Fútbol

El arbitraje linense vuelve a Tercera de la mano de José Antonio Palomares

  • Este ingeniero técnico se convierte en el cuarto trencilla del colegio que llega a categoría nacional

  • Admirador de Carlos del Cerro no se pone límites e insta a los más jóvenes a seguir sus pasos

José Antonio Palomares, en el túnel de vestuarios del Municipal de La Línea

José Antonio Palomares, en el túnel de vestuarios del Municipal de La Línea / Jorge del Águila

José Antonio Palomares se ha convertido en el cuarto árbitro del Colegio de La Línea que debuta en Tercera división (bueno, para ser exactos, él en Tercera RFEF). Este joven trencilla de 28 años, ingeniero técnico de profesión, ha seguido el camino iniciado a finales de los 80 por su actual delegado, el sanroqueño Juan Moreno Barrera y, aunque huye de las prisas, no se pone límites.

El arbitraje en La Línea siempre ha tenido un enorme poder de captación. De aquellos tiempos en los unas veces desde su propio domicilio y otras desde los bajos de la grada del desaparecido campo Paco Pozo ejercía de delegado el añorado Alfredo Benítez salió, a finales de los años 80 del pasado siglo, el primer ascenso a Tercera, el de Juan Moreno, que se mantuvo siete temporadas. Después lo consiguieron Acio Castillo Grosso y Daniel Infante Rojas. Ahora Palomares continúa ensanchando esa historia y como primer plato disfrutó de un duelo entre el Antoniano y nada menos que Recreativo de Huelva.

José Antonio Palomares Gutiérrez afronta su séptima andadura en el mundillo del arbitraje, al que llegó después de defender como futbolista (y en algún caso como delegado) los intereses de Deportivo Calderón, Atlético Zabal, AD Taraguilla y ya como senior, en el San Roque B.

“En mi última temporada entrenaba siempre con el equipo de Tercera del San Roque, incluso llegué a ir convocado aunque no debuté”, recuerda. “Estaba en mi tercer año de carrera, también es cierto que empezaba a necesitar algún ingreso, los fines de semana curraba como camarero y me resultaba muy complicado compatibilizarlo todo”.

“Asumí que tenía que dejar de practicar el fútbol, pero no quería desvincularme de este deporte y como la posibilidad de hacerme entrenador no me atraía busqué, surgió la posibilidad de comenzar a arbitrar, probé, me gustó... y hasta ahora”, detalla.

Este admirador confeso del madrileño Carlos del Cerro Grande (“está en el top no ya en España, sino en el Mundo”) se entrena a diario y aunque no quiere ponerse metas, tampoco renuncia a ellas. “Acabo de llegar a la Tercera RFEF, así que el próximo paso es intentar subir a Segunda [RFEF]”.

No me pongo límites porque hasta el momento con trabajo y esfuerzo me he dado cuenta de que aunque el mundo del arbitraje es muy difícil... también era complicado cuando estaba en Provincial llegar a División de Honor o después a Tercera RFEF”, reflexiona. “No hay que tener prisas y ahora mismo mi máxima preocupación es disfrutar de la categoría a la que he llegado y trabajar para alcanzar el siguiente peldaño, que lo consiga o no ya se verá”.

El trencilla linense asegura que aún no ha pasado por el trance de sentirse perseguido por el que desgraciadamente tienen que pasar tantos en categorías inferiores del balompié patrio. “Lo peor que he vivido fue en un Bazán-Jerez Industrial de una fase de ascenso a División de Honor Andaluza, que después de un gol de los de casa se formó la grande entre aficiones y jugadores y tuve que suspender el partido, pero conmigo no iba nada”.

Palomares Gutiérrez, que es como aparecerá las más de las veces en las reseñas, anima a los más jóvenes a seguir sus pasos. “El fútbol no es solo de los jugadores, yo les instaría a probarlo. El arbitraje es un mundo desconocido, pero muy bonito. Te permite conocer a muchas personas y muchos lugares que seguramente no hubieses visto sin estar dentro, además de que te permite seguir haciendo deporte”

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