Las familias de más de veinte soldados españoles muertos en combate en Ucrania aguardan la repatriación de sus cadáveres
Los combatientes que regresan vivos son monitoreados por el Ministerio del Interior: muchos vienen con secuelas que pueden reflejarse en la convivencia
Ren: el relato de un combatiente español en la guerra de Ucrania
Desde 2014, Ucrania es uno de los destinos favoritos de los españoles que quieren vivir la experiencia de combatir en una guerra. Ahora, con un conflicto abierto y una invasión a gran escala, la situación no ha cambiado. Quienes llegan sin experiencia militar, pasan por un período de formación y son enviados a los combates; quienes conocen el arte de empuñar un arma, apuntar y disparar tienen vía rápida para ir al frente. En suelo ucraniano se muestra la polarización de la sociedad europea: los militantes de extrema izquierda van en su mayoría a las brigadas separatistas rusas y los de extrema derecha, a batallones ucranianos, muchas veces de marcado perfil ultranacionalista.
“Muchos ultras de equipos de fútbol españoles acaban pasando una temporada en algún frente de la guerra”, comentan fuentes policiales consultadas por este periódico. En algunos casos, cuentan, la aventura es esporádica. Viajan, ven la situación y piden regresar. Fin.
Las brigadas internacionales son un chute de energía que mandan normalmente a primera línea
La sociedad ucraniana vive la llamada “fatiga de guerra”. Miles de soldados del país invadido llevan semanas en el frente, cansados, en ocasiones con falta de suministros por culpa de los vaivenes de la administración de Donald Trump, impredecible y recelosa de enviar más material a Kiev. Ahora el viento no sopla a favor de la defensa ucraniana. Muchos jóvenes no se sienten motivados y prefieren seguir disfrutando de su vida en Kiev u otras ciudades que sufren en menor medida el envite de los ataques rusos. En el último año, el Gobierno de Volodimir Zelenski ha acelerado sus esfuerzos para la movilización de nuevos reclutas. En abril del año pasado, bajó la edad de movilización obligatoria de 27 a 25 años, y se limitaron los permisos para poder salir del país.Tras más de tres años de conflicto, parte de la ciudadanía se resiste a ir de manera voluntaria al frente. Las brigadas internacionales son un chute de energía que mandan normalmente a primera línea.
Ucrania pone trabas para repatriar los cadáveres
Muchos vienen de las Fuerzas Armadas de España. “Son decenas”, cuentan las fuentes. Si tienen el contrato finalizado no hay deserción. Si no, desertan o incumplen el contrato. Y ponen rumbo a Ucrania. El último español caído en Ucrania era un militar asturiano. Tenía 42 años. Ahora, su familia ha iniciado una colecta para iniciar su repatriación. Miembros policiales confirman que muchos cadáveres se quedan allí, a miles de kilómetros de suelo español. "Las autoridades ucranianas no reconocen esas bajas, ya que tienen que pagar los costes. Dicen que los cuerpos se encuentran desaparecidos, en zonas minadas o retenidos por los rusos. Hay más de 20 españoles muertos allí que aún no han sido repatriados”.
Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado analizan los pasos de los combatientes una vez entran en territorio español. Muchos vienen más radicalizados por las vivencias que han tenido que pasar. Otros, con secuelas mentales. “Algunos perfiles de estos combatientes han sido difundidos por canales de Telegram prorrusos. Cuando llegan a España, piensan que les siguen en las calles. Hay casos en los que están en una terraza, alguien se les queda mirando un rato e, inmediatamente, llaman a la policía pidiendo protección. Si los agentes no vienen rápido empiezan a montar un espectáculo pensando que son rusos que los van a matar”, relatan las fuentes. Desde que comenzó la guerra hay varios casos de asesinatos de personas relacionadas con los gobiernos de Kiev o Moscú en territorio español, pero ninguno de antiguos combatientes españoles.
El narcotráfico ficha a combatientes en Ucrania
Estas personas vienen con mayores conocimientos en el uso de armas, explosivos y técnicas de combate. En muchos casos, nos comentan las fuentes consultadas, la guerra de Ucrania es un auténtico escaparate para los grupos del crimen organizado a nivel mundial. Cárteles mexicanos, colombianos y clanes de todo el mundo buscan a personas con conocimiento en fusiles y en enfrentanmientos de alta intensidad. Se sabe que muchas armas enviadas a territorio ucraniano acaban perdidas y, finalmente, en poder de las redes del narcotráfico.
“La historia no se repite, pero rima”. Es una frase atribuida al escritor estadounidense Mark Twain. Cuando la extinta Yugoslavia se descomponía a base de cruentas guerras étnicas, religiosas y nacionalistas, muchos españoles fueron a suelo balcánico a combatir. El periodista Alfonso Armada narraba en una crónica para El País cómo jóvenes españoles combatían junto a tropas católicas croatas en un Mostar arrasado por la guerra. Tres décadas después, decenas de jóvenes españoles se ven seducidos de nuevo por una guerra en suelo europeo.
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