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Poesía sobre el césped

  • Panenka pasó a los anales de la historia del fútbol por la forma en la que lanzó un penalti · Su estilo de golpeo, muy imitado en la actualidad, combina la precisión, la técnica, la elegancia y la sangre fría

20 de Julio de 1976. En el Crvena Zvezda Stadium de Belgrado las selecciones de Alemania Federal y Checoslovaquia disputan la final de la Eurocopa. Todo está preparado para que los teutones, capitaneados por Beckenbauer, refrenden su título europeo conseguido cuatro años antes y el Mundial hace dos. Sin embargo, una Checoslovaquia, que a priori no contaba en los pronósticos, se ha colado en la final después de eliminar a la poderosa Holanda de Cruyff.

El partido ha cumplido el guión habitual. Los checos logran adelantarse con dos tantos pero el rodillo alemán, fiel a su tradición, consigue igualar en el último minuto. Tras una emocionante prórroga sin goles, el título se tiene que resolver desde los once metros. Llega el cuarto lanzamiento germano, con 4-3 para los checos. Patea Höeness y manda el balón a las nubes. Turno para Checoslovaquia. Si marca, es campeona de Europa por vez primera.

Ante el esférico Antonin Panenka, fino centrocampista caracterizado por su buen toque. Bajo los palos, Josef 'Sepp' Maier, legendario guardameta del Bayern Múnich. El Pequeño Maracaná se paraliza. Panenka va a ejecutar. Se retrasa mucho para iniciar la carrera. Parece que va a optar por un lanzamiento potente y colocado. Maier, esperando un obús, trata de anticiparse y comienza la estirada hacia su costado izquierdo. Panenka se aproxima al balón, arma su pierna derecha y se percata de la maniobra que está iniciando el portero. De repente se frena e introduce la puntera de su bota en la parte inferior de la pelota. Tras un ligero toque, el balón comienza a elevarse en parábola y se dirige lentamente hacia el centro de la portería. Maier, caído en el suelo, intenta rectificar su posición y, a medio escorzo contempla, atónito, cómo la pelota pasa delante de sus narices camino de las mallas. Antes de que el esférico supere la meta, Panenka, muy seguro, comienza a levantar los brazos y celebrar la victoria, sabe que va a ser gol. El balón acaba entrando mansamente, casi con desgana, por el centro de la portería alemana, botando justo rebasada la línea. Maier, en estampa grotesca, una mano alzada y su cintura descoyuntada, observa, incrédulo, lo fácil que habría resultado pararla si se hubiese quedado quieto. Ocho años después, y gracias al fútbol, la Primavera volvía a Praga.

Pocas veces un título ha quedado tan marcado por una jugada. Muchos e inolvidables goles se han cosechado en grandes torneos internacionales, pero éste, por su belleza y elegancia, quizás sea uno de los más famosos. Ese penalti 'eterno' cautivó al mundo entero y supuso una revolución en la manera de lanzarlos. Aquel día Panenka no sólo hizo historia para Checoslovaquia, también patentó un novedoso sistema que muchos futbolistas lo han repetido, para sobresalto de los aficionados. Pero él fue su inventor o, al menos, quien primero tuvo el valor de hacerlo en toda una final por decidir. Desde entonces, cada pena máxima ejecutada de esa manera es marca registrada y se conoce como 'penalti al estilo Panenka'.

Convertido hoy en un icono de fútbol, recibió en su día toda clase de calificativos. "Es la obra de un genio o de un loco", sentenció con asombro Pelé. Pero aquello no fue un ataque de enajenación, ni tampoco un momento de inspiración, un súbito golpe de genialidad espontánea que cruzó por la mente del futbolista en el instante de tocar el balón. Panenka ya venía practicando este tipo de lanzamiento. Cuenta que, después de los entrenamientos, solía quedarse con su portero y se jugaban una cerveza o una tableta de chocolate a penaltys. Harto de perder apuestas, "una noche, se me ocurrió que, como los guardametas se van a un lado, a lo mejor sería más fácil amagar y tocar por el centro. Golpear con la punta de la bota la parte inferior de la pelota para elevarla haciendo una vaselina. Y empecé a ganar peso".

Panenka, por tanto, no se arriesgó en una locura improvisada: "Que quede claro que para lanzar un penalty así hay que haberlo ensayado mucho antes". Su acción no fue una temeridad, sino más bien una osadía (que a veces se confunde con la falta de cordura), al ponerlo en práctica en el instante decisivo del partido más importante, "me pareció que era la mejor manera de tirarlo en ese momento y en esa situación". Aunque no todos sus compañeros tenían la misma opinión. Ivo Viktor, el portero (la 'víctima' de aquel no-gol de Pelé desde el centro del campo), le amenazó con retirarle el saludo si se atrevía a lanzar un penalti como lo hacía en los entrenamientos.

La repercusión de ese inesperado gol no sólo reside en su sorprendente forma, sino también en el fondo. Nadie podía imaginarse que optara por semejante resolución en un momento tan crucial. Se enfrentaba a la vigente campeona de Europa y del mundo, y delante tenía al mejor guardameta en esa época. El penalti es un momento de suerte suprema, de tensión psicológica muy grande. Y Panenka demostró cómo hacer frente a la presión en un alarde de técnica, nervios de acero, frialdad y precisión. El riesgo de chutar de esa manera es enorme. Podría haber hecho el mayor de los ridículos si Maier se queda quieto y, con toda la tranquilidad del mundo, agarra el balón con una sola mano. Pero nuestro protagonista impartió toda una lección de cómo caminar por el filo de la navaja, ése que separa la gloria del fracaso, y caer por el lado victorioso. La delgada línea de Panenka. "Iba a tirar a la derecha pero miré de reojo a Viktor y me dije… ¿por qué no?".

Panenka no era una gran estrella, era poco conocido a nivel internacional, pero después de aquel penalti su apellido forma parte del vocabulario del fútbol. "Estoy orgulloso de haber hecho algo que seguirá dando que hablar cuando yo muera". Cada vez que alguien tira una pena máxima de esa forma, nos acordamos de él. "Siempre que lanzan un penalti así, me siento feliz". Pocos futbolistas se han hecho tan famosos por una sola jugada, famoso desde el punto fatídico. Un jugador que entendió el lanzamiento como un arte, con creatividad y fantasía, que opuso la inteligencia a la fuerza: "Si tiras con violencia existe el peligro de que el portero reaccione con un reflejo". Panenka, el del penalti, el Poeta del Fútbol.

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