Tarifa

Las almadrabas adaptan la faena al incierto mercado del Covid-19

  • Tarifa, Conil, Barbate y Zahara comienzan la temporada de captura del atún rojo con medidas de precaución y máxima incertidumbre

Dos almadraberos, en plena faena.

Dos almadraberos, en plena faena. / EFE

Los atunes rojos salvajes han vuelto a su cita con las aguas del Estrecho de Gibraltar, donde cada primavera cruzan para desovar en el Mediterráneo. En las almadrabas de la zona, una de ellas la de Tarifa, se han adaptado a los tiempos del coronavirus para mantener un arte de pesca que se remonta a hace más de 3.000 años.

Las cuatro almadrabas de la costa de Cádiz, ubicadas en Conil de la Frontera, Barbate, Zahara y la mencionada de Tarifa, han comenzado ya sus levantás, como se denomina cuando los atunes, tras ser seleccionados por los buzos, son extraídos de los puntos del mar en los que cada primavera se instalan unos laberintos de redes.

Considerado desde hace años un preciadísimo manjar, gracias especialmente al mercado japonés que ha exportado después la afición al mercado internacional, la temporada de captura del atún rojo de almadraba se ha convertido en los últimos años en una fiesta gastronómica en las localidades en las que se practica. Pero este año, la pandemia del coronavirus ha hecho que no sean posibles estas semanas rutas y fiestas gastronómicas que eran todo un reclamo para cientos de turistas en el sur y en el Campo de Gibraltar.

Sin estas fiestas y, sobre todo, con los restaurantes cerrados, el escenario es incierto: "El comercio está cerrado y no sabemos si vamos a poder vender el pescado, y a qué precio. No sabemos lo que va a pasar. Lo que sabemos es que el atún pasa en sus fechas y si no lo pescas lo pierdes, y hay que pescarlo", explica Pedro Muñoz, gerente de la pesquería de la almadraba de Barbate.

La recuperación del mercado nacional, la única salida que ven los almadraberos

A pesar de la incertidumbre, las almadrabas se han adaptado a las circunstancias: "Hemos trabajado con mucha precaución. Por ejemplo, un barco que lleva ocho marineros lo hemos dejado con cuatro para guardar su distancia. ¿Qué es lo que pasa? Pues que un barco con la mitad de marineros cala la mitad de redes. Ha sido más lento, más costoso, pero lo hemos conseguido", apunta Pedro Muñoz.

"No podemos bajar la guardia, aquí nadie trabaja sin sus guantes, sus mascarillas, sus pantallas", enumera. "A la hora de jalar las redes desde la sacá, donde normalmente están los marineros pegados, hemos puesto unas máquinas con polea para ir jalando, y en vez de ir veinte marineros en el barco, se pondrán ocho", añade.

Las almadrabas han comenzado el pasado fin de semana con su labor. Las piezas capturadas en Barbate se envían a un "barco factoría" ubicado junto a ella y que cuenta con tripulación japonesa que ha pasado previamente por una cuarentena. Allí se despiezan y comienza su proceso de ultracongelación a -60° que garantiza las propiedades organolépticas del atún y la conservación de su calidad. Cuando acabe la campaña el buque factoría descargará directamente las piezas en las instalaciones de la compañía en el muelle de Cádiz.

También los inspectores y observadores de la administración, que se encargan de inspeccionar y certificar esta pesquería, han cumplido una cuarentena y se han instalado en una residencia temporal para garantizar un control de su salud. Las almadrabas han comenzado sus capturas sin despejar cómo será este año el camino comercial. De momento, su única salida son las pescaderías nacionales.

La ultracongelación que realizan las cuatro almadrabas permite que el producto pueda esperar sin perder calidad la reactivación del mercado de la restauración nacional, y de las rutas comerciales del europeo y asiático.

"Habrá que esperar a la recuperación de estos mercados para saber si habrá demanda suficiente para nuestro producto. Nuestros clientes nos han contactado como siempre, para demandar nuestro producto", explica Pedro Muñoz, antes de añadir que "ni ellos mismos saben si tendrán posibilidad de vender en una situación como la actual".

Las dificultades que ha traído el coronavirus han impactado en esta pesquería artesanal cuando comenzaban a recuperarse de las que impuso el plan internacional de recuperación de la especie, que limitó sus posibilidades de capturas. Para este año 2020, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) decretó para España una cuota de 6.107,60 toneladas. De ellas las cuatro almadrabas gaditanas se repartirán 1.479 toneladas, lo que supone casi un 10 % más con respecto a 2019.

La división que se ha hecho entre las cuatro almadrabas, según su tamaño y los derechos adquiridos en su concesión, son de 408,866 toneladas para Barbate, que ha conseguido elevarlas hasta las 1.100 haciéndose con cuota proveniente de pesquerías de Cantabria y País Vasco.

Las otras tres, pertenecientes a la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba (OPP-51) y comercializa Gadira, tendrán una cuota de 383,837 en el caso de Zahara; 372,078 para la de Conil y de 314,627 para la de Tarifa.

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