Las urbes, animadas
La crisis se está convirtiendo en una retahíla que parece justificarlo todo. Cualquier contratiempo se adorna con la dichosa palabreja y la misma se ha convertido, por sus propios méritos, en el compendio de todos nuestros sufrimientos y males. Pero hay cosas que ni la crisis puede atacar, es la serenidad que transmite una simple fuente que cubre el espacio con el paseo de un anciano. Pura normalidad.
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