Campo de Gibraltar

Rusia toma cartas en la geopolítica del Estrecho

  • Gibraltar, Rota o el Sahel se sitúan en la mira geopolítica de Moscú

  • Los planes de desestabilización en el viejo continente han chocado frontalmente con una respuesta decidida en los senos de la Unión Europea y OTAN

Un buque atraviesa el Estrecho de Gibraltar, con Marruecos al fondo.

Un buque atraviesa el Estrecho de Gibraltar, con Marruecos al fondo. / Getty Images

Si uno se asoma al faro algecireño de Punta Carnero podrá contemplar Ceuta, Gibraltar y Marruecos: las puertas al mar Mediterráneo o al océano Atlántico. Quizás, con suerte, observe algún buque militar. El Estrecho de Gibraltar ha sido utilizado en su historia por decenas de pueblos e imperios. Actualmente, tras el terremoto geopolítico europeo producido después de la invasión rusa a Ucrania iniciada el pasado 24 de febrero, tiene más importancia que nunca.

Los gobiernos de los Estados Unidos y Rusia nombran al Estrecho como un enclave geoestratégico primordial para controlar el Mare Nostrum. El entorno de la provincia de Cádiz posee dos objetivos vigilados por Moscú: Rota y Gibraltar. Rusia juega sus piezas con gran afán en el Mediterráneo, clave para su proyección marítima. Posee una férrea amistad con Argelia, intereses notables en la inestable Libia de la mano del mariscal Jalifa Haftar y una base naval en Siria, régimen aliado de Moscú que ha ofrecido paramilitares para combatir en la guerra de Ucrania.

Tras el inicio de la guerra, Turquía jugó su papel como dueño de los estrechos del Bósforo y Dardanelos cerrando el paso a los buques de guerra que no pertenezcan a las flotas del mar Negro, en base a los acuerdos de Montreux. El Estrecho de Gibraltar, en cambio, no se puede cerrar en caso de guerra ya que se rige por el punto tres de la Convención de las Naciones Unidas por el Derecho del Mar, por el que ningún Estado ribereño puede cerrar su cruce.

Un triángulo occidental conformado por la base militar de Rota (España y Estados Unidos), Ceuta y Gibraltar da la bienvenida a los buques que surcan las aguas. La posición de Ceuta se ha usado durante años como base de la flota rusa. Las ganancias económicas y el hecho de que buques extranjeros atraquen en el puerto ceutí (territorio que reclama Marruecos) han servido como parada técnica para Moscú de cara a seguir sus rutas al Mediterráneo, pero tras las protestas de Estados Unidos y la OTAN, España retiró el permiso para atracar buques rusos.

Los gibraltareños comparten espacio en su día a día con primates, incentivos fiscales y bases militares. En estos dos últimos puntos Gibraltar juega un papel especial. “Se apoyará al Gobierno británico en las medidas para persuadir a Rusia (Reino Unido congeló los activos de diversos oligarcas rusos) […] nuestras fuerzas policiales y militares han aumentado su estado de alerta por precaución”, reza un comunicado del ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo.

“A diferencia de otros estrechos, en el de Gibraltar los submarinos pueden navegar en inmersión. Los sistemas tecnológicos que posee el Peñón proporcionan una información vital que se comparte con sus aliados”, comenta a este diario Jesús Verdú, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Cádiz, en referencia a los submarinos rusos.

En la base naval hispano-estadounidense de Rota atracan los buques del escudo antimisiles de la OTAN que cierra la triada defensiva junto con las armas dispuestas en Rumanía y Polonia y controladas desde Alemania. La importancia de la base radica en que permite un gran control marítimo y aéreo de la zona, incluido el estrecho de Gibraltar.

Territorio volátil

Una grieta de inseguridad resquebraja el Sahel. El terrorismo, la corrupción y los golpes de Estado se hacen de notar en la franja geográfica que abarca desde Mauritania hasta Eritrea, reflejado en los datos de las mortíferas rutas migratorias de Canarias y el Estrecho. En los últimos meses destacan los ataques yihadistas en países como Burkina Faso o Níger y la inestabilidad derivada de las asonadas militares (seis sublevaciones en cinco países en año y medio) fuerzan a la población local a huir de sus hogares.

En el año 2021 Malí, con dos sublevaciones en 365 días, ocupó el 4º lugar con más de 4.000 solicitudes de asilo según datos del Ministerio del Interior. Alfredo Campos, abogado experto en migraciones, señala para Europa Sur que la posición de Rusia en África tendría posiblemente un rol de influencia en la gestión de esos flujos marcando los tiempos a conveniencia. Añade que “la explosión demográfica en el Sahel tendrá mucha importancia en las migraciones”.

El interés económico y estratégico de Rusia en el Sahel se puede observar con la aparición de paramilitares del grupo Wagner (presentes en Ucrania y acusados por la Unión Europea de crímenes de guerra) en Libia, República Centroafricana y Malí, donde la presencia rusa ha desplazado a las misiones antiterroristas francesas en suelo maliense: Barkhane y Takuba.

Beatriz de León Cobo, directora del foro Sahel-Europa de la Universidad Francisco de Vitoria, sostiene que la presencia militar privada de Wagner en Malí es una proyección rusa a nivel diplomático, político y militar. “No se diferencian de lo público”.

La tensión en el Magreb ha crecido debido a movimientos militares. “Es importante el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario (en 2020 se rompió el alto al fuego después de un ataque marroquí). Significa indirectamente un enfrentamiento entre Marruecos y Argelia. Argel es cliente de armamento ruso, en cambio Rabat se apoyan en Israel, Francia y Estados Unidos, pese a que se deja querer por Rusia”, señala Verdú.

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