Real Balompédica Linense

La Balona rinde homenaje a una leyenda: Paquito

  • El de San Fernando, que ascendió con los albinegros en Éibar, regresa el domingo al Municipal para hacer el saque de honor

  • "Se me ponen los pelos de punta solo de pensarlo, estoy deseando estar rodeado de gente de La Línea", afirma

Francisco Pavón Orihuela, al que todos conocen como Paquito, es historia viva de la Real Balompédica Linense. El próximo domingo será objeto de un homenaje y realizará el saque de honor en el duelo entre los albinegros y el filial del Almería, los dos equipos de su vida. El exfutbolista (o mejor sería decir el futbolista, porque en la misma orilla de los sesenta él se sigue sintiendo pelotero) afirma que se le ponen “los pelos de punta” solo de pensar en su regreso al Municipal.

“Tengo unas ganas enormes de verme rodeado de la gente de La Línea, porque mientras estuve allí no era un futbolista, era un amigo más”, recalca. “Aún me parece que oigo los gritos de la Tribuna para que jugase en esa banda”.

Paquito nació puerta con puerta con Camarón de la Isla. Es evidente que en aquella calle de San Fernando había un embrujo especial. Llegó a la Balona en 1982 procedente del Almería, con el que había jugado en Primera división. No necesitó más que un par de partidos para convertirse en uno de los ídolos de la afición. Era lo que hoy se denomina un jugador diferente.

El atacante formó parte de equipos de la Balompédica que los balonos añejos aún recitan de memoria. Aquel que en 1983 y después de sellar una larga lista de récords logró el ascenso en el estadio Ipurúa de Éibar, un partido en el que no participó por lesión. Y los que después bajo el mando primero de Enrique Alés y más tarde de Carmelo Cedrún se codearon con lo más selecto de la Segunda división B. De aquella Segunda B. Una gravísima lesión en el Nuevo Arcángel de Córdoba en noviembre de 1985 truncó su carrera.

Aquella múltiple fractura le mantuvo un año lejos de los terrenos de juego y aunque llegó a reaparecer durante un par de meses en el extinto Polideportivo Almería, con el que incluso se enfrentó a la Balona, las molestias le hicieron renunciar a seguir en activo.

Aunque de todo eso hace más de treinta años, a muchos les parece que fue hace cuatro días cuando cabalgaba por las bandas del terreno de juego del añejo estadio linense.

Paquito, que aún tiene una figura casi de un futbolista en acto, porque se mantiene en forma, recuerda que el día de su lesión “estaba lesionado” pero que el técnico Carmelo Cedrún, le incitó a forzar “porque él estaba convencido de que volvería a jugar en Primera y había ojeadores en las gradas”. El destino quiso que aquella decisión fuese determinante para que su carrera llegase a su fin.

Paquito comienza y no termina de detallar los nombres de quienes le acompañaron en su paso por La Línea. “Empecé con Quimet Carreras como entrenador y luego estuvieron Jaco Zafrani, con el que ascendimos, Enrique Alés y Carmelo Cedrún”.

“Como jugadores pues... en Tercera Lorenzo, Noly, Garrido, Márquez, Torremocha... y después en Segunda B Lorant, Dos Santos, Salvador, Ferreira, Domingo… yo creo que con esa gente hoy podríamos competir fácil en Segunda división”, sostiene.

“Yo todavía me acuerdo de Varela, que falleció en un accidente de tráfico que jugaba al fútbol… y el propio Torremocha, que a pesar de que jugué en Primera sigo pensando que ha sido el mejor futbolista técnicamente que ha estado conmigo”, continúa. “Si Alberto hubiese nacido unos años después, con lo que ha cambiado el fútbol, hoy sería millonario”.

“A pesar de la lesión yo me quedo con los buenos recuerdos, con lo que viví con el ascenso, cuando volvimos de Éibar, después cuando solo el Albacete pudo con nosotros y nos quitó el ascenso… Carmelo siempre decía que si yo no me llego a lesionar hubiésemos subido”, rememora.

Mantengo contacto con gente de La Línea y me dicen que futbolistas como yo pocos han pasado por allí”, dice con satisfacción Paquito, al que ha sido frecuente ver en las gradas cuando la Balona ha visitado San Fernando, donde reside.

 

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