Jonás y el eterno retorno
Fútbol l Tercera división
El ex ídolo algecirista vive una segunda juventud en el Hellín, del que hace doce años salió para vivir con la albirroja una etapa que le marcó para siempre
Hay veces que uno llega a un sitio y cae de pie, aunque se den todas las condiciones para lo contrario. En la historia del Algeciras esto le sucedió a un chico de una pequeña localidad castellano manchega llamada Agramón que en el verano de 1998 pasó en unas horas de villano a héroe para la afición algecirista de un modo como no se había conocido antes por estos lares. El chico, que ya no lo es, se llama Jonás Borredat y hoy en día es un jugador de 37 años que vive una segunda juventud como pieza clave, curiosamente, del Hellín Deportivo, el equipo en el que militaba cuando fue enemigo y del que salió para enfundarse la albirroja en aquella famosa y polémica liguilla. El que tenga memoria que recuerde.
"Nunca he jugado en la élite, pero en el Algeciras me sentí como un jugador de Primera división", confiesa el defensa, que ha sido el primer futbolista al que ha renovado el conjunto albaceteño de cara a la próxima temporada merced a su buena actuación el curso pasado. Allí, Jonás ejerce un poco de maestro de los jóvenes a los que el club ha echado mano para sortear la crisis económica. "En el autobús les pongo cintas del Algeciras para que sepan lo que es aquello y lo que yo viví, lo que es una af+ición. Allí pasé los mejores años de mi vida. Fue una época muy bonita. Cuando la gente me habla de afición todavía le digo, para afición, la del Algeciras, nunca he visto una cosa igual con un equipo que descendió", narra el futbolista.
A Jonás lo fichó el entonces entrenador del Algeciras, Gabriel Navarro 'Baby', cuando el equipo subió a Segunda B. Lo curioso es que llegó del Hellín, con el que sólo hacía unos días los algeciristas habían librado una encarnizada batalla por dar el salto a Segunda B. Se convirtió en un ídolo. En el club albirrojo alguien diseñó una mascota y le pusieron Jonasito. Un grupo de aficionados formaron una peña llamada Testigos de Jonás que todavía anda por ahí. Tras el descenso, recién casado, vino a Algeciras de vacaciones y por la Feria la gente lo paraba para pedirle que no se marchara. Firmaba autógrafos, los chiquillos lo adoraban. Él estaba descontento con el sustituto de Baby, García Calderón, del que cree que le cogió manía de forma inexplicable. "Me llevé una decepción muy grande, era joven y decidí marcharme, aunque quizás no tenía que haberlo hecho", confiesa. "Nunca he notado tanto el cariño de la gente. Esto nunca lo voy a volver a vivir, pero tenía que mirar por mi futuro", afirma. "Sé que dejé huella", apostilla.
Al Algeciras volvió años después, pero apenas jugó. "Sé que decepcioné a la gente y fue un poco por culpa mía, porque todo el mundo confiaba en mí", explica. "Pero es que me había cortado el pelo y ya no tenía aquel aspecto que causa respeto", bromea.
En el Algeciras coincidió con Pablo Sánchez, el ahora entrenador que fue su compañero de vestuario. "A él ya se le veía que iba a ser entrenador. Creo que incluso ya tenía el título, que no es tan fácil como se piensa. Me da mucha alegría que esté allí de técnico. La gente tiene que confiar en él y darle una oportunidad porque se la merece", argumenta.
Jonás apenas ha vuelto a Algeciras, aunque asegura que "cualquier día" coje el coche y baja "a recordar algunas cosas de lo que pasó". "Quiero ver el campo, aunque sé que ahora hay un Corte Inglés y me llama la atención ir a verlo, porque las sensaciones que muchos vivimos allí no se olvidan".
"No se me borra la gente llorando cuando se bajó, el mal momento que fue aquello con la ilusión que había hecho el ascenso...", lamenta.
"Siempre se recuerda mucho Algeciras. Es una afición estupenda y espero que vuelva a Segunda B porque sé que el club lo ha pasado mal", dice el futbolista, que apenas ha mantenido contactos esporádicos con el delegado de campo, Jesús Casas; el presidente, Bernardo Martín, y el periodista Enrique Tadeo.
Ahora Jonás no piensa siquiera en la retirada. "Aquí me siento importante. Me gusta ayudar a los chavales, hacerle ver unos valores y explicarles lo poquito que sé", manifiesta. "Cuando me vine a Hellín el año pasado mucha gente decía que si estaba mayor y eso, pero después empecé a jugar y ahora me llaman el juvenil. He sido el primero en renovar y espero no colgar las botas sin ascender una vez más. Todo se puede lograr con ilusión y compromiso, además ahora en la Tercera es más fácil subir que antes", arguye.
"Esto sigue gustándome igual que cuando estaba en el Algeciras quiero seguir algún tiempo más y después no sé. No me planteo entrenar porque hay que tener una maldad que yo no tengo. A lo mejor como segundo, para hacer equipo y eso sí, pero de técnico hay tomar un montón de decisiones difíciles . Además hay que sacarse el título y me da pereza ponerme a estudiar", finaliza.
Jonás tiene una hija de cuatro meses que quiere que conozca Algeciras. Él conserva muchos recuerdos y asegura que se los transmitirá. Quizás algún Jonás vuvle a celebrar un ascenso algecirista, aunque sea a más de 600 kilómetros.
También te puede interesar
Lo último