La tolerancia, esa calle de doble sentido
Tribuna abierta
El autor defiende que la auténtica tolerancia implica un respeto recíproco hacia aquello con lo que no se está de acuerdo, también dentro de la propia comunidad musulmana
Celebramos hoy, 16 de noviembre, el Día Internacional para la Tolerancia pero seguimos ignorando, año tras año, que esta sana virtud de tolerar debe implicar necesariamente el desacuerdo con la idea, creencia o práctica que se tolera. Aunque parezca absurdo, hay que repetirlo: tolerar aquello que nos parece bien o que nos es indiferente no es tolerar; tolerar es respetar precisamente las ideas, prácticas o creencias de los demás cuando son distintas o contrarias a las nuestras.
En días como hoy invito a hacer autocrítica. Propongo que, a diferencia de lo que hacen todos los años por estas fechas muchos (no todos, por supuesto) musulmanes de nuestro entorno, que es salir a los medios de comunicación y los foros sociales a exigir la debida y urgente tolerancia hacia su comunidad, hagan algo mucho más incómodo pero mucho más valioso: examinar (unos y otros) si somos verdaderamente tolerantes con esas otras opiniones, valores y formas de vida distintas a las propias. No tendría sentido que los musulmanes se califiquen como minoría para, así, exigir tolerancia y avanzar en sus justas reivindicaciones si, a la vez, no se muestran receptivos con otros colectivos o con otras minorías cuyo modus vivendi no encaja con sus normas y costumbres.
La nuestra (la campogibraltareña y la andaluza) es, hoy por hoy, una sociedad plural, enormemente plural, y eso significa precisamente que muchos de los que nos rodean no compartirán nuestros mismos principios morales y éticos. Está bien que sea así.
Demasiadas veces se lee y escucha en redes sociales a musulmanes quejándose del comportamiento de los no musulmanes que les rodean; parece que es ya una moda criticar cómo visten o bailan ciertas chicas occidentales, los cantantes de moda, las actrices y actores de éxito… Se lamentan esos instagramers y tiktokers musulmanes que se presentan como rigurosos (obviaré sus nombres para no meterme en líos) de cómo ciertas personas ajenas al islam no comprenden los valores de los musulmanes o incluso los critican.
En ciertas mezquitas, quizá las más rigoristas, también se reproduce este mismo esquema de crítica (que no es exclusivo de los llamados influencers): piden constantemente sus líderes e imanes respeto hacia sus dogmas y costumbres (respetables a priori) pero, sin embargo, no toleran ni la forma de vida de los que no practican el islam ni, lo que aún es peor, la de otros musulmanes que, si bien viven y practican el mismo islam, lo hacen de otra manera, bajo una sensibilidad diferente y desde otra legítima percepción.
El islam es tolerante. Por tanto no cabe que desde ningún sector doctrinal musulmán se aprueben actitudes discriminatorias hacia quienes han incorporado el islam a sus vidas de una manera diferente a la considerada por algunos “ortodoxa”. Lamentables e inaceptables resultan, por ejemplo, las críticas de las últimas semanas, por parte de algunos musulmanes pretendidamente ortodoxos a Mamdani, el nuevo alcalde musulmán de Nueva York. Por lo visto, que baile en fiestas electorales, participe activamente en oraciones comunitarias cristianas o defienda los derechos de los ciudadanos homosexuales y transexuales “no es propio de un buen musulmán” y no debe ser tolerado.
En los países europeos, cuyas leyes se basan, entre otros, en los principios de tolerancia e igualdad, no cabe la discriminación ni, por supuesto, la coacción. ¡Pero es que tampoco cabe en el Corán (2:256), como sabemos bien los que lo hemos estudiado!
Insistimos: día hoy para la tolerancia, esa noble acción que, igual que la amistad o el amor, ha de ser de ida y vuelta; tiene dos caras, es un proceso recíproco, una calle de doble sentido de circulación. La paz, esa paz de la que tanto hablan el Corán, la Sunna y los eruditos, se basa precisamente en la tolerancia y en el respeto a lo diferente; no en un orden impuesto por la fuerza ni en que todo alrededor funcione como a cada uno le gustaría.
También te puede interesar