Seguridad

Las mafias del narcotráfico del Campo de Gibraltar, tras el asesinato de dos guardias civiles en Barbate

Llegada del féretro de uno de los guardias civiles asesinados a la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz.

Llegada del féretro de uno de los guardias civiles asesinados a la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz. / Jesús Marín

Los ocho detenidos por el asesinato de los guardias civiles Miguel Ángel Gómez y David Pérez, arrollados por una narcolancha en Barbate, son viejos conocidos de la Guardia Civil y la Policía Nacional del Campo de Gibraltar, que los tenía bajo el foco como miembros de las mafias del narcotráfico en el Estrecho. La mayoría de ellos residen en La Línea, según han confirmado a Europa Sur fuentes policiales. 

Seis de estos arrestados tripulaban una de las cuatro narcolanchas que se habían refugiado en el puerto barbateño del temporal provocado por la borrasca Karlotta cuando la Guardia Civil acudió al lugar. Es habitual en los últimos meses que las gomas que trafican con el hachís que procede de Marruecos busquen la protección de este puerto o el de Conil cuando el viento arrecia. Las otras dos personas han sido detenidas en Sotogrande (San Roque), acusados de encubrimiento y de resistencia grave a agente de la autoridad.

La narcolancha que embistió a la pequeña embarcación con la que la Guardia Civil acudió desde Algeciras para sacar los narcos de la dársena barbateña ya ha sido localizada. 

Los cinco primeros detenidos -arrestos practicados de madrugada- tienen 21, 24, 28, 34 y 54 años, son españoles y cuentan con diversos antecedentes de narcotráfico, robos o lesiones.

Antonio Alba, un pescador de Barbate, ha relatado a EFE que se acercó a la zona para ver echar un vistazo a su embarcación por si había sufrido algún daño debido al temporal. Ya había visto el jueves varias narcolanchas refugiándose del mal tiempo pero fue sobre las ocho cuando la patrullera de la Guardia Civil se dirigió a cuatro de estas embarcaciones. Dos de ellas, según los testigos, empezaron a dar vueltas alrededor de la embarcación, mucho más pequeña de tamaño y con menos fuerza. "Lo hacían para levantar más oleaje y que la lancha de los guardias zozobrase más", cuentan.

El pescador asegura que escuchó dos o tres disparos, aunque admite que no sabe si de los agentes para espantar las narcolanchas. "Después el sonido del impacto de la embestida", relata. Para entonces unas 60 personas veían lo que sucedía desde el muelle. "Los que jaleaban eran unos 15 jóvenes, creo que lo hacían como si estuvieran viendo una película (...) Dos fallecidos y dos familias destrozadas. Esa es la película. Y un pueblo que va a pagar por lo sucedido sin tener nada que ver", dice Antonio Alba, sin poder evitar las lágrimas.

Uno de los camareros del bar del puerto confiesa que siente "vergüenza". "Esto no nos representa, y los catetos que vinieron a vitorear tampoco nos representan".

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