Luis Lacy Gautier, militar constitucionalista y masón (y II)
Instituto de Estudios Campogibraltareños
La Logia Constitucional de la Reunión Española unió a militares y burgueses gallegos en torno al ideal liberal y a la defensa constitucional
La logia militar Los Amigos del Orden continuó la labor de Lacy y participó activamente en los movimientos que precedieron al pronunciamiento de Riego
El origen de esta logia se sitúa en el club de la Esperanza situado en el café del mismo nombre, tildado de jacobino por los absolutistas, y del que formaba parte Lacy. En las tertulias y debates de estas reuniones de café coincidían burgueses y militares liberales. Este club acogía a la nueva burguesía llegada a La Coruña y permitía una nueva sociabilidad política con nuevos espacios de discusión y difusión del liberalismo. Espacio abierto de sociabilidad formal, estos lugares iban a mostrarse importantes en la difusión de la nueva ideología y tendrían cierto protagonismo en el nacimiento del masonismo hispano porque algunos de estos clubes serían la antesala y el germen de las logias.
Por otra parte, tras la guerra se abría un período oscuro, que ha sido interpretado por los historiadores como una consecuencia de las políticas antimasónicas que habría llevado a su erradicación en España. Pero no faltaron intentos de continuar la tradición comenzada en Brest, muy influida, eso sí, por la masonería francesa. Así sabemos que existieron en España varias logias en las que trabajaban juntos españoles y algunos extranjeros. Y resulta relevante la existencia de la masonería militar en Galicia y Canarias en los años previos al Trienio Liberal porque sus puertos facilitaban las relaciones con el exterior.
En este contexto, la Logia Constitucional de la Reunión Española, solicitaba los auspicios del Oriente de Francia para operar con regularidad el 12 marzo de 1814, solo unos días antes del regreso de Fernando VII, y entre los 12 miembros fundadores se encuentra Luis Lacy. No se trata de una logia bonapartista y, aunque también cosmopolita, el origen nacional es dominante.
Pero existe un hecho relevante porque entre esos fundadores encontramos también al sacerdote Salvador Daroca, capellán de la marina y más tarde intérprete, iniciado en la histórica logia de Brest, al que volvemos a encontrar 12 años después en el nuevo taller de La Coruña con el grado de Soberano Príncipe Rosa Cruz. Daroca, por tanto, constituye ese nexo de unión entre estos dos talleres que comparten el mismo nombre y uno de sus miembros y proyecta a esta logia coruñesa como continuadora directa de esa tradición masónica iniciada en 1801. En su acta fundacional se recoge que esta iniciativa debía ser de suma utilidad para la masonería universal y especialmente para España puesto que debía contribuir “a la propagación del conocimiento masónico y a la destrucción de falsos prejuicios y del fanatismo que desde hacía tanto tiempo tenían a la desgraciada España hundida en un abismo de males”.
El cuadro lógico o relación de miembros enviado ese año al Oriente de Francia consta de 29 asociados -24 activos y 5 honorarios- y de ellos 17 eran españoles y los 12 restantes extranjeros, sobre todo de procedencia francesa. En cuanto a sus ocupaciones, encontramos burgueses de diversa procedencia, que son registrados como “negociantes”, y un total de 13 militares. A estos últimos habría que añadir al menos a otros siete oficiales que ingresaron en los meses posteriores. Otros estudios nos dan cuenta que por sus filas pasaron hasta 48 masones que llegarían a militar en sus columnas mientras estuvo activa y en esa relación identificamos a 22 militares.
Al frente del taller, como venerable maestro, se situaba el francés Pierre Aleixandre Auber, amigo de Lacy, que había llegado también a España con las tropas napoleónicas como jefe de contabilidad de la administración central del hospital del ejército josefino. Fue también un célebre naturista que terminaría exiliándose en 1823 y afincándose en La Habana, donde sería director de su jardín botánico. El resto de los cargos son personas procedentes de la burguesía local.
Esta logia reúne a lo más relevante del movimiento liberal gallego. Entre sus miembros, además de Lacy, destaca el ilustrado Valentín de Foronda, también miembro del club La Esperanza, y el coronel Carlos Espinosa de los Monteros y Ayerdi. Como este último, otros militares buscaron cobijo en la masonería para combatir el régimen absolutista de Fernando VII. En este sentido, esta entidad y su sucesora, Los Amigos del Orden (1816-1820) reunieron a buena parte de los militares liberales y seguidores de la Constitución de 1812, dejando claro sus intenciones de luchar por el texto de Cádiz.
Contra liberales y masones
El taller tuvo una escasa existencia por las dificultades para seguir operando tras la vuelta de Fernando VII y se refleja de alguna manera en su correspondencia. Una carta de 2 de septiembre de 1814 llamaba la atención sobre los cambios “sobrevenidos en la Gobierno de este país, nos pone en la obligación de suprimir el adjetivo de constitucional que habíamos añadido al nombre de nuestra Logia”. También se tomaban algunas precauciones como la petición al Gran Oriente de Francia para que le enviara las cartas a través de Burdeos y desde allí aprovechar la salida de algún barco para eludir la vigilancia de la policía española.
En España la represión de las sociedades secretas se vinculó con la masonería. El 24 de mayo 1814 Fernando VII, solo veinte días después de haber abolido la Constitución, daba el primer decreto real prohibiendo las asociaciones secretas y posteriormente otros prohibiendo y condenado a los masones. Asimismo, la Inquisición publicó un edicto de prohibición en enero de 1815, siguiendo las directrices del rey. Todo ello precipitaría la probable suspensión de los trabajos a principios de 1815. Porque a partir de este momento se pierde la pista de esta logia, aunque iba a resurgir en 1817 con otro nombre, ya sin Lacy que sería fusilado ese mismo año, pero con algunos de sus históricos componentes.
Antes del regreso del rey, Lacy había celebrado y firmado un mensaje de felicitación y apoyo a las Cortes por su decisión de febrero de 1814 de no acatar ningún mandato regio en tanto no jurara la Constitución, aunque esa exigencia sería olvidada por los militares firmantes una vez que el rey regresaba a España.
El rey no juró la constitución y abolió toda esta obra legislativa con un decreto firmado el 4 de mayo de 1814, provocando la fuga de liberales gallegos. Lacy permanecía en Galicia y las fuerzas absolutistas pidieron al rey la destitución del capitán general por sus conocidos posicionamientos políticos y la popularidad que gozaba en los círculos liberales y burgueses gallegos. Por otra parte, la Regencia hasta el último momento había continuado premiando la trayectoria de Lacy con diversos reconocimientos como uno de los más destacados partidarios del constitucionalismo, y ello indudablemente reforzó ante aquellas fuerzas su perfil jacobino. Por lo que iba a ser convocado por el rey en Madrid para comunicarle que era apartado del cargo de manera inmediata.
Tras ello pidió destino en Valencia y se instaló en Vinaroz. Durante estos años se produjeron varios pronunciamientos fallidos de militares liberales, como el de Espoz y Mina que se dirigió a Pamplona 1814 y Porlier en La Coruña en 1815. Mientras que Lacy era trasladado en 1816 a Andalucía y en noviembre del mismo año a Cataluña, donde protagonizó una nueva intentona con Francisco Milans del Bosch la noche del 5 al 6 de abril de 1817 que constituyó un fracaso. En su proclama se apelaba a la concordia para restablecer la Constitución, lo cual, según decía, podía restaurar la paz con las colonias americanas y contenía, además, un programa económico. Este pronunciamiento le costaría la condena a muerte por delito de traición, tras lo cual fue trasladado a Mallorca para ser fusilado el castillo el 5 de julio de 1817 en los fosos del castillo de Bellver.
Los Amigos del Orden. La versión española de una logia militar
Pese a las persecuciones, La Reunión Española debió seguir operando y manteniendo cierta estructura porque el 4 de febrero de 1817 siete de sus miembros, sin duda para protegerse de las investigaciones de la policía, decidieron separarse y constituir otro taller denominado Los Amigos del Orden. Exclusivamente militar y quizás más implicado y comprometido con la situación política, se convertirá en una selectiva logia compuesta por siete oficiales con destino en La Coruña. Se trata de una logia más restringida, puesto que todos sus miembros son artilleros con altos grado en la orden. Estaríamos ante la versión española de una logia militar, fundada por un coronel, cuatro tenientes coroneles y dos capitanes. El cargo de venerable maestro lo ocupa el teniente coronel Vicente Vázquez, de nombre simbólico Aristóteles.
En este contexto, la Logia Constitucional de Lacy adquiere una mayor trascendencia dentro del masonismo hispano porque habría servido de puente entre el primer taller militar fundado en Brest en 1801 y la nueva logia de los artilleros de 1817 que iba a tener gran relevancia por la contribución de algunos de sus miembros al éxito del pronunciamiento de Riego de 1820.
Resulta complicado seguir el desarrollo de estas logias durante este período del primer absolutismo de Fernando VII por la persecución de la que fueron víctimas. En algunas ocasiones no debieron pasar de meros intentos. En el caso de Los Amigos delOrden, formada por miembros pertenecientes al elitista cuerpo del 4º Departamento del Cuerpo Real de Artillería, por su forma de actuar podría confundir con un club liberal (García Municio, 2023). Según el historiador Alberto Valin, estaba aún más politizada que la logia de Lacy, incluso con unos fines claramente conspirativos. Su importancia estriba en el papel que jugaron algunos de sus miembros en 1820. Puesto que serían actores directos del decisivo golpe de mano coruñés de enero de ese año que iba a resultar clave en el triunfo del pronunciamiento constitucionalista iniciado por Riego. En concreto los tres principales cargos de Los Amigos del Orden, que fundaron el taller en 1817, iban a resultar decisivos en la toma de la capitanía general de La Coruña como apoyo a Riego. Destaca el coronel de artillería Carlos Espinosa de los Monteros y Ayerdi, y antiguo compañero de Lacy en la logia Constitucional, que ocupaba el cargo de primer vigilante en 1817 de la nueva logia masónica y con el nombre simbólico de Diocles.
Durante el consiguiente Trienio Liberal, Lacy y Porlier fueron los primeros en ser oficialmente rehabilitados. Su identificación y defensa de la Constitución de 1812 le llevaron a ser considerados como mártires. Los restos del sanroqueño fueron trasladados a Barcelona y enterrados en la capilla castrense de la Ciudadela, aunque después de numerosos avatares, hoy reposan en el Panteón del Soldado del cementerio de San Andrés. En su localidad natal de San Roque se creó en 1926 la logia Lacy nº 33/ 67 perteneciente a la federación de la Gran Logia Simbólica Regional del Mediodía, dentro del Grande Oriente Español, que operó con alguna interrupción hasta 1936 y durante ese período reunió a un total de 36 asociados. Su figura pasó a ser en el Campo de Gibraltar un referente para los masones de la comarca durante el último tercio del XIX y primero del XX y miembros de otros talleres comarcales adoptaron Lacy como nombre simbólico para homenajear su figura.
Artículo publicado en el número 63 de Almoraima, revista de estudios campogibraltareños
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