Famoso por una gran derrota

ajedrez

El mítico Boris Spassky cumple 80 años en su modesta casa de Moscú tras 36 años en el exilio

El ajedrecista, víctima de dos derrames cerebrales, intentar terminar sus memorias

El ajedrecista ruso Boris Spassky disputa varias partidas simultáneas con aficionados en un festival en 2008.
El ajedrecista ruso Boris Spassky disputa varias partidas simultáneas con aficionados en un festival en 2008. / Mrm
Ralf Jarkowski (Dpa)

Moscú, 07 de febrero 2017 - 02:05

Una derrota grandiosa hizo famoso a Boris Spassky, en cuya diminuta vivienda de Moscú sigue colgando una foto de su vencedor, Bobby Fischer. El ruso, que acaba de cumplir 80 años, es el secundario imprescindible de una de las grandes historias del ajedrez.

En el verano de Reikiavik de 1972, en Laugardalshöllin, los dos gigantes del tablero disputaron el duelo del siglo, un legendario enfrentamiento que el leningradense de 32 años empezó ganando 2-0 y terminó perdiendo en un extraño desarrollo por 12,5-8,5 ante su excéntrico rival de Chicago.

1972Año. En aquel verano disputó ante el estadounidense Bobby Fischer la partida del siglo

Realmente bien no le va, pero lo pasa lo mejor que puede. Tras dos derrames cerebrales en diez años, Spassky está trabajando en su biografía. "Espero poder lograr terminarla", dice. "Me encuentro en la partida final de mi vida", agrega a la agencia R-Sport.

El brazo y la pierna izquierdas quedaron paralizados, pero "el coco sigue funcionando", asegura el ex ajedrecista, que sobre el tablero -nada de ordenadores- todavía disputa sus viejas partidas.

Las más famosas fueron en el dramático Mundial que se jugó en la isla vikinga, que llenó muchos libros y fue incluso llevada al cine (Pawn Sacrifice, traducida en España como El caso Fischer).

"Tengo que admitir que mi naturaleza no es competitiva", escribió Spassky después de conquistar la corona mundial en 1969 en su segundo intento (en el primero, en 1966, perdió ante Tigran Petrosyan). Sus éxitos se los debió, principalmente, a su talento natural y su comprensión profunda del ajedrez. Su estilo elegante fue causa de admiración de todos.

Entonces, el ajedrez hizo a Spassky incluso rico, ya que los patrocinadores pagaban altos premios en dólares a las pocas estrellas. Eso, sin embargo, también es algo que los jugadores deben principalmente a Bobby Fischer, su más recordado adversario.

Mucho después de la conocida como batalla de los sistemas, el ruso se convirtió en el único amigo del excéntrico estadounidense. En 2008 llegó incluso a visitarlo en su exilio islandés, escenario de su histórico enfrentamiento. Fischer murió con 64 años poco después de aquella recordada visita.

El gran día de Spassky fue el 17 de junio de 1969, cuando, de nuevo ante Petrosyan, logró al fin ponerse la corona de campeón mundial en Moscú.

El gran maestro empezó como la mayoría de los campeones a muy temprana edad. Su caso fue el del típico niño prodigio. A los diez años venció ya a quien ostentaba entonces el campeonato mundial, Mijail Botwinnik, en una multipartida. Con 18, a la mayoría de edad, fue campeón del mundo en la categoría júnior y se proclamó gran maestro.

En 1976 dejó la Unión Soviética por motivos políticos y durante un par de años vivió en París junto a su esposa francesa. En los años 80 jugó en la Bundesliga alemana para el Solingen. Pero tras su segundo derrame cerebral en 2010, Spassky desapareció de la escena y en 2012 regresó a Moscú, donde vive en condiciones modestas.

En realidad no fue una, sino tres, las grandes derrotas que ubicaron al ajedrecista en la historia. Spassky perdió también la políticamente polémica revancha de 1992 ante Fischer en la entonces Yugoslavia. Y un año después, fue batido en el duelo de los sexos por la húngara Judit Polgar en Budapest por 5,5-4,5. Una celebridad como perdedor.

Un tablero mítico de 48.000 euros

Boris Spassky y Bobby Fischer fueron los protagonistas de la partida del siglo. Era el año 1972, plena Guerra Fría. Las dos potencias mundiales, Unión Soviética y los Estados Unidos, se retaron en un tablero de ajedrez, un campo de operaciones menos destructivo que un temido escenario bélico. Para el duelo se eligió un terreno neutral, Islandia, que además de fría ofrecía la incertidumbre de una hecatombe volcánica. La erupción llegó en la partida 13ª: Spassky cometió un error fatal, a partir del cual no levantó cabeza, como tampoco lo hizo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cuya decadencia en aquel tablero precedió su lenta extinción en 1991. Aquel tablero fetiche fue adquirido en 2011 por un coleccionista anónimo: 48.000 euros por un trozo de madera histórico.

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