Un amor imposible | Estreno en Filmin

El tiempo de la ceguera

Virginie Efira y Niels Schneider en una imagen del filme de Catherine Corsini.

Virginie Efira y Niels Schneider en una imagen del filme de Catherine Corsini.

Como ya ocurriera en Un amor de verano, Catherine Corsini sigue buscando en el contraplano de la clase media de esa Francia moderna y cosmopolita de los años 50, 60 y 70 historias de raíz melodramática e incluso folletinesca que le permitan articular una mirada feminista dentro del mainstream comercial adulto del cine galo.  

Un amor imposible adapta la novela de Christine Angot para viajar a la provincia a finales de los 50 de la mano de una mujer, extraordinaria Virginie Efira, incluso bajo los obvios apósitos del envejecimiento, levemente emancipada en su trabajo como oficinista y sin perspectivas de matrimonio pasado el ecuador de la veintena. El encuentro con un joven local (Niels Schneider) dispara entonces la pasión entre paseos campestres, visitas al cine (Ascensor para el cadalso) y tórridos encuentros sexuales donde ya se ponen de manifiesto las diferencias de unos amantes imposibles de acuerdo a los cánones de clase y cultura de la época.

Lo que sigue entonces abre ya el filme al verdadero meollo de su argumento, que no es otro que esa ceguera de la pasión romántica que, incluso al paso de los años, la separación, los desengaños y una hija mediante, narradora de todo el relato, sepulta la realidad, incluso la más atroz y desagradable, en un contexto de apariencias que no permite la verdadera ruptura.

Se abre así Un amor imposible al gesto feminista en perspectiva histórica y cultural para comprender a esas mujeres que no pudieron o supieron salir nunca del rol que la sociedad y su tiempo les había impuesto, en un molde claramente melodramático que sublima el sufrimiento callado, la contención y la falta de respuesta como materia emocional y política de primer orden. Es por eso que nos sobra esa última y supuestamente reveladora conversación madre-hija que no hace sino verbalizar y ordenar esquemáticamente todo lo que ya estaba implícito.