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Anduva: algo para recordar

  • Hoy se cumplen ocho años del ascenso de la Balompédica en Miranda después de empatar a tres en un partido eléctrico y con alternativas, disputado bajo un auténtico diluvio Fede, Carlos Guerra y Joseph marcaron para los de Baby, quien, expulsado, vivió el final del duelo en la caseta

Quince de junio de 2008. La Real Balompédica desembarcaba amparada por unos trescientos soñadores dispuestos a ver a su equipo regresar a la Segunda división B en una Miranda del Ebro tan engalanada en cada balcón con los colores de su equipo, el Mirandés, que impresionaba. Los albinegros llegaban con un marcador de empate a uno merced a un golazo in extremis del algecireño Copi desde la frontal del área que devolvió la vida a los que entrenaba Gabriel Navarro Baby. Después de aquel duelo de ida y a preguntas de una informadora el técnico algecireño recalcó: "No necesitamos ganar en Anduva, podemos empatar a dos, a tres..." En aquel momento sonó a ironía. Hoy hace ochos años que aquellas palabras se constituyeron en una profecía. Su equipo logró unas inesperadas tablas a tres tantos y un día más tarde sus integrantes fueron recibidos como heroes en La Línea.

"Una Balona grande, inmensa empató a tres con el Mirandés en Anduva en un partido convulsivo, eléctrico. Los balonos hicieron buena la igualada a un tanto de una semana antes en el Municipal y con una de esas fiestas indescriptibles tanto en Burgos como en las calles de La Línea regresó a fin a la Segunda división B", explicaba este periódico en la crónica del encuentro.

"La Balompédica completó lo que sin duda era una gesta en un partido inolvidable, jugado bajo un aguacero diluviano y en un ambiente de gran acontecimiento que acabó con quince minutos de angustia en los que David Pérez firmó varias paradas de portero de superior categoría", añadía. "Y, todo hay que decirlo, en los que el árbitro ignoró una mano desde el suelo de Espínola, convertido en improvisado portero, a un metro del marco".

El encuentro comenzó mal, muy mal para la Balona. A los doce minutos el exalgecitrista Iván Agustín anotó el uno-cero. Cuando los de La Línea parecían estar contra las cuerdas Fede aprovechó una salida en falso del meta Triviño e hizo el empate a uno, con el que se llegó al descanso.

La segunda parte se convirtió en una injusta ruleta rusa, porque como se explicaba en estas páginas por entonces el sistema de competición ejercía una enorme injusticia al propiciar que uno de los dos equipos se tuviese que quedar en la Tercera división.

Carlos Guerra aprovechó una falta botada por Joseph para hacer el 1-2 (51'), pero el local Pablo rentabilizó un mal entendimiento al borde del área de Johny y David Pérez para reestablecer el empate, solo que éste beneficiaba a los linenses.

En el 64' el gibraltareño Joseph Chipolina hizo el 2-3 con una inverosímil vaselina desde el centro del campo y en el 75' Iván Moreno aprovechó que la Balona jugaba con diez precisamente porque el futboloista de la Roca estaba siendo atendido fuera del terreno de juego para hacer el tercero de los de casa.

La situación llevó a Baby y a David Rico a perder los nervios, ya que uno de los auxiliares del colegiado vasco Ortiz Extremo había retrasado la vuelta al césped del Joseph. Las protestas propiciaron que la Balona jugase el último cuarto de hora sin técnicos en el banquillo, para aumentar aún más la épica del ascenso.

"Tres paradas del guardameta David Pérez, una escaramuza de Espínola y tres amagos de infarto después, la Balona estaba en Segunda división B. Adiós Tercera. Y a ser posible, que sea hasta nunca", acababa la crónica de Europa Sur.

Un año después, la Balompédica descendería tras una campaña aciaga en la categoría de bronce.

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