Adrián Gavira: el orgullo olímpico de San Roque
Vóley Playa
El voleibolista afronta sus cuartos Juegos con “el orgullo” de llevar el nombre de su pueblo a París
La cita será “especialmente emotiva” porque supondrá “el último baile” junto a Pablo Herrera, con el que forma equipo desde hace 15 años
El sanroqueño Adrián Gavira, clasificado para los Juegos de París
“Ahí está el tío” dice con una naturalidad sorprendente cuando habla de su cuarta comparecencia en unos Juegos, tras las de Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020. Adrián Gavira volverá a llevar la bandera de San Roque (y de Taraguilla, claro está) a lo más alto del vóley-playa olímpico. En esta ocasión la cita es en París. Una convocatoria que será “especialmente emotiva” ya que supondrá el adiós, a sus 41 años, del castellonense Pablo Herrera, que establecerá un récord con su sexta participación en unos Juegos. El objetivo es superar los octavos de final, que ha sido su tope en las participaciones precedentes, pero con el rabillo del ojo miran al podio, porque ésa sería la despedida soñada. Gavira tiene un mensaje para todos los privilegiados que participarán junto a él en el desfile inaugural: “Que disfruten. Ésa es la mejor receta”.
Quince años juntos y se preparan para lo que ellos mismos denominan “el último baile”. El vóley-playa español no se entiende sin la que es, sin temor a caer en exageraciones, la pareja masculina por excelencia de este deporte en medio planeta. Hererra y Gavira. Más que una dupla, han conseguido ser una marca. No se entiende el uno sin el otro, aunque el sanroqueño se verá obligado a afrontar desde agosto una nueva etapa junto a otro compañero.
“Evidentemente la primera convocatoria para unos Juegos es la que más satisfacción te da”, asume Gavira, constituido ya en ilustre veterano. “Nunca has estado en ninguna, no sabes lo que te espera, es todo nuevo, aunque ilusión, pues puedo garantizar que tengo la misma que cuando fui a Londres” hace ya la friolera de doce años, cuando empezaba a recoger los frutos de la enseñanza impartida por el siempre presente Lucas Extremera.
“Esta cita de París es muy especial, muy emotiva, entre otras cosas porque tendremos público, no como sucedió en Tokio, que no había ni un alma en las gradas”, recuerda, en alusión a una de las innumerables secuelas de la pandemia. “Será la última como equipo [Herrera y Gavira] y eso ya es muy bonito, y no sé si será el último mío. Yo quiero seguir con otro compañero otro siglo más, pero sé que va a ser mucho más difícil. Yo lo tomaré como si fuesen los últimos Juegos y trataré de disfrutarlo al máximo”.
“No hay que perder de vista que el año pasado fue muy complicado. Tuve que afrontar la pérdida de mi padre, caí enfermo y todo eso se ha visto reflejado en esta temporada, en la que hemos sabido sufrir para lograr la clasificación”, recalca.
“A pesar de todas las adversidades hemos rendido, hemos dado siempre la cara y por eso la gente está ilusionada con nosotros”, dice el sanroqueño con orgullo. “Ésa es la responsabilidad que sentimos, el querer hacer un papel digno y no hablo solo en cuanto a resultados, que evidentemente vamos a ir a pelear por lo máximo”.
“Por todo eso nos sentimos responsabilizados, tenemos que hacer valer nuestra veteranía para defender la marca Herrera-Gavira”, abunda. “Estamos trabajando para llegar en las mejores condiciones porque queremos ser competitivos, que la gente vea que nos dejamos el alma en la cancha. Ésa es nuestra seña de identidad y ésa la responsabilidad que tenemos”.
“Sabemos que en un torneo como los Juegos Olímpicos, en el que tenemos experiencia, un equipo veterano como nosotros tiene ventaja, ese saber estar nos convierte en un rival muy peligroso para cualquiera”, reivindica. “Si conseguimos llegar en un buen momento físico, yo creo que podemos hacer un muy buen papel, aunque en una competición de este tipo influyen muchos factores para estar arriba. Mientras seamos un equipo competitivo, nosotros sentimos que podemos liársela a cualquiera”.
Adrián Gavira se remonta en el tiempo y recuerda sus primeros Juegos. Preguntado por el consejo que le daría a un novato replica: “Lo primero que le diría es que los Juegos Olímpicos es el torneo más especial en el que va a estar en su vida. Eso se lo puedo garantizar y mi único consejo es que lo disfrute al máximo”.
“Todos los deportistas queremos hacerlo lo mejor posible, muchos se presionan pidiendo hacer un buen papel, saben que hay mucha gente observando este torneo, muchos ojos puestos ahí y mi consejo es que disfrute al máximo”, continúa.
“Al final todos hemos sufrido mucho para poder alcanzar este momento, porque en el deporte nadie regala nada. Todo ese sacrificio, ese esfuerzo que hemos hecho durante cuatro años como mínimo, tienes que decirte a ti mismo que te lo mereces y que hay que disfrutar con independencia del resultado que se consiga”.
El voleibolista no pierde la oportunidad de hacer patria. “Nunca había ido alguien de San Roque y ya son los cuartos en los que la ciudad tiene una representación”.
“Para mí es un orgullo llevar el nombre de Taraguilla y de San Roque a unos Juegos Olímpicos. Los míos llevan la bandera de España con el nombre de Taraguilla y San Roque, que me imagino que se verá en la grada este año, porque en Tokio no fue posible”.
“Desde que se sabe que estoy clasificado no paro de recibir mensajes de apoyo de mis paisanos y eso transmite mucha energía”, agradece. “Me están recargando las pilas para este mes y medio para trabajar duro, para que se sientan orgullosos”.
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