El Málaga CF ha completado el cuarteto de descensos desde Segunda División a Primera Federación. La derrota en Mendizorroza consumó la caída de los blanquiazules, que han pasado a convertirse en uno de los cocos al mismo tiempo que uno de los grandes atractivos de la categoría para la próxima temporada. El Málaga, el Lugo, la Ponferradina y el Ibiza se despiden del fútbol profesional para militar en una competición en la que el Algeciras CF y la Real Balompédica Linense pugnarán por mantenerse en una última jornada de infarto por la salvación.

Tras 25 temporadas en el fútbol profesional, 17 en Primera División y ocho en Segunda, el Málaga digiere ya un descenso traumático y se prepara para entrar en un universo muy distinto del que salió hace un cuarto de siglo.

Pablo Guede, el héroe del ascenso ante el Terrassa en aquella tarde de junio de 1998 mientras se jugaba el Mundial de Francia, fue el entrenador con el que comenzó esta temporada calamitosa que ha acabado con el desastre consumado a los mandos de Sergio Pellicer.

Para una ciudad pujante como Málaga, una de las más importantes del país, no tener un equipo entre los 42 mejores de la LFP se antoja un palo enorme. El malaguismo y la institución se preparan para un cambio de mentalidad profundo y una total revolución en todos sus estamentos. El Málaga, que percibió 7.440.000 euros por los derechos televisivos la última andadura, ya sabe que los recortes van a llegar a lo grande en una Primera Federación semiprofesional.

En cuanto a la institución, ha habido movimientos para intentar el cambio de propiedad, aunque Al-Thani, inocente hasta que se demuestre lo contrario, se encarga de vociferar periódicamente que no vende. BlueBay es otra china en el zapato, tiene su cuota como carga pesada en todo este proceso después de una inversión ridícula en el club cobrada con creces. La única cabeza que ha rodado es la de Manolo Gaspar, meses atrás.