Trump mueve ficha para enterrar el referéndum del Sáhara y bendecir la soberanía marroquí en la ONU

Estados Unidos impulsa una resolución que redefine el conflicto del Sáhara Occidental y plantea la autonomía bajo control de Marruecos como única vía “realista”, en un giro que podría sepultar medio siglo de aspiraciones saharauis

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Los saharauis refugiados de los campamentos de la región argelina de Tinduf conmemoraron el pasado 12 de octubre el quincuagésimo aniversario de su unidad nacional, una fecha histórica que marca la unión de todos los saharauis, de todos los orígenes, bajo una misma bandera por la independencia del Sáhara  Occidental, hoy controlado en su mayor parte por Marruecos.
Los saharauis refugiados de los campamentos de la región argelina de Tinduf conmemoraron el pasado 12 de octubre el quincuagésimo aniversario de su unidad nacional, una fecha histórica que marca la unión de todos los saharauis, de todos los orígenes, bajo una misma bandera por la independencia del Sáhara Occidental, hoy controlado en su mayor parte por Marruecos. / EFE/ Taher Mulay

Donald Trump vuelve al tablero internacional, y esta vez lo hace en el conflicto más antiguo del norte de África. Washington ha promovido un proyecto de resolución ante el Consejo de Seguridad de la ONU que, de aprobarse, supondría un cambio de paradigma: dejaría atrás el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui para abrazar la “autonomía bajo soberanía marroquí” como única salida viable al contencioso del Sáhara Occidental.

La iniciativa, elaborada por la Administración Trump con apoyo de Francia, llega a apenas dos semanas después de que el Consejo de Seguridad aborde el dossier saharaui. El texto, al que ha tenido acceso la prensa internacional, “toma nota del apoyo expresado por los Estados miembros a la propuesta de autonomía de Marruecos, seria, creíble y realista” y afirma que esa sería “la solución más viable”. En otras palabras: el referéndum de autodeterminación quedaría fuera del marco de negociación.

Un giro a favor de Rabat

El borrador norteamericano “acoge con satisfacción el liderazgo del presidente Trump en la resolución del conflicto”, una frase poco habitual en el lenguaje diplomático de Naciones Unidas. El expresidente busca presentarse como pacificador global, sumando el Sáhara a la lista de conflictos que dice haber “resuelto”, junto a la Franja de Gaza o Corea.

La propuesta, de apenas tres folios, retoma la idea de autonomía planteada por Marruecos en 2007 con el apoyo de Francia. Aquella oferta prometía descentralización política dentro del Estado marroquí, aunque nunca se desarrolló. Sus críticos sostienen que, bajo un régimen sin libertades plenas ni respeto a las minorías, cualquier autonomía sería meramente nominal.

Presión política y reloj electoral

El movimiento de Trump también responde a motivaciones internas: mostrar resultados en política exterior antes de las elecciones. La resolución incluye la reducción del mandato de la Minurso —la misión de la ONU en el Sáhara— a seis meses, un calendario exprés para exhibir avances antes de abril.

“Es una maniobra que busca consolidar el control marroquí sobre el territorio y, de paso, reforzar la imagen de eficacia del presidente”, apuntan fuentes diplomáticas en Nueva York.

Saharauis conmemoran 50 años de unidad por la independencia del  Sáhara Occidental.
Saharauis conmemoran 50 años de unidad por la independencia del Sáhara Occidental. / EFE/ Taher Mulay

Rusia, la incógnita decisiva

El éxito del plan dependerá en gran medida de Rusia, que este mes preside el Consejo de Seguridad y podría vetar el texto. Moscú mantiene una delicada relación con Marruecos y Argelia, el gran aliado del Frente Polisario, movimiento que reclama la independencia del Sáhara Occidental.

Aunque el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, se reunió la pasada semana con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, su postura pública fue ambigua: defendió que los conflictos africanos deben resolverse “por medios políticos y diplomáticos”, respetando “plenamente la Carta de Naciones Unidas”. Si Rusia se abstiene, la resolución saldrá adelante sin obstáculos; si vota en contra, Trump se anotará un revés sonoro.

Una ONU que vira de rumbo

El borrador estadounidense pide “iniciar sin demora ni condiciones previas” las negociaciones entre Marruecos, el Frente Polisario, Argelia y Mauritania, pero establece un marco cerrado: solo se negociará sobre la base del plan de autonomía marroquí.

La propuesta también contempla “transformar o poner fin a la Minurso”, la única presencia institucional de Naciones Unidas en el territorio, lo que supondría una retirada simbólica del compromiso internacional asumido hace más de tres décadas.

Argelia y el Polisario, en pie de guerra diplomática

Sin derecho a veto, Argelia intentará introducir enmiendas de última hora con el respaldo del Frente Polisario, que considera el texto “una capitulación”. “El pueblo saharaui no renunciará a su derecho inalienable a decidir su destino”, ha advertido el movimiento desde los campamentos de Tinduf.

En Rabat, en cambio, el tono es de satisfacción. Marruecos lleva años acumulando apoyos internacionales a su plan, entre ellos el de España, Francia, Reino Unido y Estados Unidos, que lo consideran la “base más realista” para una solución definitiva.

Cincuenta años después de la Marcha Verde, cuando Marruecos ocupó el territorio aprovechando la agonía del franquismo, el Sáhara Occidental vuelve a ser pieza de cambio en las estrategias globales. Y esta vez, el tablero parece inclinarse con más fuerza que nunca hacia Rabat.

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