Pedro El Chaqueta, de discípulo de los Castaña a último jefe de los narcos

Lucha contra el tráfico de drogas

El jefe del más importante grupo de traficantes de hachís del Estrecho fue sometido por la Guardia Civil a una estrecha vigilancia antes de su detención el pasado día 26 junto a otras 31 personas

Agentes de la Guardia Civil, durante uno de los registros realizados el 26 de julio en La Línea.
Agentes de la Guardia Civil, durante uno de los registros realizados el 26 de julio en La Línea. / E.S.

En el mundo del narco y a poco que uno sea avispado, todo es empezar e ir subiendo peldaños de forma paulatina con el paso de los años. A sus treintaitantos, Pedro El Chaqueta contaba con una amplia experiencia a sus espaldas, hasta el punto de que hasta su detención el pasado día 26 era para la Guardia Civil el jefe del más importante clan dedicado al tráfico de hachís en el Estrecho.

Un dispositivo formado por más de doscientos agentes en el marco de la operación Congregatio le arrestó junto a otras 31 personas vinculadas de una u otra forma a su organización. Otras dos fueron arrestadas al día siguiente. El perfil de El Chaqueta es coincidente con el de muchos otros narcos, aprendices desde muy jóvenes en un negocio donde el dinero que se gana no siempre es fácil gastar sin llamar la atención.

Entre los detenidos figuran dos vigilantes de seguridad del puerto de la Atunara

El último de los jefes del narco en caer acumulaba billetes a espuertas, tantos como para disponer de varios domicilios y de una cuadra en la barriada de El Zabal, con cuyos caballos solía pasearse.

También contaba con múltiples contactos y amigos que le mantenían alerta y le abrían las puertas de muchos lugares. Era el caso del puerto de la Atunara, en La Línea. Entre los detenidos figuran dos vigilantes de seguridad de esas instalaciones, que franqueaban el paso a El Chaqueta y a sus embarcaciones sin hacer muchas preguntas.

Pedro empezó pronto a trabajar para los poderosos Castaña, quienes al cabo de un tiempo le confiaron la tarea de dar suministro de combustible a sus gomas, que se movían entre las costas de Marruecos y España con toneladas de hachís. A bordo de embarcaciones de diferente tipo, el grupo de El Chaqueta llevaba a las narcolanchas la gasolina en grandes petacas o garrafas.

La caída en desgracia de los hermanos Tejón Carrasco, detenidos en varias ocasiones en los últimos años, con entradas y salidas de prisión y con procesos judiciales pendientes, abrió las puertas a El Chaqueta, un personaje acostumbrado como tantos otros a sobrevivir en el límite, ambicioso y conocedor del negocio.

Los agentes le grabaron portando una bolsa muy característica en la que llevaba el dinero con el pagó a una 'colla'

De los Castaña aprendió El Chaqueta seguramente dos cosas: a moverse con sigilo, procurando pernoctar en lugares distintos a fin de dificultar los seguimientos por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y a manejar los hilos del negocio lo más cerca posible, con un control exhaustivo de cada paso que daba la organización. No se lo puso nada fácil a los investigadores de la Guardia Civil en los meses que le siguieron los pasos, aunque finalmente lograron reunir suficientes pruebas en su contra y echarle el guante.

En una de las vigilancias a las que fue sometido, los agentes le grabaron portando una bolsa muy característica en la que llevaba el dinero con el pagó a la colla de hombres que había llevado a cabo un desembarco de droga. Esa misma bolsa fue hallada posteriormente en el registro de una de sus viviendas, donde también se hallaron 36.000 euros en efectivo.

Un vigilante, número dos de la red

En la operación Congregatio, llevada a cabo bajo orden del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 4 de La Línea y el apoyo de la Fiscalía Antidroga de Algeciras, fueron detenidos todos los hombres de confianza de El Chaqueta. Tras prestar declaración, ocho de ellos ingresaron el pasado día 28 en prisión provisional.

El número dos de la organización estaba libre, hasta ahora, de cualquier antecedente delictivo. Era por ello un tipo difícil de pillar, salvando el hecho de que con su modesto sueldo de vigilante de seguridad era difícil de explicar cómo residía en un amplio chalet con piscina en el Camino de Marillac, en La Línea.

También fueron detenidos otros conocidos de la Guardia Civil, entre ellos un personaje ya investigado en la operación Dismantle, donde se cuentan hasta 157 acusados que se encuentran a la espera de juicio.

Además de las detenciones y del dinero en efectivo, la Guardia Civil intervino nueve vehículos y una embarcación, si bien con anterioridad la Benemérita ya se había hecho en diferentes operativos con 6.600 kilos de hachís pertenecientes al clan.

Saber quién se hará ahora con el espacio dejado por el clan de El Chaqueta es solo cuestión de tiempo.

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