Jesús Melgar, un grande de la comunicación

In Memoriam

Su tono mordaz, irónico, inteligente, crítico y desinhibido fueron sus marcas; auténtica guasa algecireña en estado puro valorada por gigantes como Jesús Quintero o Carlos Herrera

La Asociación de la Prensa del Campo de Gibraltar lamenta la muerte del periodista Jesús Melgar

Jesús Melgar, en la cocina de su casa de Sevilla.
Jesús Melgar, en la cocina de su casa de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

Recuerdo un caluroso mes de septiembre de alguno de los primeros años de los 90, cuando nos recibió a su hijo y a mí en Gran Vía 32, sede principal del entonces potentísimo Grupo Prisa. Jesús, el padre moderno de mi amigo, era una reconocida estrella en esos pasillos, un igual entre periodistas de primerísima fila como Iñaki Gabilondo, pero siempre con un toque más canalla. El lobby algecireño (Goyo, Chaves, González Otal….) del que formaba parte se hacía notar y mucho, en ese templo del cuarto poder en mayúsculas que era la Cadena Ser del tardo-felipismo.

Porque Jesús era un grande de la comunicación de nuestro país, un verdadera periodista de raza y de vocación, y así lo demostró durante toda su brillantísima carrera.

Su tono mordaz, irónico, inteligente, crítico y desinhibido fueron sus marcas; auténtica guasa algecireña en estado puro valorada por gigantes como Jesús Quintero o Carlos Herrera, que contaron de manera permanente con la colaboración principal de Jesús, clave en la calidad y éxito de sus punteros programas, desde El Loco de la Colina a El Perro Verde, o los matutinos de Herrera.

Un genio único que, además, notició lo que acontecía por medio mundo, desde el Bagdad de Husein, a la Cuba de Fidel, pasando por la Libia de Gaddafi.

La entrevista con Paco de Lucía en el frente del Hotel Bahía en 1980 tendría que estar colgada en el museo municipal

Alejado de la nota de prensa y de la noticia de agencia, siempre fue un adelantado a su tiempo, con un relato asombroso de su ejercicio profesional y de su propia vida, contestataria, viajera e inconformista, pero nunca falta de sátira y de humor.

Y el mejor relato gráfico de su trayectoria, sobre todo en lo relativo a sus primeros años, lo tenemos en las icónicas fotos de otro algecireño único como fue Foti del Aguila. La entrevista con Paco de Lucía en el frente del Hotel Bahía en 1980 tendría que estar colgada en el museo municipal.

Pero la que mejor refleja su vida es la que tiene con Serrat en 1972, poco después de haber lanzado el año antes la considerada mejor canción de la música en español de todos los tiempos, Mediterráneo. Porque su soñado último e irrealizado proyecto se llamó así de Algeciras a Estambul; porque su vida fue eso, de Algeciras a Estambul, o a Nepal, a Nicaragua, o a Ruanda o a cualquier parte del mundo, pero siempre desde Algeciras y con Algeciras en el alma y en el corazón, como el mismo reconoció: "Al fin al cabo, Algeciras Mare es eso, mi madre, mi tierra, la que revivió los cuerpos de mis muertos y la que acogerá a mis gentes rebosantes de vida. Me siento como Ulises en su larga travesía de retorno a Ítaca. Detrás de cada travesía persiste la nostalgia de volver al hogar. Uno siempre anda buscando la forma de volver a su puerto, a su casa".

Ahora con todo el dolor para tantos que lo queríamos y queremos a la familia Melgar, vuelve a Algeciras para que sus cenizas siempre queden aquí. Descansa en paz, querido Jesús. 

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