá que no necesitamos poner cable en la casa, si basta con abrir la ventana para ver una película de acción en vivo, con balazos y todo", bromea. Para financiar su viaje a España, que comenzó a preparar hace dos años, ha necesitado la ayuda económica de la Municipalidad de Quilicura, Multivac, la Sociedad de Escuelas Católicas y Laboratorios Andrómaco. El padre, Víctor Rojas, se queja del nulo apoyo que ha recibido su hija por parte del Estado. "Si me preguntas si volvería a pasar por esto, te diría que no, porque en este país no se apoya al deportista", dice.

Ahora Milenka se propone cumplir con otras metas, como el cruce del Estrecho de Magallanes y del Canal de la Mancha.