Portugal da un paso al frente y prohíbe el burka en espacios públicos mientras España sigue sin ley que lo limite

El Gobierno luso respalda una propuesta de la ultraderecha que restringe el uso del niqab y el burka por “motivos de seguridad”, pese a que apenas un centenar de mujeres los utilizan. En España, el debate sigue abierto y la libertad religiosa prevalece

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Cuatro adolescentes, una de ellas con el pelo cubierto, en Algeciras.
Cuatro adolescentes, una de ellas con el pelo cubierto, en Algeciras. / Jorge Del Águila

Mientras España sigue sin poner límites al uso del burka o el niqab —amparando la libertad religiosa incluso en escuelas y centros de trabajo—, Portugal ha decidido endurecer su postura. El Parlamento luso acaba de aprobar un proyecto de ley que prohíbe taparse el rostro en espacios públicos, una medida impulsada por el partido de ultraderecha Chega que ha recibido el apoyo del Gobierno de centroderecha de Luis Montenegro.

El primer ministro portugués defendió la iniciativa asegurando que “el derecho a la libertad de una persona acaba cuando pone en riesgo los derechos de otras”. “Si fuera diputado, habría votado a favor de esta legislación”, declaró desde Eslovenia, donde participaba en una cumbre europea. El argumento central, dijo, es la seguridad y la percepción de seguridad.

El texto, que ahora será revisado en comisión antes de su votación final, propone multas de 200 a 4.000 euros y prohíbe “forzar a alguien a ocultar su cara por motivos de género o religión”. Si finalmente se aprueba, Portugal se sumará a países como Francia, Bélgica o Dinamarca, que ya han restringido el uso de prendas islámicas integrales en la vía pública.

“Una ley para un problema inexistente”

Sin embargo, la medida ha desatado críticas entre la comunidad musulmana portuguesa. El imán de la Mezquita Central de Lisboa, el jeque David Munir, denuncia que la propuesta responde “únicamente a una motivación política”. “En todo el país, exagerando mucho, habrá un centenar de mujeres que usen burka o niqab. ¿Vamos a hacer una ley por el 0,001% de la población?”, se pregunta en declaraciones a la agencia EFE.

Munir considera que la seguridad se ha convertido en un pretexto para alimentar la islamofobia. “La inseguridad en Portugal no viene de las mujeres que llevan burka, sino de otros problemas mucho más graves”, advirtió. En su opinión, los partidos de derecha y extrema derecha “quieren desviar la atención de la falta de médicos, profesores y servicios públicos”.

El imán de la Mezquita Central de Lisboa, jeque David Munir, señala en una entrevista con EFE que en Portugal "exagerando mucho" hay un centenar de mujeres que llevan burka  o niqab, el velo musulmán que tapa el rostro, y denuncia que la iniciativa del grupo de ultraderecha Chega de prohibirlo responde únicamente a una motivación política.
El imán de la Mezquita Central de Lisboa, jeque David Munir, señala en una entrevista con EFE que en Portugal "exagerando mucho" hay un centenar de mujeres que llevan burka o niqab, el velo musulmán que tapa el rostro, y denuncia que la iniciativa del grupo de ultraderecha Chega de prohibirlo responde únicamente a una motivación política. / EFE/ Susana Samhan

El debate en España

España, por su parte, no cuenta con una normativa nacional que restrinja el uso del velo islámico en ninguna de sus formas. Los intentos municipales de vetarlo —como los de Lleida o Reus hace más de una década— fueron anulados por los tribunales al considerar que vulneraban la libertad religiosa.

El hiyab, que cubre solo el cabello, sigue siendo habitual en los centros escolares y laborales, mientras que prendas más integrales como el niqab o el burka son casos aislados. El Corán, recuerdan los expertos, no impone su uso, sino que lo presenta como una recomendación vinculada al pudor y la modestia.

Entre la fe y la política

En el islam existen distintos velos y distintos motivos para llevarlos: desde el hiyab hasta el chador, el jimar, el niqab o el burka, que cubre por completo el cuerpo y el rostro, dejando solo una rejilla a la altura de los ojos. “Ni el burka ni el niqab son obligatorios”, insiste el imán Munir, que recuerda que la verdadera libertad está en elegir si llevarlos o no.

Con este nuevo movimiento, Portugal se adentra en el debate que Europa lleva años arrastrando: ¿dónde acaba la libertad religiosa y empieza la seguridad colectiva? España, de momento, sigue sin cerrar la respuesta.

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