El impacto ambiental del take away y el delivery

En el acelerado ritmo de la vida moderna, donde el tiempo es un recurso cada vez más escaso y las obligaciones se multiplican constantemente, el servicio de comida para llevar (take away) y el envío de comida a domicilio (delivery) se han convertido en elementos básicos de la vida cotidiana. Impulsados por la digitalización y los cambios en los hábitos de consumo, estos servicios han experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años. De hecho, según un estudio realizado por la empresa de investigación de mercado internacional Kantar Group, dos de cada tres españoles han recurrido a alguno de estos servicios al menos una vez, lo que evidencia su arraigo en el estilo de vida actual.

Sin embargo, este auge conlleva un desafío medioambiental significativo: el aumento de residuos derivados de los envases de un solo uso. El principal problema no radica en la comida en sí, sino en el envase que la acompaña. Los pedidos suelen llegar acompañados de recipientes de plástico o poliestireno, cajas de cartón, bolsas de papel y plástico, cubiertos, vasos, pajitas y servilletas de un solo uso. Todos estos elementos, aunque diseñados para cumplir una función efímera, generan residuos de larga duración que se desechan casi inmediatamente tras su uso. Lo más alarmante es que gran parte de estos residuos no se reciclan de forma adecuada y acaban en vertederos, ríos u océanos, donde pueden tardar siglos en descomponerse.

Los envases de plástico, poliestireno y cartón generan un impacto ambiental significativo. Muchos terminan en vertederos o ecosistemas naturales, donde se degradan lentamente, liberando sustancias tóxicas que contaminan suelos y aguas. En los océanos, se fragmentan en microplásticos que son ingeridos por la fauna marina, causando obstrucciones, desnutrición y muerte. Estos microplásticos se acumulan en los tejidos de los organismos, afectando su salud y entrando en la cadena alimentaria humana. Además, la propia producción de estos materiales, especialmente los plásticos, implica la extracción y el procesamiento de combustibles fósiles, que liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero y contribuyen al cambio climático. La persistencia de estos residuos amenaza la biodiversidad y plantea riesgos para la salud humana.

Opciones sostenibles y elaboradas con productos reciclables

El desafío de reducir el impacto medioambiental de los envases en los servicios de take away y delivery no recae únicamente en los consumidores, sino que es una responsabilidad compartida que involucra directamente a los negocios del sector de la hostelería. Muchos establecimientos continúan confiando en envases tradicionales para preservar la calidad de los alimentos, sin considerar las consecuencias ecológicas de su uso prolongado. Sin embargo, es importante que asuman la responsabilidad de su impacto ambiental adoptando prácticas más sostenibles.

La industria del packaging ha avanzado significativamente en los últimos años, ofreciendo soluciones que combinan funcionalidad y sostenibilidad. Una de las opciones más interesantes son los envases biodegradables. Fabricados a partir de materiales orgánicos, los platos desechables biodegradables y los vasos desechables biodegradables, entre otros envases, son totalmente reciclables y no suponen riesgo alguno para el medio ambiente, debido a que pueden descomponerse de forma natural sin generar impacto en el entorno. Además, ofrecen una gran calidad en cuanto a resistencia y durabilidad, y demuestran la responsabilidad y conciencia social de la marca, velando por el bienestar de los clientes y su entorno.

El auge de los servicios de take away y delivery ha transformado sin duda los hábitos alimenticios, ofreciendo una comodidad inigualable. Sin embargo, esto conlleva un coste medioambiental significativo. Para mitigar este impacto, es fundamental que los negocios del sector de la hostelería adopten envases sostenibles y elaborados con productos reciclables, como los biodegradables, que se descomponen sin dañar el entorno. Esta transición no solo protege el planeta, sino que también responde a una creciente demanda de consumidores conscientes y comprometidos con un futuro más responsable.