Guía fotográfica para no quemar tu equipo
Tribuna abierta
Las personas son un material sensible que exige ser tratado con máxima precisión, orientado a las emociones que se sienten de manera natural y no se controlan
En el management, la ISO (la sensibilidad del sensor de la cámara a la luz) son los valores de lo que uno está hecho. Es lo esencial. Si lo tocamos, aparece el ruido. Puedo dejar que entre más luz en la foto —aparentar lo que no se es—, pero cuando eso ocurre, aparece el ruido en la fotografía y la falta de autenticidad en el manager. Y ahí se acabó el liderazgo.
La autenticidad, el carácter, los valores. Eso es fundamental en un directivo, además de la inteligencia y la consciencia situacional para saber leer el entorno y analizar la realidad, para actuar de forma correcta en cualquier situación.
Luego está la velocidad de obturación. Para que el management fluya, la velocidad de obturación debe ser el doble de los fotogramas por segundo aplicados al vídeo. En el management, los fotogramas por segundo son la velocidad que el directivo mete a la actividad: el ritmo de trabajo, la exigencia, los momentos clave, apretar al equipo y exigirle cuando la situación lo requiere.
Pero claro, hay que ajustar la velocidad del diafragma. Entonces se ha de aplicar una velocidad lenta si los fotogramas por segundo son a ritmo normal. Pero si aplicas una velocidad lenta en el obturador, ocurre que la imagen se sobreexpone y se quema. Es decir, si el manager no es cuidadoso y no es capaz de exigir al equipo en función de lo que puede pedirle, el resultado se quemará. Será inservible.
Cuando eso ocurre, la gente se marcha, desconfía, se aburre. Y lo peor es que los buenos se suelen separar del mal directivo y se suelen quedar en la organización —para protegerse en su zona de confort— los menos dotados. Porque marcharse, irse de una organización, es un acto que demuestra que se es capaz de salir de una zona de confort y eso es muy valioso.
En la filmografía, el exceso de luz se soluciona con filtros que atenúan la luminosidad. En el management también podemos usar atenuantes y esos tienen que ver con el aspecto más relacionado con el apoyo del manager a su equipo. No tanto en el plano técnico (cómo se hace), sino en el estratégico. Y ahí la función predominante es la comunicación, entendida como una función de fondo y absolutamente esencial para el ejercicio de una dirección de calidad.
La comunicación es un poliedro de múltiples caras. Pero en este escenario, aquí, cobra especial relevancia como aportadora de sentido a los colaboradores. Sentido estratégico: trasladar para qué y en qué contexto. El concepto estratégico suele allanar muchos caminos de incomprensión cuando no están bien explicados. Y por bien explicados se entiende con la discreción necesaria que cabe en este entorno de comunicación adecuada.
El 'manager' es un equilibrista de la luz porque le da la intensidad justa para darle sentido"
En la filmografía es fundamental la capacidad del sensor, porque cuanta más luz pueda asimilar, más margen de edición en posproducción tendrá esa imagen. En el management, la calidad del sensor se mide en tres parámetros: la capacidad de llevar al equipo al éxito; ser excelente desde el plano técnico (no en el sentido de “cómo se hace”, sino en un sentido más holístico); y ser una buena persona. (Por buena persona, en un manager, se entiende no mentir, no manipular y morir por el equipo). Es lo que se denomina las tres B.
A los filmógrafos profesionales nos gustan los controles manuales y desdeñamos los modos automáticos. En el management, eso es lo que yo llamo “artesanía”: hecho a mano. Porque las personas son material sensible que exige ser tratado con máxima precisión y amor —no en sentido de pareja, se entiende—, sino orientado a las emociones que se sienten de manera natural y no se controlan. Porque cuando se controlan, no dejan de ser una manipulación.
Es decir: o se es o se finge. Y un manager, ante todo, es. Cuando un directivo finge, fracasa. Sencillamente porque no es posible mantener la ficción por espacios prolongados de tiempo.
Dirigir personas es fundamentalmente poner foco y ese foco de luz es el manager, pero la luz ha de ser la justa. El manager es un equilibrista de la luz porque le da la intensidad justa para darle sentido.
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