El presidente de la Real Balompédica Linense, Raffaele Pandalone, bajó a vestuarios al término del encuentro que su equipo disputó este domingo ante el Algeciras Club de Fútbol (0-4) para reprobar a sus jugadores, pero por extensión también a su cuerpo técnico la imagen ofrecida durante el Clásico comarcal, que provocó que muchos aficionados locales abandonasen el Municipal entre lágrimas. Los presentes afirman que fue una bronca al más puro estilo de su predecesor en el cargo, el añorado Alfredo Gallardo.

Ya en el descanso, cuando el marcador era de 0-2, el presidente de los de casa permaneció sentado en el palco junto a alguno de sus más directos colaboradores -Mario Galán, Marc Juliá, Nicola Radici, Ismael Chico- con gesto afligido.

Nada más anotar el Algeciras el cuarto gol y al tiempo que muchos aficionados comenzaban a abandonar el Municipal, Pandalone salió corriendo del palco e incluso se zafó del intento de sujetarle de Marc Juliá, accedió a la pista de atletismo y dio la vuelta hasta llegar a la grada de Preferencia, para entrar en la zona de vestarios a través del túnel con un gesto de mucho enfado.

Al término de la contienda Pandalone se dirigió a sus hombres y según cuentan quienes estuvieron presentes fue bastante duro en sus términos antes jugadores cabizbajos, que escondían su rostro entre las manos. También tomó la palabra el preparador, Antonio Ruiz Romerito, que más que otra cosa trató de calmar las aguas y de recordarles a sus hombres que resultados como el del Clásico pueden llegar “si no somos la Recia y nos creemos que somos alguien”.

Tras la conversación con los futbolistas y mientras estos se aseaban, Pandalone mantuvo en el pasillo que une la antesala de vestuarios con la caseta local otra charla con el propio entrenador, su segundo, Fernando Niño, que había bajado donde siguió el desarrollo del juego por sanción e Ismael Chico, cuyo contenido no ha trascendido.