Lux AEterna | Estreno en Filmin

La hoguera estroboscópica

Pequeño divertimento autoconsciente en formato mediometraje, Lux AEterna parece un particular ajuste de cuentas de Gaspar Noé (Irreversible, Enter the void, Climax), aquí más enfant terrible que nunca si cabe, con todos esos discursos críticos que, posiblemente provocados por él mismo, han rodeado siempre con cierta vehemencia y rechazo cada una de sus nuevas entregas desde aquella Sólo contra todos que sigue siendo su mejor obra.

Alineado en la trinchera del exceso, la estética de la crueldad y el barroquismo, Noé se despacha aquí contra el mundo del cine a propósito de la puesta en abismo de un rodaje en que el Béatrice Dalle dirige a Charlotte Gainsbourg en una nueva versión psicodélica de las historias de quema de brujas.

El Dreyer de Dies Irae o las citas de Godard o Fassbinder puntúan en interludios lo que se supone es una demostración de la necesidad del caos para el surgimiento del arte (y del artista, cómo no), al tiempo que parodia de todo rodaje trufado de productores, figurantes, técnicos, ayudantes, periodistas y aspirantes a nuevos enfants terribles que Noé filma entre planos-secuencia, pantallas partidas, puntos de vista desdoblados y luces de neón en una nueva y algo caprichosa coreografía del desastre entendido como catarsis.

Por suerte, una cierta distancia satírica y el formato medio hacen más digerible y liviano el juego de espejos, trasuntos y deformaciones, también ese gesto feminista que sitúa a sus dos protagonistas del otro lado de la tradicional mirada masculina, ardiendo en una pira digital y estroboscópica que no deja de ser una gran broma macabra sobre la explotación y el sacrificio.