OBSERVATORIO DE LA TROCHA | PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL

Sombras y luces en la conservación del patrimonio (IV)

  • Nueva entrega de una serie de artículos con malas y buenas noticias sobre el patrimonio de la comarca

Embarcación tradicional obra de Ramón Bernal León.

Embarcación tradicional obra de Ramón Bernal León. / E.S.

Esta sección, con carácter intermitente, está dedicada a informar de forma sencilla sobre las malas y buenas noticias relativas a una realidad que cada vez preocupa más a la sociedad. Trataremos el problema con carácter global, pero priorizando los temas más cercanos geográficamente a los lectores de Europa Sur. En cada entrega, en primer lugar atendemos a las malas noticias para después consolarnos con las buenas, que afortunadamente son más… como en esta entrega.

SOMBRAS

La pérdida de la construcción naval tradicional

Las modernas técnicas aplicadas a la fabricación de embarcaciones, significan soluciones prácticas y económicas, pero la contrapartida es la paulatina desaparición de unas técnicas cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, nos referimos a la vieja carpintería de ribera. No se trata de renunciar a lo nuevo, sino de proteger una tradición y unas técnicas milenarias, cuya memoria e incluso practica debe permanecer paralas generaciones venideras. Existen fórmulas para lograr este objetivo y algunas de ellas figuran en los proyectos de Ramón Bernal León, incansable defensor de este tipo de patrimonio cultural.

LUCES

La Línea de La Concepción: el esqueleto de un rorcual

La varada en nuestras costas de grandes mamíferos marinos no es infrecuente y se conocen episodios desde el siglo XVIII. Normalmente se entierran los animales en la arena por motivos higiénicos, y cuando se calcula que los ejemplares se han descarnado, se desentierran y los científicos pueden estudiar sus características óseas. Eso ocurrió hace años con un cachalote en Tarifa, pero en la Línea se va a dar un paso más: se piensa naturalizar y montar para exposición un esqueleto de rorcual que apareció varado en noviembre de 2019.

Sé pretende, no solo desenterrar y estudiar científicamente el animal, sino contratar una empresa de taxidermia que pueda excavar el esqueleto, transportándolo a un taller donde pueda ser limpiado y montado para su exposición pública. Según palabras de la concejal de Medio Ambiente, Raquel Ñeco, “se desea poner en valor los recursos naturales del municipio, para que sean una fuente de riqueza promocionando el turismo ecológico”. Como ejemplo de lo que puede ser el montaje de la Línea, publicamos una instalación similar realizada en Fuerteventura.

La Trocha aplaude esta iniciativa y desea que cunda este ejemplo de valoración del patrimonio natural, tan rico en la comarca y que puede ser un incentivo cultural y turístico, que desemboque en la creación de puestos de trabajo.

Algeciras: Fósil del Parque del Centenario en el Museo Municipal

Jorge Serradilla, el incansable director-conservador del Parque Natural del Estrecho, solicitó el ingreso en el Museo Municipal de Algeciras de quince fragmentos que se conservaron de la formación fósil robada recientemente en el Parque del Centenario. Los restos de ese panel expoliado ya han sido ingresados el museo, al objeto no solo de garantizar su conservación, sino de que tengan un aprovechamiento didáctico.

La asociación la Trocha es partidaria de la creación en la comarca de un Museo de Ciencias Naturales, ya que es altísimo el interés que presenta en ese aspecto nuestra zona, como es de general conocimiento.

Libros que hablan de nosotros: el Chacarrá y sus tradiciones, los cuarenta años de un estudio pionero

Se cumplen los cuarenta años (1982-2022) de la publicación de un gran trabajo, obra de Juan Ignacio de Vicente Lara, El Chacarrá y sus tradiciones, obra patrocinada por la Junta Coordinadora de Actividades y establecimientos culturales, Ministerio de Cultura, Dirección Especial del Campo de Gibraltar. Con una tirada de 1.300 ejemplares, se imprimió en la conocida Tipografía Algecireña, cuenta con 109 páginas y diez ilustraciones, basadas en fotografías de Miguel Ángel del Águila, Antonio Jesús Espantoso Blanco, Manuel Pérez y Juan Villalta. La portada reproduce El Chacarrá una obra del afamado artista tarifeño Manuel Reiné.

Fue prologado el libro por Alfredo Jiménez Nuñez, del Departamento de Antropología y Etnología de América, de la Universidad de Sevilla. Se divide en una cuidada introducción y cinco capítulos.

En él primero, Orígenes del Chacarrá, el autor aclara en primer lugar que esta manifestación folklórica no siempre ha sido denominada así, pues su nombre original es “Fandango de Tarifa” o “Fandango Tarifeño”, siendo curiosísimo el origen de la denominación actual, que se debe a las tropas (mas de una división) destacadas en la comarca a fin de salvaguardar la neutralidad de España durante la Segunda Guerra Mundial. Estas tropas convivían con la entonces muy numerosa y dispersa población rural y los soldados, que distraían sus ocios participando en las diversiones de los camperos, empezaron a utilizar el término “Chacarrá” que en realidad es una onomatopeya de la música producida por los instrumentos utilizados, algunos muy peculiares, como veremos.

El termino es relativamente moderno, con apenas ochenta años, pero de modo extraño, tuvo una inmediata y entusiasta aceptación popular, extendiéndose por Tarifa y parte de Los Barrios. Es muy difícil determinar el verdadero origen del Fandango Tarifeño o Chacarrá, ante la tradicional carencia de investigaciones de campo y sus correspondientes publicaciones, como en tantas facetas culturales de la comarca. Apenas hay mención en algún viajero, como Leandro Fernández de Moratín en 1796, pero, desde luego, el origen hay que buscarlo en una variante local del fandango, al igual que en otras zonas de Andalucía.

En el segundo capítulo, La Música, Juan Ignacio afirma que cumple con los cánones del fandango, pero con características que le confieren personalidad propia e incluye una partitura basada en una rara y valiosa grabación. En ella figuran tres ritmos, el primero, es repiqueteado, con influencia de la seguidilla manchega, la popular “mudanza seguida”, el segundo es cortado, con influencia de la jota aragonesa. El tercer ritmo es una mezcla de los anteriores y el investigador sospecha la existencia de un cuarto ritmo, que sería otra combinación con los demás.

Los instrumentos, pueden ser bastante variados y algunos muy singulares, y salvo la guitarra, son todos de percusión, estando ausentes los de viento. Se utilizaba la botella, de aguardiente y rasgada con una cuchara, la bandurria, cuya utilización en realidad era escasa, las cucharas, con dos cucharas en forma de pinza y una tercera que golpeaba, las castañetas, o sea, dos cañas de 40 cm, cuyos entrenudos están rasgados en cruz y se usaban a modo de maracas, los platillos, que eran el instrumento mas representativo del Chacarrá. Se trataba de dos platillos de bronce con un ojo en su centro por donde se pasaba una cuerda para asirlos uno en cada mano. Su origen es antiquísimo. Pero quizás el instrumento mas inusual y primitivo estaba formado por dos finas lajas de piedra, empleadas a modo de palillos. Todos estos medios venían en cierto modo a suplir la ausencia de guitarras, y sobre todo, de buenos guitarristas.

El capítulo tercero, El baile, desarrolla tres formas distintas de interpretación, o sea “suelto por pareja”, “suelto en trio” y “agarrado por pareja”. En el primero, las mudanzas se encuadran en dos grupos, mudanzas seguidas y mudanzas de golpe, y entre todas ellas suman más de veinte… imposible resumir aquí las características de las tres formas mencionadas, así como las distintas variantes del Chacarrá o Fandango Tarifeño, como el “Fandango del Zángano” o bien el “Fandango Cucarreteño”. En este capítulo, se habla también de los trajes tradicionales, tema muy poco estudiado en la comarca.

En el capítulo cuarto, El cancionero, Juan Ignacio de Vicente trata a fondo aspectos como la métrica de las coplas o la forma de su cante, sin limitarse a ellos, sino que clasifica el cancionero, clasificándolo en: a) Coplas a la tierra, b) Coplas de amor, c) Coplas de pique, d) Exaltación del Chacarrá, e) Coplas de sabiduría popular, f) Coplas de critica social y g) Coplas socarronas. Todas ellas han sido recogidas en muy diversos puntos de los términos de Tarifa, (la Zarzuela, El Almarchal, Betis, las Canchorreras), de Los Barrios, (Cucarrete, los Hoyos de Zanona) o Barbate (Zahara de los Atunes). También es tratado el origen de este cancionero y por supuesto, las notables Coplas espontáneas.

Interesantísimo es el capítulo quinto, Fiestas y costumbres, pues en él se habla de los lugares, momentos y circunstancias, como los tipos de fiestas donde se utilizaba el Chacarrá y se desarrollaban otras formas de cultura popular, como los juegos, decires, chascarrillos, cuentos populares, adivinanzas, parodias e incluso representaciones populares, que a nuestro modesto entender, están en relación con los “entremeses” intercalados entre los actos de las representaciones teatrales de nuestro Siglo de oro.

No olvida el autor una extensa lista de informantes y colaboradores, treinta en total, y desde aquí queremos rendir homenaje a la esposa de Juan Ignacio, Mercedes Ojeda, que con él siempre ha trabajado codo con codo en esas empresas de investigación.

Sobre su autor, diremos que nuestro amigo Juan Ignacio tiene una gran trayectoria como etnólogo, arqueólogo e historiador, habiendo desvelado importantes aspectos de la historia de Algeciras. Su figura merece un tratamiento más a fondo por parte de la Asociación La Trocha y desde ella proponemos una segunda edición de la obra aquí comentada, que puede ser también una puesta al día del tema, cuidando las ilustraciones, de interesante temática, pero de reproducción mediocre con los medios de hace cuatro décadas. Esa obra sería muy bien recibida y reforzaría la protección de un patrimonio que estuvo en peligro.

Se trata de la primera monografía sobre etnografía, una faceta cultural de la comarca muy interesante y que no ha sido apenas tenida en cuenta por los investigadores, podemos afirmar que el autor se adelantó a su tiempo y el libro fue muy bien recibido por todos, siendo el feliz resultado de una titánica labor, un verdadero trabajo de campo en el sentido más puro de la expresión. Se acudió a las fuentes todavía existentes sobre la materia y se puede decir que generalmente, se llegó a tiempo.

No es un estudio que se ciña a lo exclusivamente folklórico, sino una ventana abierta sobre un mundo que se fue. Por ello la relectura del libro nos ha dejado un gusto amargo, pues había y aún existe, una realidad que se nos deshace entre las manos, que incluso puede desaparecer sin dejar rastro. Por eso es tan importante la etnología, pues nos permite a veces documentar aquello que está a punto para desaparecer. Cuando se pierden las personas que tienen las claves de una tradición, si esta no ha sido documentada, se pierde en la nada. Si se trata de objetos y ya están tan en desuso que nadie recuerda para que servían, pasan al dominio de… la arqueología, lo cual es bien triste. Pero gracias a Dios, el Chacarrá está vivo y cuenta con entusiastas seguidores.

De interés general para los lectores

Toda aquella persona que necesite ampliar conocimientos sobre los temas antes expuestos o contactar con alguna persona, grupo o institución de las mencionadas, o bien que esté interesada en el estudio, defensa o divulgación del patrimonio natural y cultural puede contactar con La Trocha a través de las direcciones abajo expuestas.

Por otra parte, los lectores pueden aportar ideas, noticias o datos, que serán siempre bien recibidos, en especial aquellos sobre tradiciones y temas populares cuya conservación este en peligro y no podemos olvidar que muchos ladrillos forman una gran casa…

En Facebook: ASOCIACION LA TROCHA y CULTURA y PATRIMONIO

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Correo: trchaalgeciras2000@gmail.com

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