Ni el Ministerio de Hacienda, responsable en la materia a través del departamento de Aduanas, ni las autoridades policiales españolas quieren hacer ruido al respecto por no dar argumentos a quienes pretenden una ruptura forzada del diálogo con Reino Unido en el post Brexit, pero el contrabando de tabaco procedente de Gibraltar sigue estando a la orden del día. 

El asunto volvió a estar presente en las reuniones que delegaciones de España y Reino Unido, con la participación en esta última de representantes del Peñón, han mantenido los pasados miércoles y jueves para hacer un repaso a la situación de los memorandos de entendimiento sobre Gibraltar firmados por ambos estados en noviembre de 2018. La cita del 29 giró, en concreto, en torno a la cooperación policial y aduanera y el medioambiente.

Uno de esos memorandos –cuya vigencia se ha prorrogado ante la ausencia aún de un acuerdo sobre el Gibrexit entre la UE y Reino Unido– hacía mención expresa al control del tabaco de contrabando. En ese documento se recogen una serie de medidas para acabar o, al menos, paliar ese problema.

Las autoridades españolas consultadas por esta redacción admiten que el tabaco de contrabando sigue entrado a espuertas desde Gibraltar y que sus autoridades,  pasados tres años desde la firma del memorando, incumplen los controles de trazabilidad de los productos.

No obstante, en este “periodo de transición” previo al diálogo UE-Reino Unido se limitan a mostrar su confianza en que el problema se pueda solucionar mediante el acuerdo, tanto con Londres como con el Peñón. En la cita, por ejemplo y como gesto de coordinación, se acordó que España trasladará a Gibraltar los datos de las cajetillas de contrabando halladas para que las autoridades llanitas puedan pedir responsabilidades a las empresas importadoras de ese tabaco como responsables de su venta.

En la reunión, celebrada en el Palacio de los Gobernadores de San Roque, quedó en evidencia que el Brexit ha sido un paso atrás en la lucha contra el contrabando al quedar Gibraltar al margen de las directivas de la UE.

En la Unión Europea, desde mayo de 2019, todas las cajetillas de cigarrillos y picadura de tabaco deben llevar un código que permite conocer la trazabilidad del producto. Eso incluye desde el lugar donde se fabrica el cigarrillo hasta el punto donde llega al consumidor final. Así, en todo momento se puede seguir la ruta de una cajetilla de cigarrillos y determinar, llegado el caso, cuándo ha abandonado el circuito legal. La UE obliga a todas las fábricas a trazar sus productos también para la exportación, pero con Gibraltar fuera de la Unión, el control del tabaco se difumina. 

“El partido no se juega aquí”, apuntan fuentes conocedoras de la cita celebrada en San Roque, que subrayan la buena sintonía existente en el día a día en materia policial con Gibraltar. Eso sí, los procedimientos se eternizan en todos los planos y muchos trámites, subrayan, se realizan a través de tediosas comisiones rogatorias que deben tramitar los respectivos gobiernos.

La importancia de la trazabilidad radica en buena parte en que, en 2019, entró en vigor un protocolo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que obliga a las tabaqueras a justificar sus ventas y abre la vía a sancionar a los fabricantes cuyos productos acaben vendidos de contrabando. Si un paquete de tabaco no indica la procedencia de su fabricación, como ocurre con muchas de las marcas que circulan en el mercado negro del contrabando, es del todo imposible fijar una sanción.