Campo de Gibraltar

Vuelta al tajo en el Puerto de La Atunara

  • La campaña de la melva devuelve la actividad a la lonja linense tras la crisis de la cofradía

El excelente arranque de la campaña de la melva ha supuesto un halo de esperanza para los pescadores de La Línea tras un año marcado hasta ahora por un sinfín de vicisitudes. El sector pesquero de la ciudad emprendió hace dos semanas la temporada de captura de la melva, una humilde especie que, sin embargo, ha logrado dar un giro a la situación del Puerto de La Atunara.

Los pescadores linenses han logrado romper el círculo vicioso en el que habían entrado por las deudas de la Cofradía de Pescadores. La entidad, que agrupa a la flota local compuesta por casi 40 buques, comenzó el año abriendo el debate sobre su posible disolución, ahogada por los números rojos generados por la gestión deficitaria de la lonja. La cofradía dejó de explotarla a finales del invierno, lo que obligó a los barcos a derivar sus descargas a los puertos de Algeciras y Estepona (Málaga), sumiendo al puerto linense en varias semanas de inactividad.

La Organización de Productores Pesqueros, alternativa a la crisis de la cofradía linense

Los marinos han encontrado su tabla de salvación en la Organización de Productores Pesqueros (OPP), constituida en marzo de 2015 para la captura del corruco y su venta bajo la marca comercial Tunara. Forman parte de ella unos 25 armadores con base en el puerto de la ciudad. "Hemos trasvasado la actividad de los pescadores a la OPP. La Cofradía de Pescadores ha dejado de estar activa, que no disuelta. Y ahora estamos trabajando y facturando a través de la OPP que tiene una economía saneada. Ello nos ha permitido reabrir la lonja para atender la campaña de la melva, que ha comenzado bastante bien", explica Juan Morente, secretario de la OPP que preside Francisco Vázquez. Morente es, a su vez, patrón mayor de la cofradía ahora en dique seco.

El buen inicio de la campaña de la melva ha dado aliento al sector y devuelto la actividad a la lonja. Mientras que el pasado verano se saldó con una cantidad despreciable de esta especie, con apenas 2.500 kilos en el mes de actividad, en apenas unos días ya se han superado los 10.000 kilogramos. Se han dado incluso jornadas con hasta cuatro toneladas de producto.

Toda la melva linense de este verano está comprometida a un proveedor -Mares del Campo de Gibraltar- dedicado a la venta de producto fresco y conservas. Por ello no se celebra la tradicional subasta del producto en la lonja, sino que se efectúa un recuento y pesaje de las capturas que llegan cada tarde a los muelles de La Atunara.

"Hemos logrado reabrir la lonja. Que era un objetivo básico para el sector que estaba incurriendo en muchos costes para descargar en Algeciras y Estepona", relata Morente. Julio fue el banco de pruebas para esta forma de gestión con la campaña de la concha fina, si bien el caladero se cerró el 18 de ese mes por toxinas. Con la melva, ha vuelto la actividad y los pescadores esperan que sea el intento definitivo.

La cofradía linense tuvo entre los años 2007 y 2017 la concesión administrativa de la lonja del puerto y la fábrica de hielo a cambio de un canon mensual a favor de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía, propietaria de las instalaciones. Pero las cada vez menores capturas por el cierre de los caladeros, las vedas y las toxinas, hicieron caer dramáticamente la facturación y generaron deudas superiores a los 200.000 euros. La lonja de La Atunara pasó de facturar más de un millón de euros en 2014 a apenas un cuarto de millón en 2017. Los números, sencillamente, no salían.

Ante el final de la concesión, la Junta de Andalucía puso en marcha a mediados de 2017 el concurso para adjudicar la gestión del recinto. Quedó desierto por falta de ofertas. La cofradía rehusó presentarse para no engrosar su débito, lo que dejó en el aire la continuidad de la actividad en los muelles. Y aunque la cofradía comenzó 2018 explotando la lonja en precario para evitar el amarre de los 38 barcos locales, dejó de hacerlo a las pocas semanas para no agravar su brecha.

El sector confía ahora en mantener esta forma de trabajo a través de la Organización de Productores Pesqueros para hacer uso de las instalaciones con la próxima campaña del trasmallo y enderezar, poco a poco, el ritmo de un año que comenzó con el paso cambiado.

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