Los secretos del cobre: desde las armas a las nuevas tecnologías
El metal, explotado en minas andaluzas, es un material codiciado desde la antigüedad
Mapa delictivo del cobre: Castilla-La Mancha, Andalucía y Madrid lideran las estadísticas de robos

El robo de cobre es uno de los clásicos contemporáneos. Más de 10.000 viajeros que pretendían subirse al tren entre Sevilla y Madrid, entre Madrid y Sevilla, han comprobado en sus carnes la avidez de los cacos por un metal que fue esencial hace siete mil años y que es esencial en el siglo XXI. El Gobierno central apunta a un acto de sabotaje en las vías de Toledo. Sea un boicot o sea un vulgar robo, la realidad ha resultado una treintena de trenes parados en los andenes y miles de pasajeros preguntándose por el cobre, por qué será lo que tiene el cobre.
El cobre es un metal codiciado. La señal la llevan los responsables de los robos de cobre en España, que se ha duplicado en los últimos cuatro años, según los datos del Ministerio del Interior. El precio del cobre en los mercados llegará el año que viene a los 9.700 euros por tonelada métrica. La previsión, que corresponde a un reciente informe del banco JP Morgan, es que el valor siga creciendo en el medio y largo plazo a causa de la disminución de la oferta y a la creciente demanda.
La demanda en el mundo del cobre es enorme a causa de la relevancia de la llamada transición energética y de la electrificación del planeta. El resurgimiento del cobre es notable y habría que retroceder tal vez al Calcolítico, hace siete mil años, para encontrar un tiempo que diera tanta importancia a este material resistente pero maleable y que presenta una capacidad extrema para conducir la electricidad. Sólo la plata, mucho más cara, supera al cobre en conductividad eléctrica.
Cuchillos, flechas, espejos y joyas
El ser humano comprendió desde muy pronto los secretos del cobre. Junto al oro y al hierro, fue uno de los primeros metales que el hombre aprendió a usar, conformando la fase embrionaria de la metalurgia. Los pueblos que aprendieron a domesticar el cobre estuvieron mejor armados (cuchillos, hachas, punzones, puntas de flecha) y se mostraron más bellos ante los demás (joyas, pulseras, espejos). Su carácter brillante y su escasez lo hicieron un símbolo de poder para pueblos como el de Los Millares (Almería).
El cobre no sólo fue uno de los primeros metales empleados por el ser humano sino que significó una revolución cultural y técnica. El Calcolítico, también conocida como la Edad del Cobre, constituyó el comienzo de un periodo que dio pie a la especialización del trabajo, el desarrollo del comercio y de unas jerarquías más notables de las sociedades. De la fusión mediante altas temperaturas del cobre con el estaño resultó el bronce, el hito de una revolución técnica y social de semejante calibre que la anterior y que dio nombre a una nueva era, la conocida como Edad del Bronce.
Presente en multitud de monedas antiguas, también en los céntimos del euro, el cobre ha estado presente en las cúpulas de iglesias y de edificios históricos a causa de su resistencia y al color que resulta al oxidarse, no poco apreciado. Un ejemplo icónico es el verdor de la Estatua de la Libertad, que es la película de carbonato de cobre con el que se recubre con el paso del tiempo y que lo protege de una oxidación más acusada.
La renovada importancia del cobre en el siglo XXI responde principalmente a la extraordinaria capacidad que posee para conducir la electricidad y por ser altamente maleable y manejable. El cobre es esencial en los cables y transformadores de los molinos de viento, los paneles solares y los sistemas hidroeléctricos. Los vehículos eléctricos necesitan entre tres y cuatro veces más cobre que un vehículo convencional. Los puntos de carga dependen igualmente del metal. Por su resistencia a la corrosión, el cobre está sustituyendo al aluminio en numerosas estructuras. Los ordenadores, teléfonos y los servidores emplean también el cobre en las placas base, las conexiones y en los disipadores de calor.
La presencia del metal en Huelva y Sevilla
Las minas de cobre han existido en España desde tiempo inmemorial. Recientemente, la Comisión Europea ha señalado siete proyectos en España para desarrollar la extracción y el procesamiento de materias primas estratégicas, entre las que se encuentra el cobre, y disminuir así las importaciones a otros países en un tiempo en el que hay un auge de las nuevas tecnologías.
Además de Galicia y Extremadura, hay en Andalucía varias minas activas de las que se extrae cobre y varios son los proyectos para una pronta o inmediata explotación. La fuente es la rica franja pirítica, explotada desde la Antigüedad. Actualmente hay dos minas activas en la provincia de Huelva (Riotinto y Magdalena y Aguas Teñidas) y una en la de Sevilla (Las Cruces). En proyecto para su nueva explotación constan otras dos en Huelva (proyecto Masa Valverde y Lomero-Poyatos) y otra en Sevilla (Aznalcóllar). En Huelva hay otros dos planes para minas de cobre: la Zarza y San Telmo y La Tiesa.
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