Campo de Gibraltar

Verdemar lamenta el uso indiscriminado de petardos en el Campo de Gibraltar

  • Los ecologistas denuncian que muchos ciudadanos incumplen la normativa que limita su manipulacion

Un joven sujeta varios petardos.

Un joven sujeta varios petardos. / Manuel Aranda

Verdemar-Ecologistas en Acción ha lamentado el uso indiscriminado de la pirotecnia en el Campo de Gibraltar, especialmente durante las fechas navideñas y a pesar de las restricciones dictadas por los ayuntamientos. "Vivimos inmersos en una lamentable cultura del ruido que afecta a la convivencia, en concreto, al derecho al descanso y a la tranquilidad de los demás. Debido a una educación que le ha prestado poca atención a este problema, esta cultura se manifiesta en muchísimos contextos de nuestra vida. Existe, además, una exagerada inconsciencia y permisividad, por parte de las autoridades comarcales sobre las molestias que genera el ruido, sobre todo, en las situaciones en las que es evitable o reducible", afirma el colectivo.

Para los ecologistas, el abuso de cohetes, petardos y otros artificios pirotécnicos es "un claro ejemplo de lo anterior, amén de un reflejo más de la indiferencia ecológica de una parte de la población. Quienes hacen uso de ellos campan a sus anchas y, sin importarle las molestias que ocasionan en el prójimo y en otros seres vivos, los lanzas indiscriminadamente, incluso a horas intempestivas, sin limitación alguna. Además en la mayoría de las ocasiones por menores sin si quiera supervisión de adultos", destaca la entidad.

Verdemar indica que, por otro lado, "hay una preocupación creciente en la población por el control del material pirotécnico, ya que su uso incontrolado provoca daños en la salud y en el medio ambiente y perturba la convivencia ciudadana". "En la comarca las ordenanzas municipales que regulan el empleo de este material pirotécnico y la normativa existente a nivel estatal y autonómico es absolutamente ignorada e incumplida, del mismo modo que la ordenanza del ruido o las normas subsidiarias en el Campo de Gibraltar, pues esta últimas no permiten el uso de la vía pública para el lanzamiento de petardos y cohetes", señalan.

Los ecologistas piden a la población que, "por conciencia ambiental, se abstenga de hacer uso del material pirotécnico, por ser algo perfectamente prescindible" y considera que a los ayuntamientos "les ha llegado la hora de poner fin a la barra libre existente con este asunto, regulando mediante ordenanza municipal su uso, y no solo por el ruido, sino también por la innecesaria contaminación química que origina el uso de petardos, cohetes y fuegos artificiales".

El colectivo recuerda que la Organización Mundial de la Salud sitúa en los 65 dB el límite recomendable de sonido apto para la salud auditiva. "El estallido de un cohete o de un petardo gordo puede alcanzar hasta 190 decibelios, que es más de lo que el oído adulto puede soportar, por lo que los tímpanos de los bebés -al ser más vulnerables- están más expuestos al daño. Lo que para unos es una tradición, para otros es un infierno. Si ya de por si es fastidioso para muchas personas sanas escuchar una y otra vez el estallido reiterado del cohete, para personas mayores enfermas que necesitan estar en absoluto reposo es una verdadera tortura. La explosión afecta también a personas con hipersensibilidad sensorial, como es el caso de las personas autistas. Pero, tal vez, quienes más lo padecen son los animales (perros, gatos, aves, etc.) al ser su oído mucho más sensible al ruido que el nuestro. El fuerte estruendo les provoca una reacción de pánico y angustia, que se traduce en taquicardia, jadeos, dificultad para respirar, temblores y, a veces, en muerte", lamenta Verdemar.

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