La pretendida creación de una provincia en el Campo de Gibraltar a comienzos del siglo XVIII

Instituto de Estudios Campogibraltareños

El coronel Porro quiso fundar la provincia repoblando terrenos con ciudadanos italianos

Vista de la playa de Bolonia
Vista de la playa de Bolonia
Andrés Sarria Muñoz/ Iecg

15 de octubre 2022 - 04:00

Este trabajo contempla el escenario nuevo y excepcional presentado a raíz de la pérfida usurpación de Gibraltar durante la Guerra de Sucesión española (1701-1714). En nuestra comarca fueron tiempos de una intensa actividad militar que, a fin de cuentas, de nada sirvió para recuperar la plaza.

En aquel momento se valoró el aumento de la población y el desarrollo económico como un modo de salvaguarda frente a los ingleses y sus intenciones de ocupar más territorio del que les correspondía según el famoso Tratado de Utrecht. Por no hablar del contrabando, que iniciaba entonces su larga y tortuosa andadura sin dar un solo día de respiro hasta la actualidad.

En ese contexto surge la figura de Bartolomé Porro (1677-1724), personaje de trayectoria vital absolutamente novelesca. Nació en Cádiz, de padre italiano, oriundo de la provincia de Finale, que perteneció a la monarquía española hasta 1706. Porro alcanzó la graduación de coronel en el ejército borbónico antes de retirarse a Finale. Regresó a España en 1719 con un plan para fundar una provincia en los terrenos relativamente despoblados en torno al Estrecho trasladando finaleses y otros italianos.

Su proyecto, aprobado en abril de 1720, comprendía mayormente tierras de realengo de Tarifa, San Roque, Castellar y Jimena de la Frontera, pero también de los pueblos colindantes: Vejer, Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules, Casares y Manilva. Sus límites jurisdiccionales se fijaban entre Vejer y el río Guadarranque, dejando Tarifa en el centro con un reducido término municipal.

Demarcación territorial aproximada de la pretendida provincia.
Demarcación territorial aproximada de la pretendida provincia.

Esta provincia se llamaría El Final, y contaría con unas cincuenta poblaciones de distinta entidad, siendo cuatro las principales: Algeciras, Burgo, Marina y Final, ubicadas en lo que ahora son términos de Algeciras y Los Barrios. Bolonia sería la localidad más importante en el terreno que se tomaba a Tarifa.

Los supuestos repobladores serían agricultores y artesanos con oficios de los que en España más se careciera. Se pretendía así impulsar el desarrollo económico con manufacturas y explotaciones agrícolas, con especial atención al aprovechamiento maderero de la sierra de Ojén.

Bosques de la sierra de Ojén.
Bosques de la sierra de Ojén.

Tarifa se convirtió en centro operativo, nombrándose al coronel Porro su corregidor por todo el tiempo que durase la operación. Aquí se hospedarían los primeros repobladores en tanto que se edificaban sus casas. Y desde aquí se distribuirían los necesarios materiales, enseres, equipos, etc.

En abril de 1721 empezó Porro a ejecutar su proyecto, al que de inmediato se opusieron los ayuntamientos de Tarifa y San Roque, alegando que por estos lares no había tierras despobladas, ni mucho menos. El cabildo sanroqueño no reconocía la posesión de Porro sobre el término de Algeciras ni su nombramiento como gobernador militar; y similar oposición encontró en Tarifa. Además, Porro debió enfrentarse a la todopoderosa casa ducal de Medinaceli, dueña de inmensas extensiones de las mejores tierras agrícolas de la zona. El asunto derivó en costosos y dilatados litigios ante la Chancillería de Granada y el Supremo Consejo de Castilla.

No obstante, Porro procedió enseguida a levantar la primera población: Bolonia. Hasta allí hizo transportar materiales en barcazas desde el puerto de Tarifa. Sobre la ciudad romana de Baelo Claudia se edificaron unos barracones y poco más, porque el creciente rechazo en Tarifa obligó a paralizar de momento las obras y los deslindes de tierras.

3. En la amplia ensenada de Bolonia se empezó a construir la primera nueva población en 1721
3. En la amplia ensenada de Bolonia se empezó a construir la primera nueva población en 1721

Finalmente, Porro desistió de edificar en Bolonia, trasladando todos los materiales a Valdevaqueros, donde se trabajó con intervalos hasta mediados de 1723. Lo construido aquí fueron ocho casas dispuestas a modo de plazuela, más algunas otras alrededor dejadas en los cimientos. Este es el origen del caserío tarifeño llamado Casas de Porro.

En Algeciras, ninguna obra llegó a ejecutarse siguiendo órdenes de Porro, a quien se le complicaron sus planes más si cabe al entrar en escena en 1721 el ingeniero jefe del reino Jorge P. Verboom. Es bien conocido que este tenía sus propias intenciones para la reconstrucción de Algeciras, y para nada contaba con las propuestas del coronel Bartolomé Porro.

El rechazo al proyecto repoblador derivó incluso en inmisericordes ataques personales a Porro, llegando al punto de ser excomulgado por el vicario de las iglesias tarifeñas. Esto no era ninguna broma en aquellos tiempos, como tampoco lo era el que se pusiera en entredicho su hombría. Y todo ello con el fin de menoscabar su autorizad. El rey, Felipe V, impuso algunas leves sanciones a los más destacados partícipes de tales ataques, advirtiendo que no entorpecieran la tarea de Porro.

De los pocos presuntos repobladores que llegaron, ninguno vino directamente de Italia. La mayoría acudieron de Cádiz y provincia con la promesa de darles casa en Algeciras, cosa que no ocurrió. Todos estuvieron residiendo en Tarifa a expensas de Porro durante el tiempo en que este se mantuvo al frente del gobierno de la ciudad.

Porro fue arrestado en enero de 1723 y recluido en el presidio de Santa Catalina, en Cádiz. Tras ser excarcelado, falleció en marzo de 1724, siendo embargado su patrimonio para saldar deudas y con el sobrante reparar las murallas tarifeñas.

Lo ejecutado sobre deslindes solo había afectado a Tarifa y San Roque, que vieron reconocidos sus términos tradicionales, con lo que se daba definitivo carpetazo al asunto.

La idea de Bartolomé Porro venía a alterar de manera radical el estado de cosas en la comarca en el terreno económico, social, etc. Especialmente, en lo referente a los privilegios territoriales de los duques de Medinaceli, pero también dañaba los intereses de los grandes arrendatarios y ganaderos locales.

Este artículo supone un adelanto de contenidos del número 57 de Almoraima. Revista de estudios campogibraltareños

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