Campo de Gibraltar

España se sitúa a la cola de la UE en la gestión de fondos comunitarios 2014-2020

  • A finales de 2019 solo se había certificado el 33% del total y quedaba aún por decidir qué hacer con un 22%, según la Comisión Europea

  • Un informe del ex secretario general de Economía de la Junta pone en duda el aprovechamiento de los 200.000 millones que nuestro país manejará durante el periodo 2021-2027

  • Cinco estrategias para cambiar la gestión de los fondos de la UE

La A-381, en la que se invirtieron fondos europeos, durante su construcción

La A-381, en la que se invirtieron fondos europeos, durante su construcción

La Unión Europea pondrá en manos de España a partir del próximo año y hasta 2027 alrededor de 200.000 millones de euros a través de diversos instrumentos de apoyo a los países miembros, una cifra en la que se incluyen los 140.000 millones destinados de forma específica a través del Next Generation UE a proyectos cuyo fin sea afrontar la crisis económica y sanitaria generada por la pandemia.

Ahora bien. ¿Hay garantías de que todo ese inmenso caudal de dinero para salir de la crisis vaya a ser utilizado de forma eficaz? Si nos atenemos a la experiencia española y a los datos sobre la ejecución de los 56.000 millones del Marco Financiero Plurianual 2014-2020, hay dudas más que razonables para pensar que no. Esa es la conclusión a la que llega Manuel Hidalgo Pérez, profesor de Economía de la Universidad Pablo Olavide y en la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade).

“El reto al que se puede enfrentar España en los siguientes años va a ser hercúleo. No solo debe enfrentarse a una recuperación económica que no va a ser fácil, sino que tendrá que gestionar dicha recuperación con unas estructuras que han demostrado su debilidad en los últimos años. En particular, la gestión de fondos europeos muestra claramente una serie de deficiencias estructurales que obligan a la revisión de sus razones y a la propuesta de medidas correctoras”, concluye Hidalgo, quien hasta el pasado mes de junio fue secretario de Economía de la Junta de Andalucía.

Gráfico 1 Gráfico 1

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Inversión pública frente a austeridad. La pandemia obligó a la Comisión Europea el pasado mes de junio a decidir si la receta para salir de la gigantesca crisis que atravesamos pasaba por hacer uso de todos los recursos económicos a su disposición o si, al igual que hizo con la recesión de finales de la pasada década, volvía a apretar las clavijas a los países para contraer el gasto y, con ello, la deuda. Optó por lo segundo.

El resultado fue la movilización de nada menos que 1.074,3 miles de millones de euros del Marco Financiero Plurianual 2021-2027, sumados a un fondo extraordinario, el Next Generation UE (NG-UE), por valor de 750.000 millones de euros. De esa última cifra, 390.000 millones llegarán a los países como ayudas a fondo perdido, mientras que el resto, 360.000 millones, lo hará en forma de préstamos.

A todo ello se unen otras iniciativas ya aprobadas con anterioridad, como son las actuaciones de apoyo del Banco Central Europeo, el fondo SURE contra el desempleo (España ya ha recibido los primeros 6.000 millones en préstamos en condiciones favorables) o el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), un organismo permanente del Consejo Europeo para la gestión de crisis.

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En el caso concreto de España, la previsión es una inversión total que podría rondar los 140.000 millones procedentes solo del NG-EU. De ellos, 77.000 millones serán a fondo perdido y 63.000 en préstamos, si bien el Gobierno de Pedro Sánchez ha dejado momentáneamente aparcados estos últimos.

Si sumamos a esas cifras los fondos que llegarán a España con el marco 2021-2027 –el aún vigente de 2014-2020 asciende a 56.000– el potencial aumento de la inversión en nuestro país vía Europa de aquí a antes de que acabe la década podría acercarse a unos 200.000 millones de euros; 137.000, si se descartan los procedentes de préstamos. A ello hay que añadir los “remanentes” del marco 2014-2020, que rondarían entre los 15.000 y 20.000 millones.

En el Feder la selección de inversiones llega en algunos casos al 100%, pero la certificación aún está muy por debajo del 50%

El profesor Hidalgo expone todos estos datos en un documento de síntesis para Esade, fechado el pasado 3 de octubre y titulado Cinco propuestas para una mejor absorción de los Fondos Europeos, de cuyo análisis concluye que España está a la cola de la UE en la gestión de fondos comunitarios del marco vigente. Hasta diciembre de 2019, solo había certificado un tercio aproximado del total y le quedaba aún por decidir qué hacer con un 22%. En el caso del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) la selección de inversiones llegaba en algunos casos al 100%, pero la certificación aún estaba muy por debajo del 50%.

El modelo no funciona

Hidalgo especifica en su informe que “por la magnitud de las cifras y por la gravedad de la situación derivada de la pandemia, estamos ante uno de los mayores desafíos con los que la economía española y su sociedad se van a encontrar en décadas”. “Pero también nos encontramos”, añade, “ante una oportunidad que se abre para nuestra economía. Las decisiones en el ámbito de políticas públicas que se tomen en las próximas semanas y meses condicionarán el rumbo de España en la próxima década”.

“La magnitud de esta potencial inversión requerirá de virtuosismo en su gestión al objeto de no perder la oportunidad que representa. Sin embargo, España no se ha caracterizado en este último lustro por hacer una buena gestión de los fondos europeos, lo que muestra el claro agotamiento del modelo de gestión de inversiones públicas financiadas con fondos europeos desarrollados”, advierte Hidalgo.

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La conclusión del informe es que “el modelo de gestión que tenemos no va a funcionar” para manejar esos previsibles 200.000 millones de euros a partir del año próximo y el silogismo que plantea a renglón seguido se responde por si solo de forma pesimista, cuando no dramática: “Si gestionar 56.000 millones en siete años está generando tantos retrasos y, al parecer, incapacidad, ¿qué pasará con una cantidad cuatro veces mayor y para un mismo periodo?”.

El profesor recuerda que la concesión de todos los fondos no es graciable, sino que esta sujeta a una serie de requisitos ya que cada estado miembro está obligado a presentar un Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) donde se detalle “el destino de la inversión que potencialmente se podrá financiar con cargo a dichos fondos, delimitados por diversos objetivos, entre los que destacan la transición digital de la economía, así como potenciar un crecimiento sostenible social y medioambientalmente”.

“El MFP tiene un período de gasto más amplio, pero el NG-EU anti-Covid deberá concentrarse en apenas 5 años (todo debe estar ejecutado antes de 2026), a lo que habrá que sumar el cierre del MFP 14-20 antes de 2023. Y un aviso más: el 70% de los 77.000 millones en ayudas a fondo perdido deberá estar comprometido antes de finales de 2022”, advierte Hidalgo en torno a las exigencias de unos plazos y de unos condicionantes nada sencillos de cumplir.

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