Los 'volaores', una tradición linense
Los vecinos de La Atunara mantienen viva desde hace años esta práctica y muchos viven de estol pescado seco Los vecinos de La Línea dejan secar al sol los volaores, típicos de este municipio, colgados y llenos de sal para luego comerlos.
La venta de volaores es una larga tradición en el municipio linense. Ésta práctica se lleva a cabo principalmente en el barrio de La Atunara, donde muchos vecinos sustentan a sus familias con los beneficios de este comercio.
La caza de este pescado "comienza a principios de julio y perdura hasta mediados de septiembre, si la temporada es buena, porque hay veces que viene más corta", confiesa un vendedor de volaores que se quiso identificar con las iniciales J. M. E.
Durante los meses de verano, los vecinos de este barrio marinero por excelencia salen a pescar los volaores muy temprano, para luego prepararlos y ponerlos a la venta, normalmente en casa de particulares, puestos o quioscos.
"A este trabajo hay que echarle muchas horas. A las seis de la mañana mis hijos salen al mar a pescar los volaores. Luego los traen aquí y yo los limpio hasta dejar el pescado blanco, sin cabeza, alas y tripas. Después se les echa la sal y se cuelgan hasta que se secan", explica Inmaculada Ballesteros, una vecina que dedica parte de su tiempo a esta práctica desde hace más de cinco años.
Esta pesca y venta es una tradición linense de hace muchos años, ya que tal y como reconoce Inmaculada, "ésto ha existido toda la vida". No obstante, ahora se está viendo en otras playas andaluzas, como las de la localidad malagueña de Estepona.
Los pescadores venden los volaores por piezas que rondan entre los dos y tres euros. Algunos los venden enteros y otros los parten en pequeños trozos. "Ésto está buenísimo de cualquier manera, sólo o en ensaladas con tomate", apunta esta vecina del barrio de La Atunara.
El pasado mes de febrero, la Unidad Alimentaria del Distrito de Salud del Campo de Gibraltar, dependiente de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, remitió un escrito al Ayuntamiento en el que le encomendaba a prohibir la venta de los típicos volaores linenses, según aseguró en su momento el concejal del PP Antonio José Heredia.
Esta noticia no fue muy bien recibida por parte de los pescadores que se dedican a esta práctica durante los meses de verano para sustentar a sus familias. "No entendemos el porqué de esta medida. Esto se ha hecho toda la vida y es una forma de ayudar a las familias a mantenerse", dice Inmaculada.
Al menos por el momento, los linenses y visitantes pueden seguir disfrutando de una de las estampas más típicas de la ciudad.
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