15 años del cable que levantó a Tarifa

La primera conexión con Marruecos generó una férrea contestación Tarifa recibió 1.800 millones de pesetas en obras y compensaciones

Imagen de archivo de la instalación del segundo tendido de interconexión con Marruecos, prácticamente idéntico al instalado en los años 90.
Imagen de archivo de la instalación del segundo tendido de interconexión con Marruecos, prácticamente idéntico al instalado en los años 90.
A. R. Tarifa

05 de mayo 2013 - 01:00

El próximo 25 de mayo se cumplirán 15 años de la inauguración oficial de la primera interconexión eléctrica entre España y Marruecos. El conocido popularmente como el "cable de Tarifa" nació al calor de una intensa polémica que llegó a dividir a la población entre partidarios y detractores. Años después, el tendido submarino quedó acompañado por un segundo trazado paralelo que duplicó la conexión de intercambio energético con el país vecino y que, en contraposición, apenas encontró contestación social.

Los primeros pasos para la primera interconexión entre los dos continentes se dieron a finales de los años ochenta, cuando Red Eléctrica de España y su homóloga marroquí -Oficina Nacional de Electricidad (ONE, por sus siglas en francés)- acordaron crear una comisión mixta de trabajo para realizar los estudios técnicos que duraron unos siete años. El contrato fue firmado en 1993.

Los trabajos comenzaron a principios de 1995 y la puesta en marcha en periodo de pruebas tuvo lugar en el verano de 1997. La primera conexión, técnicamente, permitió conectar España con Marruecos a través de una línea con una capacidad técnica de intercambio de 700 megavatios.

El tendido está constituido por un primer tramo aéreo que discurre desde la subestación del Pinar del Rey (San Roque) hasta la estación terminal, en la playa de Los Lances, desde la que parte el tramo submarino hasta la terminal de Fardioua (Marruecos). En su tramo bajo el agua, los cables están enterrados por debajo de los 615 metros de profundidad y en parte están posados sobre el lecho marino. Ya en territorio marroquí, un tercer tramo dirige la energía hasta la subestación de Mellousa y, desde allí, hacia las ciudades de Tánger, Tetuán y Casablanca. En total, la inversión realizada fue de 27.400 millones de pesetas (164,6 millones de euros) sufragados prácticamente al 50% por ambas compañías.

Pero, ¿qué supuso el cable para España y Marruecos? En la presentación oficial, en 1998, se defendió la iniciativa como la garantía energética para el reino marroquí y una oportunidad comercial para nuestro país. Por aquel entonces, España tenía una capacidad de generación de 148.600 megavatios frente a unos escasos 9.218; la conexión venía a garantizar energía "para siempre" a Marruecos. La conexión permitió estabilizar la frecuencia y tensión de la red marroquí, que pasó de 225 a 400 kilovoltios, y un acuerdo de venta de energía española que inicialmente se estableció en cinco años.

Pero el camino hasta la inauguración oficial no fue, ni de lejos, sencillo. El proyecto no fue bien recibido entre un importante sector del municipio de Tarifa. Casi desde el momento en que se anunció y encontró el apoyo municipal escudado en el interés general (gobernaba entonces el socialista Antonio Ruiz) nació la Plataforma Anticable de Tarifa que respondió con vehemencia al considerar, entre otros aspectos, que no se había realizado un estudio sobre la posible afección del cable sobre la pesca y el impacto sobre las personas de los campos electromagnéticos. Además, consideraban que el cable no generaba empleo en la comarca pese a estas supuestas afecciones y ni siquiera era "solidario" con Marruecos.

Así, el arranque de 1995 estuvo jalonado por acampadas en la playa y numerosas protestas que desembocaron, en abril de ese año, en los primeros enfrentamientos graves entre los opositores al proyecto y la Guardia Civil con varios heridos -uno de ellos perdió un ojo-. Las obras recién iniciadas quedaron paralizadas hasta diciembre de 1996, justo después de pactarse un paquete de medidas compensatorias para el municipio que no evitaron nuevas protestas en febrero de 1997, con el sabotaje de las torretas y varias manifestaciones que llegaron incluso a la jornada oficial de inauguración.

Durante el parón, Red Eléctrica, el Consistorio y la Cofradía de Pescadores buscaron fijar una cantidad con el fin de compensar al municipio por la servidumbre. Red Eléctrica de España y el Ayuntamiento de Tarifa firmaron un convenio por el que la localidad recibió, según las informaciones publicadas aquellos días, 1.800 millones de pesetas (al cambio actual, 10,8 millones de euros) que se emplearon -entre otras- en obras públicas, la construcción de viviendas sociales y para la cofradía de pescadores en concepto de indemnización.

Pero tal fue la contestación social y el clima de rechazo que siquiera hubo un acto de inauguración en Tarifa. Sendas presentaciones en Sevilla y Marruecos dieron cumplida cuenta aquel 25 de mayo mientras que un centenar de manifestantes se afanó en alzar tubos fluorescentes junto a las torretas para demostrar la fortaleza del campo electromagnético.

Suficiente compensación, o no, lo cierto es que menos de una década después (2007) entró en servicio el segundo cable, paralelo al original, con otros 700 megavatios y nuevas medidas compensatorias, el proyecto REMO. La historia se repitió, aunque esa vez sin batallas y con una inauguración en suelo tarifeño.

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