Real Balompédica | Primera Federación

Cipri y el debut eclipsado

  • El atacante linense, agradecido a Monteagudo, asegura que estrenarse con la Balona fue "un sueño"

  • El punta, vecino de Guadiaro, se define como un jugador "rápido, vertical y con pegada"

Cipri, rodeado de jugadores del Sanse, el pasado domingo

Cipri, rodeado de jugadores del Sanse, el pasado domingo / Erasmo Fenoy

Se llama José Antonio Ojeda Delgado, pero todo el mundo le conoce por Cipri, herencia directa de su padre y de su abuelo (de ahí el añadido de Junior que aparecía en su camiseta). Su debut con la Real Balompédica en Primera Federación fue el único hecho positivo que dejó el Balona-Sanse del pasado domingo. La derrota de los locales, la posterior destitución de Alberto Monteagudo y la llegada de Rafa Escobar propiciaron que el estreno de atacante linense (pero afincado desde 2014 años en Guadiaro -San Roque-) haya pasado casi desapercibido. Para casi todos menos, como es obvio, para el protagonista, que deja un mensaje inequívoco: “Nunca hay que dejar de trabajar para conseguir un sueño. En mi caso se ha hecho realidad”

Cipri dio sus primeros pasos en la siempre fértil cantera del Atlético Zabal de La Línea, del que pasó al CD Guadiaro antes de probar suerte en el Cádiz, a cuyo equipo de la Segunda Andaluza Juvenil perteneció en la 2017-18. Tras su periplo en la Tacita de Plata y ya como futbolista senior regresó al Guadiaro, con el que jugó tres temporadas en Primera Andaluza hasta que el pasado verano sus virtudes (entre ellas diez goles) llamaron la atención de Ismael Chico y Juan Mari Sánchez, que le reclutaron para el filial albinegro, con el que ha disputado tres encuentros en Segunda Andaluza (todos como titular) y ha aportado una diana.

El misacantano, de 22 años, asegura que puede jugar “tanto de extremo como de delantero”, recuerda que a comienzos de la semana pasada recibió la llamada que le comunicaba que se ejercitaría con la primera plantilla desde la sesión del martes. “No me lo podía creer”, confiesa.

“Ya cuando me dicen el jueves que no volvía el viernes al filial, sino que seguía con el primer equipo empecé a hacerme la idea de que podía ir convocado, pero tampoco me quería hacer ilusiones”, añade. “Ya el sábado fue el propio Alberto Monteagudo el que al final del entrenamiento me dijo “mañana vienes, que lo sepas””.

“No fui capaz ni de dormir”, agrega el joven futbolista. “Yo solo con ir convocado hubiese sido feliz, por todo lo que supone la experiencia, pero cuando me mandó a calentar... La mala suerte que tuvimos es que mientras estaba esperando para salir fue justo cuando el Sanse hizo el gol”.

Cipri entiende que su principal virtud es “la velocidad”. “Soy un jugador vertical y cuando fallo no me dejo intimidar, siempre pienso en la siguiente, que sé que va a llegar. Lo importante es no dejar de intentarlo. Soy rápido y habilidoso, sin miedo a pegarle”.

El futbolista comparte sus ambiciones futbolísticas con el trabajo en una carpintería metálica de La Línea, pero tiene la suerte de que se trata de un negocio familiar y cuando comunicó que había sido llamado a filas por la Balompédica solo encontró “facilidades”.

El delantero asume que por las circunstancias que rodearon al encuentro “no fue el mejor debut con el que sueña una persona. Cuando salté al campo lo primero que pensé cómo sería hacer el gol del empate".

“Yo de todas formas me quedo con todo lo demás, el simple hecho de estar en el campo supone algo muy grande”, desliza de inmediato. “Es algo que siempre he querido hacer, desde muy pequeño. Defender al equipo de mi tierra. Ojalá tengan la misma oportunidad muchos de mis compañeros, porque hay muy buena cantera”.

Cipri pone especial énfasis en agradecer el gesto al ya destituido Alberto Monteagudo. “Le estoy muy agradecido. Afortunadamente se lo pude decir antes de que se marchase, porque gracias a él he podido cumplir un sueño”.

“El míster me dijo que no tenía que darle las gracias y que siguiese luchando, que siga creciendo”, explica. “Eso es lo que voy a hacer, seguir trabajando, tener paciencia que todo llega, pasito a pasito”, finaliza.

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