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La Balona se embala

  • Los albinegros superan de principio a fin a un Lucena al que borran del campo y enlazan su tercer triunfo con un fútbol sólido y sacrificado David Hernández marca los dos goles visitantes

La Real Balompédica acabó ayer definitivamente con las dudas que sembró su comienzo de temporada. El conjunto albinegro no sólo venció, sino que lo hizo de forma incontestable y ya es irremediable que comience a mirar hacia arriba. Este tercer triunfo en serie le lleva a finalizar la primera vuelta octavo, empatado en el sexto puesto y a sólo cuatro puntos de la zona VIP de la clasificación.

Los de Rafa Escobar sentenciaron en la primera mitad con dos goles de David Hernández y tras el descanso supieron sufrir. El pivote central Ismael Chico-Alberto Merino volvió a borrar del campo a los rivales y ocasiones, lo que se dice ocasiones, apenas tuvo el rival.

La Balompédica, con su generoso esfuerzo desde el minuto uno, consiguió que el Lucena completase el peor partido que se le recuerda en mucho tiempo. Los linenses se plantaron muy bien en los tres cuartos de campo, presionaron arriba lo indecible y aprovecharon dos chispazos de la magia de sus hombres de arriba para sentenciar el duelo en la primera parte. Porque la segunda sobró entera, pues la mejoría lucentina apenas si se tradujo en un par de llegadas bien resueltas por Pagola.

La Balompédica se las ingenio para ahogar el escaso talento en del medio, con Alfaro y, sobre todo Adri, sin ofrecerse, gustosos de jugar de espaldas, a un toque, y sin la valentía necesaria para mirar a la cara al rival. Enfrente una Balona bien plantada, un grupo experto, con el sello de Rafael Escobar, pero que anda sobrado de calidad en los metros finales. Y, con la excelente racha que atraviesa, también de confianza.

La muestra fue el gol que rompió el equilibrio inicial. Un jugadón de Rubén Cuesta -que regresaba a casa- de los que por sí solos valen una entrada, sobrado de clase en la elaboración, sobrado de talento en el regalo final a David Hernández, que siempre sabe dónde debe estar. El de Puerto Real golpeó el balón, pero también duramente la moral lucentina. Seis minutos y el guión linense ya funcionaba.

Con la ventaja en el marcador, el conjunto albinegro reforzó su sistema de contención. Líneas muy juntas, presión ante los organizadores locales y ninguna concesión cuando el balón amenaza con aparecer por las inmediaciones de Pagola. Lo justo para dejar el bagaje ofensivo del Lucena a cero. Bueno, por destacar algo, hubo un centro-chut de Juanjo casi desde el córner, en una acción de pizarra, que el meta balono atajó en dos tiempos. Poco más. Demasiado poco. Sobre todo porque a pesar de ir por debajo, la sensación era que siempre estaba más cerca el segundo que la igualada. Lo buscó Ismael Chico, en una de sus escasas llegadas al ataque, tras otra buena acción de Rubén Cuesta. Y lo consiguió David Hernández, para sellar su doblete, castigando otro error en la salida de los celestes que supo aprovechar muy bien Juampe Rico para enviarle el esférico.

La Balompédica consiguió que el poco público que acudió al Ciudad de Lucena la tomase con su equipo. La bronca no surtió el efecto necesario. Aunque si a la primera aparición de Adri en todo el partido le hubiera dado continuidad Fede solo ante Pagola, la cosa podía haber cambiado de forma sustancial. No fue así y el partido entró en una fase de batalla cuerpo a cuerpo que siempre favorecía a los visitantes, más implicados, más recios. Una Balona que tuvo el tercero con una volea desde la esquina del área de Bello que rozó el poste.

Con el paso de los minutos y la entrada de Pineda y Óscar, el Lucena ya lo intentó con más corazón que cabeza. Muchos balones colgados, muchas prisas, y nada de peligro ante una Balona disciplinada, ordenada, generosa en el esfuerzo, sabiendo en cada minuto lo que tenía que hacer.

Y como el público es sabio, supo premiar a uno de los mejores sobre el césped, Rubén Cuesta, al que ovacionó al ser relevado, mitad como reconocimiento por su trabajo, mitad por la envídia que produce verle ahora con otros colores. Fue uno de los destacados en el encuentro de ayer.

El tramo final fue de una Balona a la que se veía feliz, convencida de que el premio ya no se le escapaba. Y fue otra vez Bello el que acaricio el cero-tres, pero el asidonense no supo resolver.

Definitivamente esta Balona, que tantas críticas tuvo que soportar a comienzos de Liga, ha despertado. El sábado le espera el Sanluqueño en El Palmar. A diferencia de lo que hubiese sucedido hace pocos meses, el problema lo tiene ahora el equipo de Pedro Buenaventura.

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