Patrimonio histórico y cultural

La Trocha: el camino histórico vuelve a ser hollado

  • Recorremos en cinco etapas el trazado de la senda en una ruta de 137 kilómetros desde Mesas de Asta hasta Algeciras

  • El libro de Yborra y Mantencón se presenta este viernes en el Centro Documental José Luis Cano

El cruce por el río barbate.

El cruce por el río barbate. / E.S.

La Trocha es un camino histórico que desde tiempo inmemorial conectaba el paleoestuario del Guadalquivir con la antigua bahía de Algeciras. Esta hipótesis la hemos defendido junto con Jesús Mantecón Cantero en el libro recientemente publicado por la Diputación Provincial de Cádiz: La Trocha: la vía de la estrella. El camino histórico que vertebró la provincia de Cádiz. Fruto de años de investigación y numerosas salidas de campo, esta obra se propuso como objetivo estudiar una senda con unos valores históricos, geográficos, sociales y literarios de lo más interesantes. En los últimos tiempos, con la suma al equipo de Isaac González Sandina, hemos intentado fijar y recorrer a pie esta ruta como los caminantes que la utilizaban para pasar desde territorios atlánticos a la mediterránea bahía. A pesar del estado en el que se encontraba tras décadas de olvido, su trazado permanece y es posible realizarlo atravesando la desvertebrada provincia de noroeste a sureste siguiendo una ruta de 137 kilómetros que hemos realizado en cinco etapas.

Primera etapa (Mesas de Asta-Jerez de la Frontera: 16´5 km)

Se trata de un recorrido con un perfil muy suave que atraviesa terrenos del occidente de la campiña jerezana. Tomamos Mesas de Asta como punto de inicio, ya que aquí se ubicaba el enclave urbano más importante de la orilla oriental del paleoestuario del que partía el camino en dirección a levante. Hoy el recorrido, en algunos tramos, tiene que rodear cortijadas y propiedades, por lo que su longitud se hace mayor que en tiempos pretéritos. Partimos del poblado hasta buscar la carretera A-2000 en dirección a Jerez de la Frontera. Pasado el desvío del señorío de Tabajete, que hay que circunvalar, tomamos una pista de tierra a la derecha que discurre en paralelo al arroyo homónimo hasta llegar a un antiguo puente de cimientos romanos, lo que muestra la antigüedad de la vía, que en este tramo coincidía con la calzada que unía Asta con la bahía de Cádiz. Dejándolo atrás, la senda sube lomas de viña y albariza hasta descender al arroyo de la Loba, junto al que discurre en paralelo hasta alcanzar la CA-3101 en dirección a Jerez. En línea recta nos acercamos a la ciudad mientras las ventas acuden a aliviar nuestro cansancio. Tras cruzar la A-4 por un paso superior, subimos a la meseta sobre la que se asienta el casco histórico siguiendo la Cañada de Miraflores hasta el Calvario, donde antaño se alzaba un antiguo humilladero. Seguimos por la calle Taxdirt hasta encontrarnos con la iglesia de Santiago y penetrar en intramuros a través de la plaza de San Juan. Desde allí, siguiendo la calle Francos, el camino llevaba, a través de la Asunción y el Consistorio, hasta el Arenal. A través de la Corredera, se sale de la ciudad en dirección a la Cartuja, uno de los edificios emblemáticos ubicados al pie del camino histórico.

Segunda etapa (Cartuja de Jerez-Medina Sidonia: 36 km)

Es la etapa más larga, por lo que optamos por iniciarla en el monasterio. Además, la avenida de Medina Sidonia, que sigue el trazado de la antigua vía, plantea dificultades al caminante, al carecer de arcén y poseer un tráfico muy denso. Otra opción es utilizar el carril de Montealegre Alto, que desemboca en el cenobio. Desde la soberbia portada cartujana, nos dirigimos por un carril adoquinado en dirección a unos viveros que bordeamos en dirección al río Guadalete. Al llegar a su ribera, pasamos bajo la AP-4 y alcanzamos la antigua venta de la Cartuja, al pie del puente renacentista y una de las obras de ingeniería más relevante del camino histórico. Seguimos una carretera asfaltada en dirección a Las Pachecas y, entre campos de algodón y la A-381, pasamos bajo ella en busca de una gasolinera que hay en la dirección opuesta. Desde allí seguimos por la antigua carretera de Algeciras a Jerez, que, en algunos tramos, sigue el trazado de La Trocha. Al llegar a la laguna de Medina, nos desviamos por un carril de zahorra que la circunvala por el lado sur y lo seguimos recto tras pasar el cruce con la cañada del León. En este paisaje de colinas, donde alterna el cultivo del cereal con el matorral mediterráneo, aparecen las primeras casas diseminadas de El Mojo, al que se llega tras cruzar la cañada de Arquillos y la cuesta del Infierno. Tras retomar la antigua c

Mapa de La Trocha Mapa de La Trocha

Mapa de La Trocha / E.S.

arretera, por ella llegamos al Baldío Gallardo y divisamos por primera vez Medina. Se cruza la A-381 por un puente elevado a la altura del embalse de la Fuente del Rey y, tras pasar por la base del castillo del Berroquejo, un hito en La Trocha medieval, se alcanza el cruce con la carretera de Paterna, donde varias ventas ayudan a reponer fuerzas. Siguiendo en paralelo a la autovía, se pasa bajo un puente en dirección al cortijo de los Agraviados, que queda a la derecha. Siguiendo de frente, por una pista mal asfaltada que acaba discurriendo en paralelo al arroyo de Incovesa, se llega a una amplia rotonda de la A-390 desde la que se asciende a Medina Sidonia.

Tercera etapa (Medina Sidonia-Benalup: 23´50 km)

Esta etapa es mucho más cómoda y corta que la anterior. Salimos de Medina por la calle Vejer y a la izquierda del cementerio, una empinada y estrecha carretera asfaltada nos lleva hasta la ermita de los Santos Mártires, uno de los edificios más interesantes de los que se alzan al pie de la antigua Trocha. Cruzamos la A-2235 en busca del corredor Dos Bahías y seguimos en paralelo a la A-396, que cruzamos por un paso subterráneo que nos lleva a una cortijada tras la que se divisa el castillo de

A pesar del estado en el que se encontraba tras décadas de olvido, su trazado permanece

Torrestrella, otro de los iconos del antiguo camino medieval, cuando Alfonso X lo jalonó de fortificaciones. Siguiendo por el corredor, arribamos al cauce del arroyo del Yeso, que es salvado por dos puentes góticos erigidos por Alfonso XI, quien también supo valorar el interés estratégico del camino. Tras el cruce con el padrón de los Andreses, a la altura del arroyo de Villanueva, nos desviamos a la izquierda y cruzamos la A-2225 a la altura del arroyo de Matavacas. Llegamos a los Badalejos a través de una agradable alameda y el camino sigue en paralelo a la A-2225 hasta pasado San José de Malcocinado, donde se suceden las ventas donde hacer un alto. Frente a un centro hípico, se toma un carril de tierra a la derecha que nos lleva directamente a Benalup.

Cuarta etapa (Benalup-Facinas: 30´50 km)

Salimos de Benalup por la calle Clavel y, tras seguir la A-2226, la abandonamos por el primer desvío a la derecha. Dejando a la izquierda el corredor Dos Bahías seguimos al frente hasta cruzar el río Barbate y llegar al territorio de la antigua laguna de La Janda. Conviene ir equipado, ya que hasta Facinas no hay construcción alguna junto al camino; sin embargo, la soledad del entorno lo hace atractivo. Pasada la finca Rehuelga y el canal del Celemín, se deja la pista asfaltada y se sigue por otra de tierra donde aparece ya señalizado el fin de etapa. Tras pasar la finca de Majadaverde, el arroyo de Juan de Sevilla y el del Torero, el cortijo de la Haba y el arroyo del Aciscar, dejamos a la izquierda un enclave donde abunda el arte prehistórico, mientras que a la derecha bordeamos la laguna desecada. Tras acceder al hoy desolado cerro de la Venta, otro de los iconos del camino, La Trocha se dirigía hacia El Pedregoso por un recorrido hoy intransitable, por lo que nos desviamos a Facinas.

Quinta etapa (Facinas-Algeciras: 28 km)

Desde Facinas retomamos el camino en la Torrejosa, cuyas tumbas antropomorfas y su soberbia torre defensiva nos muestran el valor estratégico del lugar. Siguiendo la A-221, bordeamos el embalse del Almodóvar y subimos hasta la venta de Ojén, mientras el paisaje deja atrás las llanuras atlánticas y se adentra en un bosque mediterráneo cada vez más frondoso. Tras llegar al cruce de la finca de Ojén, tenemos que tomar el camino que sube el valle, para lo que hay que pedir permiso y, tras pasar por el señorío homónimo, un icono barroco de La Trocha, esta comienza el ascenso hasta el puerto de las Hecillas, la divisoria entre las dos vertientes, desde donde se atisba el Mediterráneo. En la cima se pierde el antiguo camino y por veredas se alcanza la casa de los Menúos.

Descendiendo hacia el arroyo de Botafuegos a través del venerable bosque del cobujón de las Corzas, vuelven a aparecer los restos de la antigua vía. Tras atravesar el llano de los Ladrones y la umbría de Aguafría, el camino asciende el puerto del Viento donde nos espera una soberbia visión de Gibraltar y de la bahía de Algeciras, a la que descendemos por el ventorrillo de la Trocha, el arroyo de la Cava, la Rejanosa y Pajarete. A la ciudad entramos a través de Santa María Micaela y San Vicente de Paúl y al subir por María Auxiliadora llegamos al casco histórico por la antigua puerta de Jerez y la calle de los Guardas.

Por la antigua calle Jerez arribamos por fin a la plaza Alta. Justo al pie de la torre que se convirtió en icono de una ciudad que tuvo en este camino una de sus señas de identidad casi perdidas que ahora volvemos a hollar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios