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Merece la pena sufrir

  • Juampe restaca en el 91' a una Balona sin fútbol que se coloca empatada en la segunda plaza Los dos primeros goles, de Dani Romera y Olmo, llegan precedidos de claras faltas

La Balompédica se aferra a su derecho a sentirse parte de la nobleza del grupo IV, a vivir afincada en la zona VIP. A mirar al resto desde la cumbre -desde la condición de co-segunda en concreto- mientras inventa fórmulas para disimular sus infinitas limitaciones. Lo logra, eso sí, a costa de hacer sufrir a su afición hasta extremos insospechados. Por un lado, porque el fútbol, o lo que fuese aquello, que ofreció ayer fue, sencillamente, indigerible. Por otro, por resolver la victoria sobre la bocina. Juampe salió in extremis al rescate de una Balona cortocircuitada de principio a fin a la que la suerte, como ya le sucedió hace dos semanas ante el Sevilla Atlético, le tendió una mano. La misma y más o menos en el mismo momento, con la que le agarró el cuello en la jornada precedente en Lepe. Así es el fútbol, que sí te da lo que te quita.

Vaya por delante que la Balompédica -que los números dicen que en casa se está mostrando muy solvente- sacó ayer adelante el partido posiblemente con menos méritos que recuerde el Municipal en su casi medio siglo de vida. El Almería B se trajo la lección bien aprendida, convirtió a Joaquín en los grilletes de Canario y oscureció al conjunto de casa, que sigue partiéndose en dos con demasiada facilidad por esa extraña concepción del juego colectivo que tiene el senegalés Fall.

Los albinegros, además, presentan una alarmante debilidad defensiva -lo que no quiere decir que sea sólo culpa de la defensa- que empieza a provocar en la grada ese molesta banda sonora del murmullo de desaprobación que lo único que consigue es agravar la situación porque los futbolistas se ponen aún más nerviosos. Y es que hasta el apoyo de la afición ayer brilló por su ausencia.

A un partido que invitaba al bostezo se unió como el último de los ingredientes indeseados un supuesto árbitro que por fuerza tiene que ser un enchufado del Colegio, porque de otra forma no se entiende que haya llegado a Segunda B. Un tal Álvaro Cadenas de Llano Delgado, mucho apellido para un trencilla tan rematadamente malo. No dio una a derechas. Concedió los dos primeros goles precedidos, ambos, de faltas tan similares como evidentes. Llegó a mostrar una tarjeta sin pintar falta estando el balón en juego... para luego arrebatarle el esférico al portero visitante de las manos y determinar un saque neutral. Lo nunca visto. Cambió de criterio a cada rato. Vaya, que si no fuera porque la profesión de payaso merece un respeto al que él no puede ni soñar a hacerse acreedor se podría escribir que su actuación fue circense. Pero este muchachillo y sus dos auxiliares (¿o sería más correcto escribir sicarios?) no pueden aspirar a tanto. Un descrédito para la categoría.

El partido estaba aún en ese debate sobre quien es quién cuando llegó el cero-uno. Balón en el área de la Balona. Tragadera habitual de una zaga incapaz de mandar el cuero a la grada. Empujón que el árbitro no ve y la pelota que llega al pichichi Dani Romera, que anota con una frialdad increíble. ¿Que hubo falta? Sin discusión posible. ¿Que la defensa fue cómplice? Sin duda alguna.

Los de casa eran incapaces de triangular. Buscaban una y otra vez al invisible Canario. Y en el 13' pudo llegar la sentencia. Otro despiste atrás. Antonio Puertas llegó a regatear a Mateo, pero se escoró demasiado y su disparo se fue alto. Primer indulto.

La Balompédica no disparo entre los tres palos en la primera mitad. Un lanzamiento al primer palo que debió ser un pase de la muerte y una caída de esa para la moviola de José Ramón dentro del área, el único balance ofensivo de los de casa, que se contentaron con dejarse ver en los últimos diez minutos.

Nada más volver al césped Canario se zafó una vez del control al que estaba sometido, pero su disparo desde la frontal lo atenazó Yeray. Y en el 54', en un córner, y después de otro empujón como el del cero-uno -ni más ni menos- Olmo fue el más listo y reestableció la igualada. Y se acabó. Hasta la entrada de Copi resultó inútil, porque no le llegó un solo balón jugable.

A partir de ahí fue el conjunto rojiblanco el que marcó las normas ante una Balona descabezada, sin ideas. En el 75' un mal despeje de Fall propició que Dani Romera -que tiene dinamita en sus botas- le pegase con el alma desde la frontal, pero el poste vomitó su disparo con el guardavallas albinegro ya batido. Segundo indulto.

Y cuando el partido expiraba. Cuando el empate se antojaba hasta un buen marcador para los de casa llegó la jugada clave. Córner a favor del Almería B. Novatada del filial, que suma hasta ocho jugadores al remate. El esférico que sale rebotado y la Balompédica que organiza su única contra bien trenzada de toda la tarde. El esférico alcanza a Juampe, que le pega mordida, pero lo justo para que no llegue Yeray. Y explosión de júbilo. Y todo lo malo se da por bueno. Y la Balona es tercera. Y nada más. Y nada menos.

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