El dilema de la deuda 'post mortem'

El Ayuntamiento de Los Barrios se enfrenta a la obligación moral de tomar una decisión que todo el mundo entiende como lógica pero sin provocar, a su vez, una situación injusta. Un nuevo choque entre la burocracia y los dictados de la razón.

Ante el grave problema de falta de espacio en el camposanto local -que al ritmo actual se llenaría este mismo año- la entidad local emprendió un proceso administrativo para reclamar el pago de los alquileres de los nichos con deudas y, en caso de no poder localizar a algún descendiente o que éstos rechazaran hacerse cargo, previó aplicar la ordenanza municipal que conlleva la exhumación y su traslado al osario general sin posibilidad de reversión.

Existen 21 personas que arrastran deudas post mortem en algunos casos con más de 20 años de impago; pero sólo dos han trascendido públicamente por su relevancia: se trata de los nichos que acogen los restos mortales de la afamada bióloga neocelandesa Betty Eleanor Grosset Allen (más conocida como Betty Molesworth) y Miguel Herrera Montero, el popular Maestro Quico.

Una enseñó al mundo que el alcornocal de la Villa es un tesoro botánico y el otro permitió a mucha gente humilde conseguir un gran patrimonio: saber leer y escribir. La familia de Allen está, literalmente, en las antípodas mientras que Herrera no dejó descendencia. El dilema abierto en ambos casos fue planteado en el último Pleno porque no hay quien pueda decidir o atajar el impago. Mientras, al gobierno local le ha tocado, una vez más, bailar con la más fea.

El presidente y portavoz del PIBA, Miguel Domínguez, conoció bien a ambos vecinos ilustres en su etapa como alcalde en los ochenta. "Herrera vivió solo hasta su fallecimiento a mediados de los ochenta. No sabemos si tiene familia, pero el día de su entierro sólo fuimos tres o cuatro personas pese a que enseñó a leer y escribir a cientos de personas sin ser maestro titulado", comenta. De Allen destaca que llegó a Los Barrios en 1963 y que catalogó una especie de helecho tropical. Teclear su nombre en Internet lleva a registros de científicos vinculados a prestigiosas entidades como la Universidad de Harvard.

La concejal de Cementerios, Carmen Roldán, se muestra sensibilizada con la situación no sólo de Allen y Herrera. "Todos tienen el mismo derecho. También se nos da el caso de personas que no pueden pagar las deudas y otras que, sin embargo, rehusan hacerse cargo", comenta la edil sin dejar escapar que ambas deudas llevan años arrastrándose sin que nadie pusiera remedio. En el caso de Herrera desde 1990. Pero, ¿cómo articular una solución sin resultar lesiva para el resto? "Ya hemos conseguido encontrar a la familia de Molesworth. La próxima semana hablaremos con ellos pero no tanto por reclamarles la deuda como porque sean informados de la situación legal. Los plazos fijados son flexibles pero cabe preguntarse por qué nadie ha reparado en esto antes, en que personas relevantes no tengan quién se haga cargo de sus nichos", destaca Roldán.

Calculadora en mano, no es una cuestión de dinero la que lleva al Ayuntamiento a sopesar la posibilidad de exhumar a los deudores. El alquiler quinquenal de un nicho cuesta 72,9 euros y por unos 400 euros se puede conseguir la propiedad. De hecho, no son pocas las personas de edad avanzada que reparan en esta cuestión -que nadie lo pague en el futuro- y compran su nicho, su lugar para el descanso perpetuo.

La solución más fácil, y más cara, es ampliar el cementerio. Pero no corren buenos tiempos en la Villa y el coste de un columbario de urgencia, 30.000 euros, es hoy todo un capital para un municipio que se jactó tiempo atrás de planificar un futuro prometedor con fastuosas obras pero no pareció preocupado por construir un lugar para acoger sin estrecheces el descanso eterno.