30 años del IECG

Una aproximación al panorama turístico en el Campo de Gibraltar durante el periodo de entreguerras 1918-1939 (I)

  • Con la llegada del ferrocarril, el Hotel Reina Cristina, el Kursaal y la construcción del puerto de Algeciras, la comarca empezó a tener ciertas infraestructuras turísticas

Una imagen de época del Hotel Reina Cristina.

Una imagen de época del Hotel Reina Cristina.

Como dice Luis Lavour “no fue España meta del turismo romántico”. Y estaba cargado de razón, las guerras civiles no son el mejor reclamo para los turistas. No obstante, un fenómeno muy particular se fue forjando en el mediodía peninsular gracias a las guerras napoleónicas, que habían conseguido que los gibraltareños y, sobre todo, su guarnición militar, pudieran oxigenarse, debido a la voladura de la Línea de Contravalación en febrero de 1810.

A partir de entonces, los campos y las poblaciones de la comarca se fueron salpicando de pintorescos viajeros que, a veces, buscaban aventuras en lugares más lejanos netamente románticos como Ronda y Granada, abriendo así “el camino inglés”.

A estos viajeros “locales” se fueron añadiendo otros foráneos. Los nuevos vapores tuvieron que rendirse al yugo del carboneo, por lo que el puerto de Gibraltar “ató en corto a los derroteros de los vapores de la Peninsular & Orient Line, el primer servicio regular de pasajeros que enlazó Inglaterra con Italia, Grecia y el Oriente Próximo”, posibilitando “la aparición, por su campo adyacente, de un tráfico computable como turístico”. Más tarde, la apertura del Canal de Suez, que se inauguró en noviembre de 1869, le dio un valor añadido a este puerto, por lo que las visitas de turistas a la comarca se fueron multiplicando.

Posteriormente, tras varios años de proyectos, permisos y obras, el 27 de noviembre de 1892 se inauguró la línea férrea Algeciras-Bobadilla, gracias a la iniciativa de la The Algeciras & Gibraltar Railway Company Limited. No hubo otras líneas férreas en la comarca, a pesar de los frustrados intentos de conectar Algeciras con Cádiz y Málaga.

Una vez construida la línea férrea, la misma compañía edificó en 1894 un muelle de madera y creó un servicio propio de vapores para unir los puertos de Gibraltar y Algeciras con varios servicios diarios, sirviendo además como depósito de carbón. Y para dar acogida a los viajeros se construyó el Hotel Anglo-Hispano. Mientras tanto, en la frontera de La Línea de la Concepción a finales de siglo transitaban unas 15.000 almas -gran parte trabajadores-, 300 caballerías y 300 carruajes diarios; por lo que esta localidad se dotó de algunos hoteles modestos, además contaba con un magnífico local de ocio, el Kursaal Anglo-Hispano Victoria. Con respecto a las demás instalaciones de la comarca la oferta hotelera se reducía a unas pocas casas de huéspedes y fondas como, por ejemplo, las fondas El Comercio y La Mariana en San Roque.

Pero desde luego a finales del siglo XIX y principios del siglo XX la ciudad más destacada por sus servicios y su vitalidad era sin duda Gibraltar. Desde el punto de vista turístico disponía de varios hoteles entre los que sobresalía el Hotel Bristol. Fundado en 1894, era considerado el mejor de la ciudad, ofreciendo diversos servicios, entre los que se contaban los del guía Juan Hangling. También ofertaba la ciudad otra media docena de hoteles y varias casas de huéspedes. Igualmente disponía de restaurantes, cafés, cervecerías y clubs sociales, la mayoría relacionados con el deporte, pues los británicos fueron verdaderos pioneros de este variado campo lúdico en el mediodía peninsular. Tampoco podían faltar las tiendas de antigüedades y de artículos exóticos y turísticos -en algunas tiendas se vendían productos orientales y objetos de marfil-, además de varios “establecimientos de vistas fotográficas”.

Todo este esplendor no sólo estaba íntimamente relacionado con la llegada de viajeros que recalaban en Gibraltar, sino que también a su puerto acudían miles de emigrantes que iban hacia América en busca de nuevas oportunidades, por lo que numerosas navieras ofrecían sus servicios en la colonia. En este sentido, no nos podemos olvidar de la ampliación, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, del puerto, que lo convirtió en el mejor del estrecho de Gibraltar.

La Conferencia de Algeciras de 1906

Si Gibraltar era la ciudad de la comarca más conocida a nivel mundial a principios del siglo XX, la Conferencia de Algeciras, que tuvo lugar entre 16 de enero de 1906 y el 7 de abril de 1906, puso a esta ciudad en el mapa. Por esas fechas Algeciras disponía de ciertas infraestructuras para acoger a las delegaciones de los trece países participantes -el magnífico Ayuntamiento con sus amplios salones había sido inaugurado el 15 de agosto de 1897-, y a los numerosos periodistas que acudieron a la Conferencia, sirviendo el citado Hotel Anglo-Hispano y el lujoso Hotel Reina Cristina como los lugares principales de alojamiento.

El Hotel Reina Cristina se había inaugurado en el año 1901, el mismo año que murió la reina Victoria de Inglaterra. El edificio original, de estilo colonial inglés y situado en un lugar privilegiado de la Villa Vieja, fue financiado por la compañía Henderson Administrations cuyo propietario, Alexander Henderson, había sido promotor del ferrocarril Algeciras-Bobadilla.

Cartel publicitario del Hotel Reina Cristina. Cartel publicitario del Hotel Reina Cristina.

Cartel publicitario del Hotel Reina Cristina.

Por su personalidad inconfundible, sus jardines y sus servicios, el Hotel Reina Cristina se había convertido en uno de los grandes atractivos de la comarca: “El viajero Peers señaló a este establecimiento como el mejor y el más lujoso que se había encontrado en España, lo que valía por sí mismo una excursión a esta localidad”. Pero el hotel necesitaba un soporte de expansión en la cercana playa del Chorruelo, y este soporte fue el casino balneario del Kursaal, edificio de madera, a modo de palafito, que se convirtió en el centro neurálgico de las grandes fiestas algecireñas. Además, ofrecía numerosos servicios para las clases más elitistas de la zona: “Instalado a orillas del mar. Concierto tarde y noche. La mejor vista del mundo. Abierto todo el año. El Rendez-vous más aristocrático del mundo. Bar americano. Cinematógrafo, etc”, pasando a ser de titularidad municipal en 1929, tras algunos años de decadencia.

Mientras tanto, desde que se voló la Línea de Contravalación en 1810 los terrenos gibraltareños fueron engordando gracias al campo neutral, hasta que el proceso culminó con la construcción de una verja en 1908. Estos cambios en la frontera y los graves sucesos que estaban ocurriendo en la zona de Melilla no pasaron desapercibidos para el Gobierno español, lo que dio lugar a la visita del rey Alfonso XIII a la comarca entre los días 4 y el 9 de marzo de 1909. Y rápidamente se vio la necesidad de construir un puerto en Algeciras para dar soporte al proyecto del Protectorado que se había fraguado en el Tratado de Algeciras. No obstante, el primer tramo del muelle de Alfonso XIII no se terminaría hasta mediados del año 1917.

Así mismo, por Real Decreto de 8 de abril de 1910 el Ministerio de Fomento convocó concurso para la adjudicación de las líneas que unían los puertos del sur de la Península con los del Norte de África, siendo el de Algeciras uno de los que disponía de más itinerarios, ocho en total, en los que estaban incluidos los puertos de Ceuta, Algeciras, Río Martil, Tánger, Larache y Cádiz. Ese mismo año se creó la Compañía Valenciana de Vapores Correos de África con el fin de poder concursar en la concesión de las líneas del Estrecho. Así mismo, el 30 de junio de 1913 la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces absorbió la Algeciras- Gibraltar Railway Company, incluyendo la flota de vapores.

Igualmente, las comunicaciones terrestres también fueron mejorando poco a poco en la comarca, construyéndose sendos puentes en los ríos Guadarranque y Palmones: “el día 5 de junio se inaugurará el puente sobre el río Palmones, en la carretera de Algeciras a San Roque. El puente, que es magnífico, ha costado medio millón de pesetas”.

Durante aquellos años, poca publicidad turística aparece relacionada con el Campo de Gibraltar; no obstante, la tarjeta postal, que surgió en España en 1897, va a jugar un papel muy importante.

Campamento, foco de expansión gibraltareña

En Campamento (San Roque), las carreras de caballos se organizaban desde la época del general Don, y después de las carreras de caballos llegó el polo; deporte de origen británico netamente militar y aristocrático. Una vez que, consolidado el espacio, no sin algún que otro problema con los vecinos y las autoridades locales y militares, llegaron otros deportes como las carreras de velocípedos y de automóviles, con su posterior batalla de flores. Y en 1904 se inaugura el nuevo hipódromo: “El Rey [Alfonso XIII] ha concedido una copa de plata como premio para las carreras de caballos con que la Sociedad de Andalucía se propone inaugurar el nuevo hipódromo construido en los llanos del Campamento”. La Sociedad de Carreras de Caballos de Andalucía se había creado hacía poco tiempo y estaba ligada a las sociedades gibraltareñas. Esta Sociedad, que llegó a tener un gran prestigio, estuvo en funcionamiento hasta 1936. Y también aflora el golf en Campamento, donde instala una sede el Gibraltar Golf Club, que, al menos desde 1909 estaba ya funcionando: “ha resultado que los dueños de los terrenos son don Fernando Shott y don Julio Bensú, y los que han variado el curso que antes llevaban las aguas la Sociedad del Polo, que tiene de representante a Fernando Barberá y la Sociedad del Golf, que es el encargado Cristóbal Moreno Izquierdo”.

Esta atracción por los deportes y las apuestas que llevan aparejadas dio origen a que se construyera un hotel en aquella zona. En 1913 se compran unos terrenos donde había una vivienda en ruinas. Y en estos terrenos se edifica un potente edificio que en el año 1918 se escritura como vivienda nueva; constituyéndose poco después, el 24 de marzo de 1918, la Sociedad Anónima Hotel Príncipe Alfonso, cuyo presidente era Matías Murto Victory, quien también era miembro de la Sociedad de Caballos de Andalucía. Este Hotel se anunciaba como Gran Casino y ofertaba un servicio diario de transporte desde la Plazuela del Martillo de Gibraltar.

Paralelamente a la construcción del Hotel se estaba construyendo la carretera La Línea- San Roque, que culminó con la inauguración del puente Príncipe Alfonso en julio de 1916 y la recepción definitiva de la carretera en enero de 1917. Con todos estos antecedentes, indudablemente, la barriada de Campamento se había convertido en la principal barriada de San Roque, donde residía una población elitista en modernas casas de estilo colonial. No obstante, la barriada sanroqueña que tenía una gran aceptación por sus inmejorables playas era Puente Mayorga.

La I Guerra Mundial (1914-1918)

Mientras la vida transcurría, no sin dificultades, en el Campo de Gibraltar, el mundo estaba en llamas: la I Guerra Mundial había comenzado. Aunque España se mantuvo neutral, Gibraltar estaba en guerra. Durante estos años el turismo en la comarca es principalmente de interior, relacionado con los grandes acontecimientos festivos o religiosos que se iban desarrollando a lo largo del año, como el carnaval, la Semana Santa, el Corpus Christi, las romerías y las ferias de ganados, con sus correspondientes corridas de toros. Sin embargo, en el año 1917 se entraría en una profunda crisis de subsistencias con una subida sustancial de los artículos básicos de la que no quedó ajena la comarca.

A pesar de todo, hubo algunos destellos. En San Roque, por ejemplo, desde 1914 resurgió una renovada Semana Santa, con el desfile de los romanos a pie y en 1916, a caballo. En Algeciras, por su parte, la feria fue mejorando ostensiblemente y atrayendo más visitantes. Y, para anunciar estos eventos, se utiliza como medio de propaganda la prensa y el cartel, destacando, durante estos años, la presencia del artista Mariano Bertuchi en San Roque, quien realizó diversos carteles de Semana Santa sanroqueña y uno de la Feria de Algeciras.

Cartel de Semana Santa de San Roque (1918) Cartel de Semana Santa de San Roque (1918)

Cartel de Semana Santa de San Roque (1918) / Mariano Bertuchi

Bertuchi marcaría un antes y un después en la historia del cartelismo del Campo de Gibraltar. En cuanto a los talleres litográficos, destacó la empresa gibraltareña Tip. & Lit. Beanland, Malin & Company, que fue la que editó, con diferencia, los mejores carteles de la zona.

Con respecto a las infraestructuras en 1917, como se ha referido, finalizaron las obras de la carretera entre La Línea de la Concepción y San Roque y también culminó la construcción de la primera fase del muelle de Alfonso XIII en Algeciras, aunque no sin las lógicas dificultades, debidas a la guerra. No obstante, en 1918 todavía estaba en construcción la carretera general entre Guadiaro y San Roque. Paralelamente, el domingo 17 de noviembre de 1918, en Gibraltar, se daba las gracias por la finalización de la I Guerra Mundial.

En cuanto al turismo de trasatlánticos, la apertura del Canal de Panamá en agosto de 1914 había abierto numerosas expectativas; sin embargo, la I Guerra Mundial estaba haciendo estragos: el hundimiento del trasatlántico Lusitania frente a las costas de Irlanda el 7 de mayo de 1915 había sido la señal de aviso de la cruel realidad.

Artículo publicado en el número 53 de Almoraima, Revista de Estudios Campogibraltareños (octubre de 2020).

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