Jesús Melgar: el nieto de Rosario
In Memoriam
"Jesús y yo éramos colegas y, además, compinches", relata el autor, natural también de La Estación de San Roque
Carlos Herrera: "Fue un algecireño único e incomparable que marcó la existencia de todos los que le conocimos"
Con Europa Sur me ha llegado hasta Valencia, donde resido, una información que ha viajado cargada de dolor: el periodista algecireño Jesús Melgar ha fallecido en Sevilla la tarde del 4 de diciembre, a los 71 años.
Aunque hace un año intentamos vernos, la reunión se frustró a última hora, pero nos wasapeábamos. El 1 de noviembre, tras la catástrofe causada por la Dana en Valencia, Jesús tiró de guasa y me mandó una fotografía de unos toreros prestos para iniciar el paseíllo. La imagen se complementaba con la siguiente leyenda: “La Unidad Valenciana de Emergencia disponiéndose a rescatar a las víctimas”.
Jesús y yo éramos colegas y, además, compinches.
En su amplia trayectoria periodística, además de profesionalidad, aportó entusiasmo, actitud, disposición y temple
Éramos colegas porque a ambos nos unió el mismo oficio e idéntico apego hacia el mundo de la comunicación. El obituario de Europa Sur pormenoriza su excelente currículo y su amplia trayectoria periodística, en la que, además de profesionalidad, aportó entusiasmo, actitud, disposición y temple.
También, si se me permite la confidencia, porque compartíamos el encuentro sentimental con una ciudad que siempre nos ha completado y dado energía. Esa ciudad se llama Algeciras, de modo que no me extraña que su Ayuntamiento le nombrara en 2020 Hijo Adoptivo, título que recogió en 2022, tras la pandemia.
Y éramos, asimismo, compinches porque a ambos nos unió La Estación de San Roque, su pueblo y el mío, donde nacimos y donde correteamos de niño lo indecible por la calle del Rio. Cuando nos veíamos, Jesús siempre me decía: “A ti no te puedo engañar, tu sabes que yo soy Jesús, el nieto de Rosario La Pajera”.
El gaucho argentino Jorge Cafrune cantaba una letra que ensalzaba la infancia y las relaciones infantiles que concluía así: “Lindo haberlo vivido pa´poderlo contar”. Fue un placer conocerte y compartir amistad. ¡Gracias, Jesús!
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