Juegan. Sí, sí. Hoy hay partido. El Algeciras BM acabará la temporada esta noche en la pista, para bien o para mal. Los albirrojos se juegan el ser o no ser en la categoría -la permanencia y casi seguro su existencia como club- frente al BM Ciudad Real, pentacampeón esta temporada, coronado soberano de Europa hace tres días.

Finalmente el Algeciras BM decidirá su futuro en el parquet. La historia es rocambolesca: después de que la directiva con José Ríos Corbacho a la cabeza anunciara el pasado viernes que el equipo no se iba a presentar hasta que recibiesen el dinero del famosísimo endoso municipal, se desató la tormenta. En plena incertidumbre emergió el ex directivo y fiel aficionado Salvador Higuera para reivindicar que el dinero de esa subvención (300.000 euros) ya lo había puesto él la pasada campaña… y que a pesar de todo estaba dispuesto a adelantar el dinero de la ayuda de este ejercicio.

Un par de reuniones de urgencia mediadas por los Amigos del Balonmano, la última anoche, bastaron para buscar un arreglo que se cerró a última hora de ayer gracias a la vía Higuera. El empresario aportará entre 150.000 y 200.000 euros de la ayuda municipal de esta andadura. Así, los trabajadores del Algeciras BM podrán percibir algo de lo que se les adeuda.

La crisis eclipsa desgraciadamente la situación deportiva de los albirrojos. Esta noche el Algeciras BM apurará su último cartucho para intentar salvarse del descenso. El último varapalo en Santander redujo las opciones y los de Ricard Franch no dependen hoy de sí mismos. Necesitan puntuar como sea. La derrota no vale. El empate podría servir si el Teka pierde en León y el Almería no gana al Arrate. El triunfo daría muchas papeletas para la permanencia. Todo pasa por que el Teka no gane ya que en caso de empate a puntos el Algeciras se salvaría.

Franch contará con toda la tropa en el segundo partido de Nejo Jovanovic. No hay lesión que justifique un duelo a cuchillo. El reto ante el Ciudad Real se antoja una proeza máxima, pero los manchegos no podrían llegar en mejor disposición: campeonísimos de todo y físicamente agotados. El lleno del pabellón debe ser la otra gran arma secreta. Se espera una olla a presión. Ya una vez, en 2005, el milagro se asomó por la ciudad. "Vamos a tratar de repetirlo", predicó anoche Franch.