Campo de Gibraltar

La flota del Estrecho pide más cuota de atún ante la caída de voraz y sable

  • El sector artesanal dispone de apenas 40 toneladas para capturas accidentales

  • La pesca de las principales especies cayó en picado el pasado año

Varios pescadores repasan las redes a bordo de un pesquero en el puerto de Tarifa.

Varios pescadores repasan las redes a bordo de un pesquero en el puerto de Tarifa. / erasmo fenoy

El sector pesquero del Estrecho de Gibraltar reclama al Gobierno la concesión de más cuota de atún rojo para poder compensar la caída de las capturas de voraz y pez sable- las especies que tradicionalmente se faenan en el caladero- como fórmula para mantener la actividad y los puestos de trabajo de la flota artesanal.

Durante 2017 se ha constatado un fuerte descenso de la pesca de estas dos populares especies sobre las que se sustenta buena parte de la actividad del centenar de buques artesanales que quedan activos en los puertos de Algeciras y Tarifa, por lo que el sector reclama una alternativa que permita su supervivencia. "No ha sido un buen año. De hecho, 2017 ha sido uno de los más malos para la pesquería del voraz y del pez sable en el Estrecho. Tampoco hay en la zona de Marruecos mientras que en el mar existe muchísimo atún rojo y barcos sin apenas cuota que podrían tener en esta especie su salvación", reflexiona Pedro Maza, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (Faape) y vicepresidente segundo de la patronal nacional Cepesca.

3,4Toneladas. Descarga de besugos de pinta en Algeciras en 2017, un 81% menos que el año precedente.

La flota artesanal del Estrecho tuvo en 2017 un total de 40,29 toneladas de atún rojo asignadas como pesca accidental (para cubrir las posibles capturas mientras se faena otra especie). Maza considera necesario que el Gobierno incremente este techo en el reparto de 2018 (que debe concretarse en febrero) de forma que se pueda articular una reconversión. "La única pesquería que se ha recuperado como especie es el atún rojo. Es hora de pasar de una cuota mínima para la flota artesanal del Estrecho, que apenas cubre la actividad accidental, a una cuota firme de pesca dirigida de atún rojo. Hay barcos sin apenas cuota. Desde la federación y Cepesca estamos trabajando para empezar a buscar salidas a los pescadores del Estrecho porque el cerco, el voraz y el sable están bajo mínimos", destaca Maza.

Las cifras de comercialización de voraz y sable en las lonjas de Algeciras y Tarifa computadas por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía no dan lugar a dudas. En el Puerto de Algeciras, la pesca descargada en 2017 ascendió a 781 toneladas, un 34% más que el año anterior (583), empujada por factores como la ausencia de lonja en La Línea y diez veces más capturas de jurel (que pasó de 28 toneladas a 294) aunque a un precio mínimo (1,5 euros por kilo).

En cambio, las capturas y ventas del voraz o besugo de pinta, la especie más rentable por su alto valor en el mercado mayorista, se fueron a pique al pasarse de las 18 toneladas de besugos de 2016 a apenas 3,4 el año pasado (-81%). Consecuentemente, la cifra de negocio se resintió, puesto que las 18 toneladas supusieron en su día unos ingresos para la flota de 327.314 euros mientras que este año apenas llegaron a 62.000, insuficientes para cubrir los costes. El sable pasó de 613 toneladas a sólo 29 el año pasado (-95%).

En Tarifa sucedió tres cuartos de lo mismo. La lonja mantuvo en 2017 actividad similar a la del año precedente por volumen de pesca descargada, con 210 toneladas (222 en 2016). La cifra de negocio sí bajó, de 2,5 millones de euros a 2,2 millones. En este puerto, las capturas de voraz cayeron en 2017 a menos de la mitad, de 81 toneladas en 2016 a 39,5 en el año recién terminado (-51%), lo que tuvo su repercusión en el valor de venta que se desplomó de 1,6 millones de facturación en 2016 a apenas la mitad el año pasado (855.000 euros). Tampoco fue un buen año para el jurel, que pasó de 53 toneladas a 22, mientras que el sable bajó de 7,1 toneladas a 2,5 (un 66% menos).

Los muebles se salvaron porque hubo más descargas de atún rojo gracias a la mayor actividad de la almadraba: de 73 toneladas a 139, lo que permitió duplicar la facturación (de 678.000 euros a 1,2 millones) y, en consecuencia, concluir el ejercicio con un resultado económico similar aunque ajeno para la flota artesanal.

La adaptación de la flota del Estrecho para capturar atún rojo supondría, según Maza, mínimas inversiones frente a la rentabilidad de una especie cada vez más valorada en los mercados.

Para la patronal pesquera, 2018 no tiene visos de ser diferente para los voraceros salvo que se articulen medidas alternativas. "No tenemos datos como para pensar que este año va a ser diferente", lamenta Maza.

El año recién comenzado también tiene como uno de sus hitos la renovación del acuerdo pesquero entre la Unión Europea y Marruecos del que se benefician 126 barcos (un centenar de ellos españoles, la mayoría gaditanos). El pacto expira el 14 de julio y para entonces, resaltan desde Cepesca, ya debe estar acordado el nuevo marco de cooperación. "El acuerdo con Marruecos nos aporta estabilidad y seguridad. Es un acuerdo de vecindad para gestionar juntos un caladero del que dependen barcos de Algeciras, Tarifa, Conil o Barbate", resalta Maza. Las conversaciones deben iniciarse ya para contar con tiempo suficiente para la negociación, aprobación, ratificación y puesta en marcha efectiva.

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