"Quien practique apnea en El Estrecho sabe que lo hará con mucha corriente"

Andrés Payo García. Investigador de la Universidad de Oxford

Este oceanógrafo de profesión, nacido en La Línea y criado en Algeciras, pretende impulsar esta disciplina en el Campo de Gibraltar · El objetivo, aplicar los conocimientos científicos a dicha modalidad deportiva

Andrés Payo, con el puerto de Algeciras y el Estrecho de Gibraltar de fondo.
Andrés Payo, con el puerto de Algeciras y el Estrecho de Gibraltar de fondo.
J. Jiménez Gálvez / Algeciras

16 de julio 2012 - 01:00

Andrés Payo, nacido en La Línea y criado en Algeciras, vive apasionado por las aguas. Estudio Ciencias del Mar en Cádiz, se interesó por la ingeniería de costas y se doctoró en Granada. Un camino emprendido que, posteriormente, le llevó a EEUU, Japón e Inglaterra. Allí continúa como investigador en la Universidad de Oxford, donde combina su trabajo con una de sus grandes aficiones: la apnea. Una práctica que quiere introducir en El Estrecho.

-En breve, defina la apnea...

-Básicamente, consiste en bajar en el mar aguantando la respiración. A nivel de competición existen varios tipos: de peso constante, en el que bajas y subes con un cinturón de plomo siguiendo una cuerda; de peso variado, donde coges hasta un máximo de 30 kilos, te agarras a él y bajas, luego lo sueltas y subes con un globo u otra ayuda; y el no limits, similar al anterior, pero sin un máximo en el peso.

-Una práctica que quiere fomentar en la zona y, para ello, ¿aplicará su formación académica?

-Soy el primer andaluz que se saca el título de instructor. Y mi intención pasa por traer a Algeciras la experiencia de la Apnea Academy internacional. El objetivo es integrar la investigación, lo que te pueden decir en una academia; con la experiencia. Luego, lo que yo pretendo aportar es mi formación de oceanógrafo. Es decir, la parte de la Física, de cómo funcionan las corrientes.

-¿Y El Estrecho presenta unas condiciones especiales?

-Así es. La práctica de la apnea se encuentra asociada a aguas muy limpias, de 15 a 20 metros de visibilidad, y sin corrientes. Los profundistas, los que se sumergen muchos metros, la practican en esas aguas. Sin embargo, en El Estrecho tenemos todo lo contrario: un lugar de corrientes muy fuertes dominadas por las mareas. De forma que, quien practique aquí esta modalidad, sabe que lo hará siempre con poca visibilidad y mucha corriente.

-¿Ahí entra la instrucción?

-Lo principal es entender un poco cómo son esas corrientes. Para que el buzo, cuando entra y sale del agua, sepa qué hacer en caso de accidente. Y en caso de perdidas de compañeros entender la dinámica de la zona y saber dónde buscarlos.

-¿Cuándo decide convertirse en el primer instructor andaluz?.

-Practicando pesca submarina en la zona de Tarifa sufrí el conocido como blackout o síncope del último metro. Es decir, perdí el sentido. Ocurre cuando apuras demasiado la bajada; y cuando estás subiendo los últimos metros, como no llegas a la superficie a tiempo para respirar, el cuerpo tiene esa reacción natural para reducir el consumo de oxígeno. La mayor parte de las muertes se produce en esas situaciones, pero si tienes un compañero arriba (como fue mi caso) pues te saca y te asiste.

-¿Cambió entonces?

-Hasta ese momento era autodidacta. Y, a partir del incidente, en vez de dejarlo, decidí apostar por entender mejor qué me había pasado. Qué me ocurrió y qué hice mal.

-¿Se practica la apnea en El Estrecho?

-Hay mucha afición a la pesca submarina, pero la apnea no la he visto mucho. Bucear en El Estrecho es muy particular

-¿Y a nivel internacional?

-Existen unos 250 instructores en todo el mundo. La mitad en Italia. Alrededor de una treintena de españoles, la mayor parte de las Islas Canarias (donde hay muchos seguidores). Y en la apnea hay mucha afición femenina, el 80% son mujeres. Ya se puede ver en otro países y creo que en España ocurrirá lo mismo.

-¿Cómo son los aficionados a esta práctica?

-Son gente muy tranquila, no son gente adicta a la adrenalina. Suelen ser personas muy introvertidas, metidas en sí mismos. De hecho, para bajar a cien metros, tú te concentras en ti mismo, en estar relajado. En el momento en que te contraes, es cuando tienes problemas. El riesgo no les gusta. Buscan esas sensaciones del buceo tan difíciles de explicar.

-Pero existen riesgos...

-Aún se aprecia la apnea como algo muy peligroso. Y, realmente, esta práctica es infinitamente más segura que la pesca submarina. La perdida del sentido es algo común, pero resultan muy raras las muertes porque tienes todo el aparataje de seguridad alrededor. Es un deporte arriesgado, pero la mayor parte de los accidentes mortales se pueden evitar con conocimiento y formación.

-Encontramos, por ejemplo, el riesgo de la presión a grandes profundidades...

-Cierto. Cuando bajas y aumenta la presión, es mayor la facilidad con la que los gases se disuelven en los sangre. De forma que, si te encuentras abajo y los gases se disuelven más fácilmente; existe el riesgo, al subir muy rápido, de que se formen burbujas en la sangre, con los peligros que tiene para posibles embolias. Por ello, se suele parar cuando se está a unos diez metros, para que no se formen esas burbujas.

-¿Existen límites?

-Un chico alemán, al que llamamos El Alien, se ha hecho una especie de torpedo con el que baja a 243 metros de profundidad sólo respirando una vez. Es capaz de superar los cien metros, que era el límite que hace menos de quince años teníamos como el muy difícil de superar. Recorre casi medio kilómetro entre bajar y subir, y tarda unos cuatro minutos. Todo ello, con una sola bocanada. Un zumbao.

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