La muerte de nuestros alcornoques
La seca tiene un origen multicausal, es decir, que en las masas afectadas se da la confluencia de varios factores más o menos conocidos que parecen interactuar entre sí
El alcornocal actualmente se encuentra en muy mal estado, alcornoques y encinas están muriendo en altas proporciones sin asegurar la regeneración
La pérdida de alcornoques es uno de los grandes dramas del Parque Natural de Los Alcornocales. Sobre el decaimiento de los alcornoques no existe un elemento patógeno nuevo y desconocido, ni siquiera existe un origen único. Más bien se considera que la seca tiene un origen multicausal, es decir, que en las masas afectadas se da la confluencia de varios factores más o menos conocidos que parecen interactuar entre sí (cambio climático, vejez de la masa, agentes patógenos, descorches, etc).
Sin embargo, todos los indicios apuntan como factor determinante a los antecedentes históricos sobre el manejo de estos bosques. En efecto, nos encontramos ante un alcornocal que históricamente ha sido duramente castigado por cortas, incendios, pastoreo abusivo....
En el siglo XVIII desaparecieron multitud de alcornoques usados por la Marina para la construcción de sus barcos; y en el XIX, las causas principales fueron la producción de carbón vegetal, leña y curtido.
O sea, la causa del receso de los alcornoques hay que buscarla en el manejo al que éstos han estado sometidos durante los últimos siglos. Los montes de la comarca han sido objeto de una explotación intensa, especialmente desde el siglo XVI hasta los años setenta del siglo pasado. Las mejores maderas eran cortadas para la construcción civil y la industria naval; además, se extraían curtientes, carbones y leñas. Todo esto ha dado lugar a una degradación progresiva de los bosques de nuestra comarca campogibraltareña y la desaparición de la cubierta arbolada en amplias zonas que han quedado deterioradas. Los montes públicos sufrieron más que los privados, ya que en épocas de penuria eran el recurso al que recurría la población de la zona para obtener algún ingreso.
Muchos de los alcornoques actuales son brotes de raíz y de cepas con más de 100 años que quedaron de los árboles que se cortaron en su momento. Lo que vemos son árboles de unos 70-80 años, pero realmente sus raíces pueden tener 200 años, lo que los hace ser mucho más viejos de lo que aparentan. Son pues árboles envejecidos, muy susceptibles al ataque de cualquier agente nocivo, sea una plaga o un periodo intenso de sequía.
Los últimos estudios sobre el clima indican que la sequía podría ser el principal factor inicial desencadenante de la seca. Se ha ampliado el periodo estival. Antes llovía hasta junio y volvía a llover en septiembre-octubre. Hoy día deja de llover en abril y vuelve a llover en octubre-noviembre. El cambio de distribución temporal del agua hace mucho daño a estos árboles.
También hay que contar con las transformaciones artificiales de distribución de agua: repoblaciones de pinares en zonas altas de herrizas con construcción de bancales que han retenido el agua que corría por las faldas de los alcornocales. Por otro lado, se cree que el aumento de temperaturas puede ser la causa del elevado incremento de la actividad de muchos agentes patógenos.
A finales del siglo pasado cesaron las cortas de alcornoques por la revalorización del corcho, pero las actividades ganadera y cinegética, junto a los incendios asociados a la primera, han supuesto una elevada presión que ha impedido que la masa forestal se regenere.
En una masa en buen estado, el descorche puede ser un aprovechamiento sostenible. En 130 años, se produce bellota suficiente para regenerar el alcornocal. El problema es que el alcornocal actualmente se encuentra en muy mal estado, alcornoques y encinas están muriendo en altas proporciones sin asegurar la regeneración. En este estado de debilitamiento, el efecto negativo del descorche es superior.
Aunque este proceso de decaimiento es realmente grave, la ausencia casi total de regeneración natural es el reto más importante al que nos enfrentamos actualmente en el Parque Natural de los Alcornocales. Apenas existen pies menores que sustituyan a los pies muertos, y se está acentuando la degradación progresiva de nuestros bosques. La aplicación de rozas intensivas y reiteradas y la sobrepoblación de herbívoros ungulados (fundamentalmente ciervos y gamos), que consumen bellotas y plantones, ha impedido una adecuada regeneración natural de las principales especies arbóreas y arbustivas que garantice, a largo plazo, la supervivencia de estas masas, con efectos especialmente severos en el caso del alcornoque.
Por tanto, las principales amenazas de la regeneración son la alta densidad de herbívoros como ciervos, gamos, muflones, etc, que consumen bellotas y plantones y los desbroces abusivos.
Se sugieren las siguientes medidas correctoras:
- Control del descorche.
- Control de los desbroces.
- Eliminación de pies muertos.
- Control de plagas, especialmente Lymantria dispar.
- Reducción de la densidad de herbívoros.
- Fomento de la regeneración natural y de las repoblaciones.
Tras el análisis de este problema, se comprende la enorme complejidad del mismo y su difícil solución. Hasta la fecha la única solución viable, es asegurar el nacimiento y de desarrollo de nuevos alcornoques.
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