Diafragma 2.8
Paco Guerrero
De facilidades
Con la llegada del buen tiempo y el aumento de las temperaturas, reaparece un enemigo silencioso que acecha en parques, jardines y senderos: la garrapata. Este parásito diminuto, casi invisible, es capaz de desencadenar una infección causada por la bacteria Borrelia burgdorferi que, si no se trata a tiempo, puede derivar en problemas neurológicos, digestivos, articulares e incluso cardíacos.
Carmen González Orozco, vecina de Algeciras, lo sabe bien. Esta mujer de 40 años libra una batalla diaria contra la enfermedad de Lyme crónica, una dolencia todavía desconocida para muchos y, lo que es peor, desatendida por la sanidad pública.
Durante casi dos décadas, Carmen visitó especialistas y recibió diagnósticos que no se ajustaban a su realidad: fibromialgia, fatiga crónica, esclerosis múltiple e incluso ansiedad. Los tratamientos que recibía no aliviaban su sufrimiento, sino que lo agravaban.
El punto de inflexión llegó cuando conoció a Carmen Navarro, su médico especialista en Madrid, quien la animó a enviar una prueba a un laboratorio de Alemania. Hace cuatro años, por fin recibió el diagnóstico correcto: enfermedad de Lyme en fase crónica con varias coinfecciones asociadas.
A esta patología la llaman "la gran imitadora". Sus síntomas se confunden con los de la fibromialgia y la esclerosis, entre otras. Su detección tampoco es fácil. Al menos con las pruebas que se realizan en España, donde solo se revelan un 30% de los casos.
A Carmen le mandaron un kit de extracción de sangre de Alemania. El test le costó 1.000 euros y el tratamiento mensual ronda los 500 euros. Aun así, no hay garantías de curación, ya que el sistema público no ofrece ni las pruebas necesarias ni tratamientos adecuados. Tampoco reconoce el Lyme como enfermedad crónica, lo que impide a personas como Carmen acceder a una baja médica o solicitar la discapacidad.
"Cada visita a un especialista es una lotería. Algunos te creen, otros te mandan a casa diciendo que es psicológico, a pesar de que tengo las pruebas que confirman la enfermedad", denuncia Carmen González.
A los 40 años, esta algecireña no puede trabajar. Vive con sus padres porque necesita ayuda constante y no puede permitirse hacerlo sola. Su vida ha cambiado radicalmente.
"Me despierto agotada, con dolor las 24 horas. Hay días con náuseas, vértigos, visión nublada y jaquecas. No puedo hacer una vida normal", explica. "Pasé dos años en cama, con fiebre constante y sin saber qué me ocurría". Sin embargo, González Orozco mantiene una actitud positiva. "Me gusta afrontar la vida así, con alegría. Aunque por dentro me coman los dolores", confiesa.
Más allá de la bacteria, el mayor enemigo es la invisibilidad de la enfermedad. "No parezco enferma. La gente no entiende que esté tan limitada si me ve bien. Por eso siempre voy con mis informes encima", explica Carmen.
Como representante en el Campo de Gibraltar de la asociación nacional ESlyme, Carmen alza la voz por quienes, como ella, sufren en silencio. "Ya hemos detectado seis casos solo en la comarca, y acabamos de empezar a hacer el censo", señala. Su doctora especialista de Madrid le confesó que tiene muchos pacientes campogibraltareños, aunque no puede facilitar cifras por motivos de privacidad.
Desde la asociación reclaman el reconocimiento oficial del Lyme crónico, el acceso a pruebas fiables como las que se utilizan en otros países europeos, tratamientos adaptados a cada fase de la enfermedad y campañas de prevención e información, especialmente en centros educativos.
"Pusimos carteles informativos en un centro educativo y los quitaron a los dos días. Algunos padres se alarman al leer que puede transmitirse por garrapatas o arañas. Pero esconder la información no hace que el problema desaparezca", defiende Carmen.
Durante el mes de mayo, los pacientes con Lyme han protagonizado iniciativas para hacer visible su realidad. La más destacada es LYMEtro a metro, una carrera virtual en la que se pasan simbólicamente el testigo a través de vídeos. Este evento, que cumple ya tres años, se ha acompañado de la iluminación en verde de edificios públicos y encuentros con autoridades.
Mientras llegan las respuestas a las demandas de pacientes como Carmen, la mejor arma sigue siendo la prevención. Las garrapatas no solo habitan en zonas rurales; hoy en día se pueden encontrar en jardines, parques y zonas verdes urbanas.
Por eso, cuando se realizan actividades al aire libre, es fundamental llevar ropa clara que cubra el cuerpo, usar repelentes específicos y revisar bien el cuerpo al volver a casa. "Si encuentras una garrapata, retírala solo con pinzas especiales y guarda el insecto para analizarlo", recomienda Carmen. El tratamiento con antibióticos debe iniciarse cuanto antes, aunque los síntomas pueden tardar días, meses o incluso años en aparecer, especialmente cuando el sistema inmunológico se ve debilitado.
Mientras la enfermedad de Lyme sigue siendo una gran desconocida para muchos ciudadanos y profesionales sanitarios, quienes la padecen luchan por hacerse oír. Reclaman una mayor inversión en investigación y tratamientos, protocolos de diagnóstico más eficaces y, sobre todo, ser reconocidos por un sistema que, según denuncian, les da la espalda.
En el Campo de Gibraltar, como en otros puntos del país, su voz comienza a abrirse paso, impulsada por la necesidad urgente de concienciación, visibilidad y respuestas.
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